SIERRA NEVADA:
PARQUE NACIONAL, PARQUE NATURAL
Y RESERVA DE LA BIOSFERA
Sierra Nevada, nuestro singular Espacio Natural, llama a muchas personas diferentes y habla con miles de voces distintas. A unos les ofrece aventura y desafío. A otros, aprovechamiento de recursos, aprendizaje ambiental o inspiración artística. Muchos encuentran oportunidades para decidir su propio destino. Otros, momentos de ocio, amistad, sosiego, contemplación o estudio. En muchos rincones encierra la sugerencia de paisajes grandiosos y libres. En otros lugares permite conectar con el sentimiento de costumbres ancestrales y de una naturaleza generosa con el hombre. Pero sea cual fuere la percepción dominante, siempre concita la admiración y la suma de emociones.
Para mantener y mejorar esta extraordinaria, pero frágil, fuente de bienestar, nuestra sociedad creó en las últimas décadas un Parque Natural, un Parque Nacional y, como ámbito territorial que integra a ambos, una Reserva de la Biosfera. Todas estas figuras constituyen reconocimientos institucionales que acrecientan el orgullo por nuestra tierra, pero más allá de ese honor, las declaraciones suponen la apuesta decidida y responsable por un modelo de gestión basado en la armonía entre el hombre y la naturaleza.
En Sierra Nevada comparten protagonismo enclaves de gran valor ambiental y parajes de enorme riqueza histórica y cultural. Para la naturaleza ha sido encrucijada de corrientes migratorias de orígenes muy distantes que han hecho posible la presencia, sorprendente en un espacio tan reducido, de especies árticas, alpinas, africanas, atlánticas, mediterráneas y orientales. Para los hombres, asiento de diferentes civilizaciones, refugio de tradiciones diversas, muchas de las cuales han perdurado durante siglos hasta nuestros días.
GEODIVERSIDAD Y BIODIVERSIDAD. A lo largo de los 90 kilómetros de longitud de su alineación principal y de los miles de metros de desnivel de sus laderas, la acción variable del clima sobre distintos sustratos ha determinado la configuración de paisajes geológicos muy diferentes. Desde las huellas de los que fueron los glaciares más meridionales de Europa en los esquistos y pizarras de las altas cumbres, hasta las cárcavas subdesérticas modeladas sobre los terrenos blandos sedimentarios de la zona baja oriental, pasando por la orla discontinua de calizas, dolomías y filitas de relieve escarpado de la media montaña.
Sierra Nevada es el centro de diversidad vegetal más importante de la Región Mediterránea con una genuina representación de formaciones de pastizales de alta montaña, enebrales-piornales, tomillares dolomíticos, pinares, robledales, saucedas, encinares, espinares y tomillares subdesérticos. De las 2.100 especies de plantas vasculares que se han catalogado, casi el 30% de la flora de la España peninsular, más de 80 son endémicas. Algunas son auténticas joyas botánicas que habitan por encima de los 3.000 m. de altura.
El elevado número de ecosistemas permite también la existencia de una gran diversidad faunística. Entre los vertebrados el grupo más abundante es el de las aves, con 214 especies identificadas. Los mamíferos, con 47 especies, tienen menor peso, pero descolla la población de cabra montés, la más importante de cuantas existen a nivel mundial, tanto por su variabilidad genética como por su abundancia. Sin embargo, del conjunto de la fauna los invertebrados son los reyes indiscutibles por el elevado número de especies, estimadas en más de 18.000, y por el extraordinario grado de singularidad, con más de 300 taxones endémicos.
PAISAJE CULTURAL. Las laderas de la montaña delatan la huella humana de miles de años. La abundancia de pastos de altura ha hecho de la Penibética, desde el lejano neolítico, un lugar privilegiado para la ganadería vacuna y ovina. Durante el invierno se pasta en las zonas bajas y en verano suben los animales a los prados húmedos (borreguiles) de altura. La trashumancia, pues, ha incidido históricamente en amplias zonas del alto paisaje nevadense. Este fue perfilado definitivamente en las zonas medias e inferiores por la agricultura que se asentó en las fuertes pendientes de la montaña, gracias a la construcción de bancales escalonados (paratas) y separados entre si por muros de piedra en seco (balates). Una de las aportaciones esenciales para aumentar la extensión de pastos y suministrar agua a los cultivos, han sido las acequias de careo, que derivan parte del agua de deshielo de los arroyos de montaña, distribuyéndola a lo largo de las vertientes. Asociada a estas actividades se ha configurado una arquitectura rural irrepetible: cortijos, molinos, albercas, fuentes, eras, hornos, apriscos, y maravillosos pueblos escalonados nos ilustran sobre técnicas, usos y costumbres tradicionales. Este agrosistema, que aúna ingenio en el diseño de bancales, arte en el manejo de la piedra, precisión en el trazado de las acequias y un esfuerzo ingente en el conjunto, fue diseñado en buena medida por los árabes. Aunque su esencia y sus manifestaciones son palpables en nuestros días, se enfrenta a momentos difíciles por los cambios de tendencia, a veces contrapuestos, que sufre la agricultura de montaña y por la falta de mano de obra joven que mantenga el recurso.
LA GESTIÓN DEL ESPACIO NATURAL EN EL SIGLO XXI. Concertación y actitud proactiva son conceptos clave en la gestión del Espacio Natural para hacer frente a los grandes desafíos de la era del cambio. Diversas líneas de actuación pueden considerarse estratégicas dentro de este encuadre:
El Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada, puesto en marcha en el contexto de iniciativas internacionales de la UNESCO, que se traduce en una nueva forma de trabajar en el Espacio Natural, estimulada por una estrecha colaboración entre gestores y científicos. El objetivo esencial es atenuar el impacto que los procesos de cambio global tienen sobre la biodiversidad y, consecuentemente, sobre los servicios del ecosistema que benefician a nuestra sociedad.
La acreditación del Parque Nacional y Parque Natural con la Carta Europea de Turismo Sostenible (CETS) desde el año 2004, que ofrece una herramienta útil para alcanzar un plan de acción consensuado entre los principales agentes que intervienen en la materia: empresas del sector turístico, visitantes, habitantes, Ayuntamientos, Administración Ambiental, Administración Turística y Asociaciones de Desarrollo Rural.
El apoyo a los usos y aprovechamientos tradicionales que históricamente han contribuido a la conformación del paisaje. En este sentido se ha abordado con decisión la ordenación de los espacios silvopastorales y la adecuación de las infraestructuras asociadas a la ganadería extensiva. Asimismo, se ha puesto en marcha un completo programa de recuperación de la red de acequias tradicionales de Sierra Nevada para ayudar al mantenimiento de los sistemas agroforestales de la media montaña.
El Plan de Desarrollo Sostenible del Espacio Natural, impulsado por las diferentes Consejerías de la Junta de Andalucía y en el que también colaboran la Administración General del Estado y las diferentes corporaciones locales para la consecución del objetivo de mejorar la calidad de vida de la población.
SULAYR Y TRANSNEVADA, PRODUCTOS ECOTURÍSTICOS SINGULARES. Sulayr, “la montaña del sol”, palabra con la que los árabes conocían Sierra Nevada, es la designación simbólica que en nuestros días ha dado nombre al sendero de gran recorrido de 300 Km. que envuelve Sierra Nevada, marcado con el código GR-240 y con el símbolo de la estrella de las nieves. Transnevada es una ruta para bicicletas de montaña que también descubre Sierra Nevada en un viaje circular por pistas forestales de más de 400 Km.
Ambas iniciativas, configuradas para que los usuarios las realicen en diferentes etapas, suponen una oferta peculiar que aúna naturaleza, cultura y deporte. Los trazados se han diseñado buscando una práctica segura del senderismo y del cicloturismo, el disfrute de las grandes vistas panorámicas, el apoyo de determinados equipamientos de uso público y la ausencia de interferencias negativas con los ecosistemas más frágiles y valiosos. Entre las cumbres y los pueblos, a través de lomas y barrancos, bosques y prados, cultivos y acequias, Sulayr y Transnevada nos introducen en un escenario natural y humano de enorme valor paisajístico y etnográfico, rindiendo homenaje a la montaña y a quienes la habitaron y dejaron muestra inequívoca de sabiduría en su relación con el medio.
El paso por algunos núcleos urbanos y los accesos definidos desde otros hasta las rutas, facilitan el necesario apoyo logístico y enriquecen la experiencia del viajero con el extraordinario patrimonio histórico y arquitectónico que atesoran los pueblos. Este planteamiento propicia, a su vez, que los municipios sean los principales beneficiarios de las actividades económicas vinculadas a la demanda de servicios.
Nuestros itinerarios rodean toda la montaña y conectan las distintas comarcas. Se asoman a oriente por la Polarda, dominando la bahía de Almería y los parajes desérticos de Tabernas. Por el norte vislumbran las Sierras de Filabres y Baza así como la impresionante planicie del Zenete. A poniente, contemplan la ciudad de Granada y las Sierras de Jaén, Córdoba y Málaga. Y al sur, nuestra Alpujarra, el vergel que los árabes cultivaron con primor y desde donde, en los días nítidos, se divisa la franja azul del Mediterráneo.