FLOREN CAMPOS | DISEÑADORA
Muchas cosas tenía guardadas Floren Campos en su ‘joyero’. Tantas, que, en su estreno en el Gran Teatro Falla, logró que el gran sueño de modistas, sastres, costureras y diseñadoras que se desviven por el Carnaval de Cádiz, la Agua de Oro, se hiciera realidad.
“Siempre observé el mundo del carnaval, de sus tipos, con mucho interés, pero nunca me planteé adentrarme en él más allá de hacer algo para alguna que otra callejera. Es más, en un primer momento me sentí un poco intrusa, ya que no sentía que era mi mundo”.
“No obstante, cuando me lo propusieron me pareció una auténtica fantasía, ya que es un trabajo que me encanta y que me permite hacer trajes que de otro modo, con mi propia marca, serían imposibles”.
“Es precioso, me motiva y lo disfruto muchísmo, a pesar de que, como es sabido, es muy duro, ya que hay que confeccionar muchos trajes iguales para muchos cuerpos distintos; cada uno de su madre y de su padre”.
“A pesar de estos retos, creo que no hay nada más creativo que ser diseñadora y modista del carnaval. Es maravilloso para quienes, como es mi caso, nos dedicamos a cosas creativas”.
Artesanía que, según Floren Campos, es “muy exigente”, “Se trata de desarrollar una producción en la que hay muchas personas implicadas y que, si no quieres llevarte sorpresas, exige tenerlo todo muy planeado y controlado”.
Exigencia que, a modo de anécdota, le lleva a pedirle a los componentes de las agrupaciones que, una vez vestidos, hagan sentadillas y demás ‘movimientos de riesgo’ para “evitar imprevistos no deseados en plena actuación”.
Feliz de haber dado el paso, reconoce que “lo del año pasado fue lo más. Estrenarme en el Falla y, además, lograr la Aguja de Oro es algo que no olvidaré nunca. Más aún, cuando se anunció en la final del concurso y ese mismo día era mi cumpleaños. Fue una experiencia muy bonita y motivadora”.
Tanto que este año firma de ‘puño y letra’ los tipos de cuatro agrupaciones de primerísimo nivel: las comparsas ‘El cementerio’, de Jonatan Pérez Ginel; ‘La resistencia’, de David Carapapa, y ‘La valla’, de Marta Ortiz Deusto, y la chirigota ‘Apartamentos turísticos Juani Wainjaus’, del Selu. ¡Ahí es nada!
“Es un trabajo muy exigente, que requiere gran control y planificación”