Dióxido de azufre

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El dióxido de azufre (SO2) es un gas incoloro que resulta irritante a concentraciones elevadas. Se trata de un contaminante primario que cuando se encuentra en la atmósfera es susceptible de transformarse en anhídrido sulfúrico mediante oxidación.

El origen fundamental del dióxido de azufre hay que buscarlo en los procesos de combustión de combustibles fósiles, principalmente carbón y derivados del petróleo. Estos combustibles presentan azufre en su composición. Este azufre se transforma en el proceso de combustión, combinándose con oxígeno, pasando de esta forma a la atmósfera. Los principales focos emisores son las centrales térmicas, las refinerías de petróleo, la industria del cobre, la del ácido sulfúrico y otras.

Las personas expuestas con problemas respiratorios crónicos que realizan actividad física son susceptibles a bajas concentraciones de dióxido de azufre. La OMS, a partir de estudios controlados realizados con personas asmáticas, recomienda que no se supere una concentración de SO2 de 500 μg/m3 durante periodos con una duración media de 10 minutos. No se conoce si los niños son más susceptibles que los adultos.

Los efectos más perjudiciales del dióxido de azufre, como dificultad respiratoria o ardor de la nariz y la garganta, se producen cuando es absorbido por el organismo sobre materia particulada, ó disuelto en las gotas de agua presentes en la atmósfera.

  • Nivel de dióxido de azufre alto (> 500 μg/m3, media horaria durante 3 horas consecutivas) Debido a que la ruta más probable de exposición al dióxido de azufre es respirar aire contaminado, Por encima de estos niveles, las personas deben limitar las actividades al aire libre, en especial aquellas con procesos asmáticos u otras enfermedades respiratorias, niños, ancianos y embarazadas.
  • Nivel de dióxido de azufre muy alto (> 750 μg/m3, media horaria durante 3 horas consecutivas) Por encima de estos niveles de superación, se espera que aumenten los efectos graves sobre la salud entre las personas especialmente sensibles. Cualquier persona debe evitar actividades prolongadas al aire libre.

Se trata de medidas destinadas a reducir la contaminación y/o la exposición, actuando directamente sobre las fuentes de emisión:

  • Limitar el tráfico de vehículos
  • Uso en los procesos de combustión de combustibles con menor contenido de azufre
  • Instalación de sistemas adecuados de depuración en procesos industriales productores de este contaminante