El espacio que ocupa el edificio actual pasó por diversas vicisitudes, perteneciendo entre otros al marqués de Casa Calvo. Tras el derribo de las edificaciones anteriores, se construyó el actual, entre los años 1853-1869. Su uso más probable sería el de hospedaje, teniendo en cuenta su distribución espacial y capacidad. En 1860 radicaba aquí un hotel conocido con el nombre de Ambos Mundos, luego hotel de Ignacio del Cerro y en 1880 hotel La Navarra, ubicándose en su planta baja diferentes tipos de comercios. En la década de los 40 del pasado siglo XX fue casa de inquilinato, llegando a convertirse poco después en casa de vecindad, con su consiguiente deterioro. Llegó a nuestros días convertido en ciudadela, con pésimas condiciones de conservación, que contaba con 41 núcleos habitacionales.
En la actualidad se ha concluido un proceso importante de restauración. El inmueble incorpora el entresuelo en la fachada, característica singular y única en el Centro Histórico. Su fachada está formada por un soportal de un orden gigante interceptado por un entresuelo. Este soportal es en altura más bajo que los del resto de edificios que conforman la Plaza Vieja. De forma general, abarca dos plantas vistas desde la plaza y una tercera retranqueada. Tanto en el primer como en el segundo nivel aparecen los grandes balcones corridos, de extremo a extremo del edificio, con singulares barandillas de hierro forjado.
La fachada está orientada hacia el este y presenta amplios ventanales, rematados con arcos carpaneles con vitrales de colores de diversas figuras geométricas.
El proceso de rehabilitación ha permitido su recuperación para vivienda social, con un total de 15 núcleos familiares, en tanto que la planta baja se ha destinado a locales vinculados al soportal y a la plaza. La intervención se llevó a cabo teniendo en cuenta tres objetivos fundamentales:
Modernización
Se propuso lograr una relación armónica entre el valor histórico arquitectónico del edificio y los nuevos desarrollos que demandan unas condiciones mínimas de vida. El proyecto de modernización recurre a módulos estandarizados de locales húmedos, vinculados al acceso a las viviendas, manteniendo el resto de la estructura formal del edificio.
Recuperación tipológica
En este caso, se planteó recuperar el sistema integrado por el patio y el traspatio para organizar de forma higiénica la distribución de las viviendas, así como la reconstrucción de la escalera, a la que se le confía la comunicación vertical entre las plantas en su situación histórica. Se trató de conservar la estructura original en su dimensión y cualidad, tanto espacial como material.
Recuperación de los espacios comunes en su estructura original
Junto con la escalera, se han recuperado todo el sistema de espacios comunes y colectivos, base de la implantación tipológica. Patios, galerías, rellanos, etc., forman un complejo y rico gradiente de espacios intermedios, entre la ciudad, y la casa, tan característico de nuestra cultura del habitar.