Sevilla (abril de 2006). Los trabajos de investigación que se desarrollan en el Programa de Seguimiento Ecorregional del Paisaje Protegido del Corredor Verde del Guadiamar confirman que se ha producido una mejora ambiental tanto del río como de su área de influencia.
Entre los datos más evidentes se encuentran la estabilización de las condiciones físico-químicas del río, así como de los contenidos en metales pesados y arsénico. Igualmente, es patente la recolonización de significativos grupos faunísticos como los peces o las aves, indicadores claros de una mejora notable de la salud ambiental de este singular entorno.
Desde su inclusión en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía (RENPA) en abril del 2003, se han venido realizando aquellas tareas que se consideraba necesario continuar y que están recogidas en el propio Decreto de declaración como Paisaje Protegido, esto es: controlar los parámetros de calidad ambiental; realizar trabajos de mantenimiento para favorecer la recuperación de los ecosistemas, con el apoyo de la investigación científica; y fomentar la educación ambiental y el uso público. Así, respecto a este último punto, este paisaje protegido consta de:
Asimismo, hay que destacar los trabajos que desarrolla la Consejería de Medio Ambiente para recuperar una antigua vía pecuaria para uso ecológico y que se convertirá en pasillo verde para conectar los espacios naturales del Corredor Verde del Guadiamar y Sierra Morena en su extensión entre las provincias de Sevilla y Huelva.
Un aspecto fundamental en la recuperación del Corredor Verde está siendo la buena marcha de las prácticas de revegetación de toda la zona, tanto con especies de ribera como con especies de bosque mediterráneo. En general, las especies implantadas en la ribera presentan una alta supervivencia y un rápido crecimiento.
Situación del Corredor Verde
Aunque la cuenca del río Guadiamar ha estado sometida a la minería, agricultura y ganadería de manera secular, la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar, en abril de 1998, marcó un punto de inflexión en el deterioro del entorno que provocó un alto impacto en el lecho de los ríos Agrio y Guadiamar, así como en las tierras adyacentes, las cuales fueron cubiertas por lodos y aguas ácidas cargadas de metales pesados y arsénico. Por ello, la zona ha sido objeto de un exhaustivo programa de control y seguimiento de la calidad ambiental. Además, los trabajos de restauración se han encaminado no sólo a recuperar la situación previa al vertido sino a alcanzar un estado ambiental mejor para que la cuenca del Guadiamar funcione como corredor ecológico o sistema de conexión entre el litoral de Doñana y Sierra Morena.
Desde hace ocho años, esta tarea de control de la contaminación y evolución de los ecosistemas ha sido desarrollada por la Consejería de Medio Ambiente, con el apoyo indiscutible de los distintos grupos de investigación que participaron en el Programa de Investigación del Corredor Verde (PICOVER).
Finalizados los trabajos de restauración, que culminaron con la declaración del Corredor Verde del Guadiamar como primer Paisaje Protegido de Andalucía, el 22 de abril de 2003, prosiguieron los estudios sobre suelos, vegetación, aguas y microorganismos acuáticos, así como los procesos de recolonización de la fauna desde las áreas inmediatas al Corredor Verde.
Respecto a los parámetros analizados en las aguas del río durante 2005, los resultados han sido similares a años anteriores, con la única salvedad de la sequía que ha afectado a toda la región y, por ende, a la propia cuenca, por lo que en importantes períodos el río ha funcionado más como un rosario de lagunas que como un cauce ininterrumpido.
Como consecuencia de ello, puntualmente han empeorado algunos indicadores de calidad ambiental en aguas por efecto de concentración de contaminantes y pérdida de oxígeno disuelto al reducirse el caudal de manera notable. Sin embargo, lejos de los efectos residuales del vertido minero, los mayores impactos de la contaminación en el río Guadiamar residen en fuentes como la industria del aderezo. En el caso de los vertidos urbanos, la entrada en funcionamiento de las depuradoras ha supuesto una mejora en general de la calidad de las aguas, especialmente en el tramo entre Aznalcázar y el Vado del Quema.
Fauna de vertebrados