El programa estará en vigor desde comienzos de 2011 hasta finales de 2013, con el objetivo principal de frenar la regresión experimentada en los últimos años por este importante hábitat marino, cuya relevancia está relacionada tanto con su papel en la conservación ambiental como en el desarrollo de actividades turísticas sostenibles.
Este proyecto permitirá mejorar el conocimiento y la conservación de la biodiversidad marina andaluza mediante el diagnóstico de la situación, la elaboración de un plan de gestión para estos hábitats que promueva la lucha contra sus amenazas, la puesta en valor entre los sectores productivos y el incremento de la participación social en las labores de preservación. Para lograr estos objetivos, la Consejería de Medio Ambiente aporta 790.779 euros al proyecto (algo más del 22% del total), mientras que casi el 70% de las inversiones corresponden a financiación comunitaria. El resto de socios del programa son la Consejería de Agricultura y Pesca, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos (CIRCE), la Federación Andaluza de Cofradía de Pescadores y la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras, entre otros.
Entre los objetivos fundamentales del programa, destacan la disminución del 80% de las amenazas por el fondeo de embarcaciones, la eliminación de las agresiones por pesca de arrastre incontrolada sobre algunas de las praderas andaluzas de mayor interés y favorecer una participación mínima de cien voluntarios al año en la gestión de estos ecosistemas. Asimismo, se espera aumentar la detección de actuaciones que incumplen la normativa ambiental que protege estos hábitats; y, en general, incrementar la detección temprana de su degradación a fin de poner los medios necesarios para evitarla.
En cuanto a las actuaciones, entre las más contempladas en el proyecto se encuentran la realización de cartografías, estudios demográficos y análisis socioeconómicos; la instalación de cuarenta boyas de fondeo, sistemas de vigilancia activa y pasiva y de protección mediante arrecifes artificiales; el seguimiento de especies exóticas; la revisión de las figuras de protección de las zonas con Posidonia oceanica para adecuarlas a las categorías UICN; el impulso de una red de monitorización basada en el voluntariado; la celebración de un simposio de expertos, y varias acciones de difusión y divulgación.
Estas y otras iniciativas se llevarán a cabo dentro de los LIC Fondos Marinos del Levante Almeriense, Isla de San Andrés, Cabo de Gata-Níjar, Fondos Marinos de Punta Entinas-Sabinar, Arrecife Barrera en los Bajos de Roquetas y Acantilados de Maro Cerro-Gordo.
Las praderas de posidonia oceánica son consideradas hábitats de interés prioritario por la Unión Europea, incluidas en el Anexo I de la Directiva Hábitat. La importancia de estos ecosistemas marinos radica en la gran diversidad de especies que albergan, su contribución a la conservación de los ecosistemas costeros (fijan los fondos y los protegen de la erosión) o el atractivo que suponen para el fomento de un sector turístico sostenible.
En los últimos años se ha detectado una regresión de estas praderas en los fondos marinos andaluces como resultado del uso público incontrolado, la colonización por parte de especies exóticas y la abrasión por la pesca ilegal de arrastre, entre otros factores.