De ser aceptada, la zona del río Tinto se unirá a los 37 integrantes actuales de la Red Mundial de Geoparques, de los que cuatro son españoles y dos andaluces, el Geoparque de Cabo de Gata-Níjar y el Geoparque de Sierras Subbéticas.
Esta figura se atribuye a territorios con un patrimonio geológico singular y con una estrategia de desarrollo territorial sostenible. El objetivo de la iniciativa es, por un lado, ayudar a proteger todo el patrimonio ecológico, estético y cultural de la zona. En este sentido, en 2005 la Junta de Andalucía declaró el Paisaje Protegido Río Tinto, que comprende los tramos alto y medio del río y su entorno, una franja de 57 kilómetros que cumple una importante función como corredor ecológico y que se extiende a lo largo de once municipios de las provincias de Huelva y Sevilla.
En segundo lugar, se trata de poner en valor la inmensa geodiversidad de la cuenca del río Tinto como motor para la dinamización socioeconómica de su entorno, por lo que la declaración supondría un relanzamiento de la imagen de esta comarca. Además, permitirá ampliar la dotación de instalaciones de uso público y fomentar actividades vinculadas al turismo.
Un libro analiza las similitudes de este entorno con Marte
La Consejería de Medio Ambiente ha reeditado el libro Río Tinto… viaje a Marte, una obra de carácter divulgativo que analiza las similitudes existentes entre esta zona y el conocido como ‘planeta rojo’. El libro ha sido traducido al inglés y en próximas fechas será enviado a la NASA, la agencia espacial norteamericana, que actualmente está desarrollando investigaciones para tratar de determinar las condiciones ambientales y biológicas imperantes en Marte a partir del estudio la cuenca del río Tinto.
En la parte alta de la cuenca se halla el mayor yacimiento minero a cielo abierto de toda Europa y su explotación desde la época del Calcolítico ha motivado en gran medida las peculiares condiciones presentes en este ecosistema. Entre ellas destaca la contaminación con sulfato férrico, que ha ocasionado una elevada acidez del agua, su color rojizo, un alto contenido en sales ferruginosas y una baja presencia de oxígeno.
Estas aguas acogen una gran diversidad de microorganismos adaptados a estas condiciones de vida extremas -muchos de ellos aún sin catalogar-, sobre los que se han basado algunos de los estudios realizados por la NASA acerca del planeta Marte.