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La Consejería de Medio Ambiente prepara un certificado de calidad genética para aplicarlo a la cría en cautividad de la cabra montés
Sevilla (mayo de 2009). La Consejería de Medio Ambiente prepara actualmente la aprobación de un protocolo de certificación de la calidad genética cuya aplicación pretende hacerse efectiva en las fincas cinegéticas públicas y privadas que se dediquen a la cría en cautividad de ejemplares de cabra montés destinados a la reintroducción. Las técnicas de análisis genéticos necesarias para poner en marcha esta medida se encuentran en fase de desarrollo en el Centro de Análisis y Diagnóstico de Málaga.

Con esta iniciativa, la Administración ambiental pretende asegurar la llegada a los hábitats andaluces de ejemplares que cumplan todas las garantías genéticas y sanitarias. De este modo se evita la contaminación genética de esta especie endémica, se ayuda a combatir la elevada consanguinidad de las poblaciones y se previenen afecciones sanitarias que en el pasado colocaron a la especie en una situación extremadamente delicada.

Esta medida potencia los esfuerzos que la Junta de Andalucía desarrolla en sus tres Estaciones de Referencia de la Cabra Montés y, una vez aprobada, facilitará la consecución de sus objetivos. De acuerdo con el Programa Andaluz de Gestión de la Cabra Montés, la finalidad de estos centros es mantener en condiciones controladas una representación de las poblaciones andaluzas de la especie de cara a situaciones de emergencia como la disminución drástica de alguna población debido a enfermedades, sobreexplotación etc.; preservar el patrimonio genético y la variabilidad morfológica de la especie en Andalucía; y desarrollar y aplicar en cautividad métodos de trabajo que sirvan para combatir eficazmente la sarna sarcóptica.

La primera de las estaciones de referencia que gestiona Medio Ambiente está ubicada en el municipio de Ojén y cuenta con sesenta ejemplares correspondientes al morfotipo rondeño. El Espacio Natural de Sierra Nevada, como zona de mayor diversidad genética, posee una instalación en Dílar con ochenta ejemplares, y otra en Laujar de Andarax, donde se hallan otros treinta. Finalmente, la Estación de Referencia de Cazorla dispone de una reserva de 25 individuos que pronto se ampliará a cuarenta.

Cada estación consta de uno o dos cercados reservorios de entre veinte y cien hectáreas de superficie, con doble valla para evitar el contacto con ejemplares del exterior, y capaz de albergar unos sesenta individuos. A estos cercados se encuentran adosadas otra serie de infraestructuras como cercados de cuarentena, zonas de aislamiento, zonas de tratamiento, mangas de captura y laboratorios.

En estas instalaciones se lleva a cabo un control sanitario anual de todos los ejemplares de las estaciones de referencia, lo cual incluye analíticas y tratamientos veterinarios preventivos. Para ello las jornadas de manejo y toma de muestras se organizan normalmente en el mes de octubre, cuando el campo suele empezar a tener recursos alimenticios e hídricos, lo cual está pensado para que los ejemplares considerados sanos y aptos para su liberación tengan tiempo de adaptarse al terreno antes de la época de celo.

La toma de muestras incluye extracciones de sangre para el chequeo de enfermedades como la brucelosis o la lengua azul. Además, se realizan cultivos microbiológicos y se obtienen muestras de excrementos para su análisis. Igualmente, cada ejemplar es desparasitado como medida preventiva. Para finalizar, se le toman las medidas corporales, incluido el peso, y se libera de nuevo al cercado, o se transporta hasta su lugar de destino en caso de tener prevista su salida de la estación de referencia.

Además del chequeo sanitario, se obtienen muestras genéticas de todos los ejemplares capturados, por un lado, para comprobar que son portadores del haplotipo propio de la subpoblación correspondiente a cada estación de referencia (hay cuatro haplotipos identificados para la cabra montés en Andalucía); y, por otro, para evaluar el grado de parentesco entre los ejemplares de un mismo cercado y planificar su renovación a fin de minimizar los efectos de la consanguinidad.

Lucha contra el furtivismo

A todos los ejemplares de estas instalaciones se les implanta un microchip, lo cual resulta de gran utilidad para su identificación, así como para el seguimiento de los ejemplares destinados a la reintroducción. En el caso de los machos adultos liberados, se les introducen además varios microchips en el interior de la cuerna y el cuerpo con objeto de poder rastrear el trofeo en caso de ser abatido por furtivos. También se suele pintar de color la cuerna de los machos adultos para prevenir igualmente el furtivismo.

Además de las tareas mencionadas, estos centros promueven estudios sobre la especie y recaban información sobre la reproducción y aspectos sanitarios, genéticos y de gestión, desarrollan protocolos de captura y manejo de ejemplares, y contribuyen a divulgar los conocimientos sobre la cabra montés y a poner en valor la especie como parte del patrimonio de la biodiversidad andaluza.

Este animal destaca por su valor cinegético, no solo por constituir uno de los trofeos de caza de mayor valor, sino por la variabilidad morfológica que presentan los diferentes núcleos poblacionales, que llegan a homologarse en catálogos diferentes, con el consiguiente interés para los coleccionistas y la importancia que esto puede representar para las economías locales.

La cabra montés se considera un endemismo ibérico, porque su área de distribución se restringe a las zonas montañosas de la Península Ibérica. En Andalucía vive la principal población de la especie, con unos 36.000 ejemplares repartidos por siete de las ocho provincias andaluzas.