Los animales no entienden de visitas organizadas ni de citas con los humanos. Por ello, Zumaya Creativo, la empresa que el 26 de enero se encargaba de llevar a los participantes de 'Andalucía en sus parques naturales' a este espacio protegido cordobés para ver la grulla común (Grus grus) y oír su trompeteo, decidió regalarnos esta exhibición al finalizar esta actividad incluida en el Programa de Visitas a Espacios Naturales Protegidos de la Consejería de Medio Ambiente.
La excursión comenzó en la ermita de Nuestra Señora de la Antigua, donde aprendimos algunos aspectos de la historia y cultura de Hinojosa del Duque, el municipio en el que nos encontrábamos. A partir de ahí iniciamos el sendero que nos conduciría al Parque Periurbano Fuente La Zarza, entre dehesas, donde, con la ayuda de los guías, fuimos analizando los elementos naturales y artificiales vinculados con esta forma de explotación del monte mediterráneo.
Una vez dentro del espacio protegido, nos dirigimos hacia el observatorio de aves, que está junto al área recreativa. Desde allí pudimos descubrir, con la ayuda de prismáticos y telescopios, diferentes especies como cormorán grande (Phalacrocorax carbo), garza real (Ardea cinerea), cigüeña blanca (Ciconia ciconia), ánade real o azulón (Anas platyrhynchos), abubilla (Upupa epops), lavandera blanca (Motacilla alba), verdecillo común (Serinus serinus), verderón común (Carduelis chloris) y rabilargo (Cyanopica cyanus); además de alguna nutria zambulléndose en un lago cercano.
Continuamos paseando por esta zona, de especial interés debido la presencia de grullas que visitan sus dehesas para alimentarse de bellotas. Bajamos hasta la charca que se divisaba desde el observatorio y allí nos detuvimos para conocer un poco más la fauna de este medio natural, a partir de su alimentación, huellas y rastros, hábitos de vida, estado de conservación, etc.
Al mediodía, iniciamos el camino de regreso. Una vez en la ermita, los guías nos animaron a que visitáramos los alrededores de Hinojosa del Duque, al atardecer, para observar cómo las grullas regresaban en bandadas hasta el Parque Periurbano Fuente La Zarza para pasar la noche.
Tras comer en el municipio, nos adentramos nuevamente entre la dehesa cordobesa, y la naturaleza, siempre caprichosa, nos mostró entonces una impresionante visión: al atardecer, miles de grullas sobrevolaban el cielo, en grupo, formando una V para reducir la resistencia del viento; algunas, rezagadas, apuraban hasta el último momento, alimentándose de las bellotas caídas en el suelo.
A pesar de su gran tamaño (110 centímetros de longitud) y de su color grisáceo, se mostraban esbeltas, por su cuello y patas alargadas. El píleo rojo que corona la cabeza de los ejemplares adultos, enmarcado en una franja negra que les cubre la garganta y parte del cuello, les proporciona un aspecto aún más elegante. Franjas blancas van desde las mejillas hacia atrás y las plumas primarias y secundarias de las alas son negras. Es, por tanto, un animal fácil de distinguir hasta en pleno vuelo.
Distribución, movimientos y alimentación
Esparcida durante el invierno en las dehesas del suroeste de la Península Ibérica, se concentran durante los pasos migratorios en zonas húmedas situadas en las rutas de viaje, como la laguna de Gallocanta o el embalse de La Sotonera en Aragón.
Las estimas más recientes de la población invernante indican que unas 80.000 grullas permanecen en España antes de regresar al norte de Europa. Hasta aquí llegan a partir de octubre, aunque la máxima actividad migratoria se produce entre noviembre y principios de diciembre.
En febrero inicia el viaje inverso, desde las dehesas del suroeste de la Península hacia las zonas de cría del norte de Europa. Durante la invernada, las grullas pueden permanecer en la misma zona húmeda, como sucede con el Parque Periurbano Fuente La Zarza, que utilizan como dormidero, o trasladarse a otros lugares.
En cuanto a su alimentación, en la Península Ibérica, su dieta se basa sobre todo en semillas, bulbos, tubérculos y rizomas, aunque también incorporan animales invertebrados o pequeños vertebrados.