La decisión adoptada refuerza el régimen de protección al establecer unos límites precisos basados en la homogeneidad de la trama urbana y en la estrecha relación entre este caserío y el espacio natural. De acuerdo con ello, el conjunto pasa a tener una extensión de 9,56 hectáreas y un entorno adicional de protección de 16,59 hectáreas que afecta al Cerro del Castillo y a una zona de edificios preindustriales al oeste del núcleo urbano.
La trama urbana se caracteriza por su trazado irregular, adaptada a la orografía accidentada del terreno, con pavimentos empedrados y desniveles acusados.
El caserío conserva modestas casas mudéjares que prueban la pervivencia de este estilo hasta finales del siglo XVI, así como viviendas señoriales neoclásicas del siglo XIX y principios del XX. También existen numerosas casas del siglo XVIII, construidas sobre grandes solares y con patios y corrales traseros.
Dentro del Conjunto Histórico sobresale el Castillo-Mezquita, que presenta varias etapas constructivas, como denota la presencia de lienzos de época tardocalifal con reforzamiento de sillares romanos, mientras que otros sectores de la fortaleza están datados en el periodo almohade y en la época medieval cristiana.
Por su parte, la Iglesia de San Martín comenzó a construirse en el siglo XV, época a la que pertenecen las dos portadas laterales. Las transformaciones y añadidos posteriores son de entre los siglos XVI y XVIII.