Informe de Medio Ambiente en Andalucía (iMA)

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La actividad cinegética Andalucía dispone de un Programa de Seguimiento de Especies Cinegéticas que permite, a través de una monitorización, basada en técnicas de muestreo de campo adaptadas a cada especie y objetivos, en las 23 áreas definidas en el Plan Andaluz de Caza, evaluar su estado en cada momento en base a parámetros de su estructura poblacional y estado sanitario, que reflejan la tendencia de la abundancia, tanto absoluta (densidad, ejemplares/km²), como relativa (índice kilométrico de abundancia o IKA, ejemplares/km). El seguimiento, que comenzó en 1996 y se estandarizó en 2004, ayudado de avanzadas herramientas de análisis estadístico, incluye muestreos anuales de caza mayor, caza menor, aves migratorias cinegéticas y predadores terrestres, con un esfuerzo superior a los 10.000 kilómetros/año prospectados, que sitúan a Andalucía desde hace años como referente nacional del seguimiento de caza. El otro gran indicador de la actividad se obtiene de su aprovechamiento, gracias a que los titulares de los más de 7.500 terrenos cinegéticos deben presentar anualmente una memoria de actividades con los resultados de caza de la temporada, que reflejan de forma global la tendencia y los cambios de las poblaciones. La caza es una actividad relevante en el medio natural en Andalucía, que conlleva beneficios para el equilibrio de los ecosistemas, al mantener a las poblaciones de herbívoros por debajo de los niveles de saturación, favoreciendo la autorregulación de sus hábitats, y tiene un destacado componente social, al ser, tras la madera y el corcho, un factor económico de primer orden en los espacios forestales, que vincula el beneficio económico directo con el fomento de otras actividades auxiliares, como armas, guarniciones, taxidermias o el turismo, entre otras. Además, es destacable su positiva incidencia sobre la gestión sanitaria, al evitar el enquistamiento y trasmisión de enfermedades a otras especies silvestres y ganaderas, e incluso a las personas. Las especies de caza mayor (ciervo, cabra montés, corzo, jabalí, gamo y muflón), representadas por el ciervo, la especie más abundante y extendida, muestran una tendencia de expansión territorial más que de aumento de efectivos, aunque con matices según la especie. • El ciervo está presente en casi toda Sierra Morena, gran parte de El Andévalo, Pinares de Huelva y zonas limítrofes, Sierras de Cazorla, Alcornocales, Sierra de Baza y algunas zonas de Tejeda-Almijara y, en los últimos años, empieza a tener presencia constante, mediante colonización, en zonas en las que no se encontraba, como Ronda-Grazalema y Sierras Subbéticas. En la temporada 2020/2021 se le han dedicado 1.755.975 ha, un 3,6% menos que en la temporada anterior, mientras que las capturas han sido de 37.883, un 29,9% inferior. • Un caso análogo es el de la cabra montés, la otra especie emblemática, que, a pesar de haber disminuido sus poblaciones en alguno de sus núcleos más representativos, como Sierras de Cazorla o Sierra de Ronda, se ha expandido a todas las provincias andaluzas, salvo Huelva. • Respecto al jabalí, aunque no hay estimas de su tamaño poblacional por muestreos, los datos de caza indican un importante crecimiento, tanto en número, como en superficie, en los últimos años. Sin embargo, la superficie dedicada a esta especie ha sido de 3.460.616 ha, un 3,7% menos que en la temporada anterior, y las capturas han sido 55.440, disminuyendo un 6,8%. Las especies de caza menor, por el contrario, presentan una tendencia general negativa, relacionada con amenazas asociadas a los cambios de hábitat, mala gestión, uso de químicos y enfermedades, principalmente.

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