Sierra Nevada, en los últimos años, ha ido adaptando su organización, zonificación y gestión siguiendo las directrices de organismos internacionales de conservación de espacios naturales. En este sentido, constituye un modelo de Reserva de Biosfera tanto en su configuración espacial como en el desarrollo de programas pioneros en la gestión de espacios naturales protegidos.
A lo largo de sus 25 años, la sierra penibética cumple e integra las tres funciones encomendadas a las Reservas de la Biosfera: la conservación de la diversidad biológica, los recursos genéticos y los ecosistemas; el desarrollo sostenible de los recursos de la región en estrecha colaboración con la población local, y el apoyo logístico por su integración en una red internacional como base para la investigación, así como la educación y la vigilancia ambiental.
Así, el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) y Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) se han renovado para optimizar la contribución del área protegida al bienestar de la sociedad. También se ha iniciado la elaboración del nuevo Plan de Desarrollo Sostenible (PDS), conforme a un diseño más operativo y funcional, contando con la participación activa de los agentes socioeconómicos de la zona.
Finalmente, se ha adecuado la zonificación de la Reserva de la Biosfera aprobada por el Comité MaB España el pasado septiembre. Esta zonificación plantea como zona núcleo el territorio declarado como parque nacional; como zona tampón, las áreas menos alteradas del parque natural; y como zona de transición, las áreas agrícolas y antropizadas del mismo parque natural.
Espacio modelo
Sierra Nevada es el centro de diversidad vegetal más importante de la región mediterránea occidental, con 154 tipos de comunidades vegetales diferentes descritas. Más de 2.100 plantas vasculares se han catalogado hasta la actualidad y constituyen casi el 30% de la flora de la España peninsular. Posee también más de un centenar de endemismos botánicos exclusivos.
El elevado número de ecosistemas permite también la existencia de una gran diversidad faunística. De los 296 vertebrados registrados, el grupo más abundante es el de las aves, con 213 especies identificadas. Sin embargo, los invertebrados destacan por el elevado número de especies, estimado en más de 18.000, por su importante papel en la dinámica ecológica de los sistemas naturales, y por las peculiares adaptaciones que presentan en la alta montaña.
Por otra parte, en los últimos años se ha producido una reorientación en la gestión de este espacio natural protegido impulsando el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada, puesto en marcha en aplicación de la estrategia Glochamore (Global Change in Mountain Regions) promovida por UNESCO. El objetivo esencial es atenuar el impacto que los procesos de cambio global tienen sobre la biodiversidad y, consecuentemente, sobre los servicios ecosistémicos que benefician a la sociedad.
Uno de los pilares del observatorio es un completo programa de seguimiento a largo plazo de sistemas, especies y procesos atendiendo a 26 grupos de indicadores del medio físico, biológico y socioeconómico. El proyecto se completa con una herramienta específica de almacenaje y tratamiento de la información, con el ensayo de medidas de gestión de la capacidad de adaptación de nuestros ecosistemas y con un foro de comunicación como lugar de encuentro para el debate, la divulgación del conocimiento y la sensibilización.
A esto hay que añadir la implantación de la Carta Europea de Turismo Sostenible (CETS): una nueva forma de trabajar en el territorio mediante la concertación de las medidas de gestión con los principales actores del sector turístico.