A lo largo de 2010 los ejemplares fueron retirados de sus nidos para evitar problemas relacionados con enfermedades, agresiones o cainismo, un fenómeno natural de eliminación de la competencia que se da entre los pollos de una misma puesta. Además, uno de los ejemplares actuales fue rescatado cuando aún se encontraba en fase embrionaria, por falta de atención de los padres; y otro cuando ya había abandonado el nido, debido a la falta de alimento.
Tras su rescate, los ejemplares fueron trasladados al centro de cría en cautividad de esta especie, localizado en San Jerónimo, donde aún permanecen en fase de recuperación y desarrollo tres ejemplares. La suelta del resto se ha producido mediante un sistema de cría campestre, que consiste en colocar los ejemplares en nidos artificiales para llevar a cabo su cría en el propio campo hasta que son capaces de volar y alimentarse de forma independiente. Su efectividad viene dada porque se incorporan al medio natural sin observar la presencia humana y lo hacen de manera continuada, sin faltarles alimento ni protección. Se consigue así que, pasado el tiempo, estas aves vuelvan para criar a la zona donde realizaron sus primeros vuelos.
Con los ejemplares de este año ya son 96 las águilas imperiales rescatadas con éxito desde 2002, las cuales se han empleado para la reintroducción en Cádiz, el reforzamiento del Espacio Natural de Doñana y la cría en cautividad.
Andalucía mantiene una población sana y estable de la especie con garantías de viabilidad a largo plazo gracias a la ejecución del Programa de Conservación del Águila Imperial Ibérica, y al plan de recuperación de estas aves, que ha sido recientemente sometido a la valoración del Consejo Andaluz de Biodiversidad como paso previo a su aprobación en Consejo de Gobierno.