Uno de los hábitats más comunes de esta especie son los parques urbanos. Aunque no todos los ejemplares emigran, la mayoría suelen desplazarse a África en septiembre y regresan en marzo para criar. Las características de su plumaje y su maestría al esconderse, junto a su pequeño tamaño, hacen que sea un animal prácticamente invisible. Solo de noche, el sonido insistente y aflautado que emite avisa de la presencia del macho. El autillo vive en pareja a lo largo de su vida y la nidada es criada principalmente en huecos de árboles. Es un cazador nocturno que apresa fundamentalmente insectos como abejorros, mariposas nocturnas o saltamontes.
Diez de los once ejemplares liberados eran pollos e ingresaron en el CREA Los Villares entre junio y julio tras caerse del nido y procedían de diferentes puntos de la provincia (Cabra, Lucena, Baena, Córdoba, Castro del Río, Aguilar de la Frontera y Priego de Córdoba). El otro ejemplar liberado es un autillo adulto que llegó al CREA en febrero después de haber sido atropellado.
Suelta de un águila imperial ibérica en Los Pedroches
Así mismo, la Consejería de Medio Ambiente liberó un ejemplar de águila imperial ibérica en el valle de Los Pedroches, tras su recuperación en el Centro de Cría en Cautividad de San Jerónimo. El animal fue rescatado el 18 de agosto por agentes de Medio Ambiente del municipio cordobés de El Guijo gracias al aviso de unos cazadores de Pozoblanco que lo hallaron.
La liberación se ha llevado a cabo en el mismo territorio donde fue encontrado siguiendo los criterios del programa de conservación de la especie para asegurar que el águila imperial siga presente en la provincia de Córdoba.
El ejemplar liberado es un individuo joven que no presentaba heridas ni contusiones cuando fue hallado, pero que se encontraba en serio peligro porque no podía volar debido a la falta de energía tras haber permanecido un tiempo sin alimentarse. Con él son dieciséis los pollos de águila imperial que se han recuperado en el centro de cría de San Jerónimo en lo que va de año.