EDUCACIÓN AMBIENTAL Y VOLUNTARIADO :
el aula en la naturaleza
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Unas jornadas analizan la importancia de la explotación de la sal en el Paraje Natural Marismas del Odiel
Sevilla (septiembre de 2010). El Paraje Natural Marismas del Odiel ha acogido la primera edición de las Jornadas de la Sal, organizadas por la Consejería de Medio Ambiente como parte del Programa de Educación Ambiental en espacios naturales de Andalucía.

Con este encuentro se buscaba acercar a la sociedad del entorno la realidad ecológica e industrial de estas explotaciones sostenibles, que forman parte de la historia del paraje, debido a que la sal tiene un componente económico, asociado a una industria artesanal -de hecho, se producen 120.000 toneladas anuales en la zona-, pero también un valor medioambiental, al ser básica para la biodiversidad.

El profesor de la Universidad de Huelva José Ariza abrió el ciclo de intervenciones con la ponencia ‘Las salinas: relación eficaz y sostenible entre hombres y naturaleza’. A continuación, representantes de Ercros, de la salina tradicional de Bacuta, de Salinas del Odiel, de Salinas del Astur y de Salinas Biomaris, aportaron a estas primeras jornadas de la sal sus puntos de vista sobre esta industria ecológica.

Los asistentes a las jornadas visitaron, en plena cosecha, el Paraje Natural Marismas del Odiel para observar los ecosistemas y la avifauna por los muros de la salina industrial.

La industria de la sal está ligada a las Marismas del Odiel desde hace siglos. Condicionó la actividad económica desde los primeros asentamientos, aunque no fue hasta finales del siglo XIX cuando se construyeron las salinas en las islas de Bacuta, junto con un pequeño varadero para la reparación de barcos. Durante el siglo pasado se consolidaron las explotaciones salineras y agrícola, hasta que las crisis naval y de la propia sal de los años sesenta relegaron esta dedicación por detrás de los usos científicos y recreativos de la zona, dotada con un dique desde mediados de los setenta y declarada Paraje Natural en 1984.

En la última década, sin embargo, la sal ha tomado un nuevo impulso en Marismas del Odiel, ahora con un alcance más industrial que artesanal. Las empresas que operan en la zona, principalmente Ercros, han realizado una notable diversificación. La sal producida se utiliza, más allá de su distribución a grandes industrias, para sectores como la actividad culinaria, la limpieza o la adecuación de carreteras en caso de temporales.

La producción de sal sigue, desde sus orígenes, un proceso natural: durante el verano, el agua se evapora y la sal se cuaja por sí sola. A mediados de agosto, cuando la sal se recoge, se traslada al almacén, se muele y se envía a los demandantes, según la granulometría deseada.