La presencia del mar y de la playa dentro de los terrenos pertenecientes a la desembocadura del Río Guadalhorce constituye un elemento de gran valor ambiental. La costa viene a mejorar y a enriquecer aún más a algunos de los ya de por sí relevantes aspectos naturales propios de esta zona, como son el paisaje y la ecología de los sistemas palustres y litorales presentes en este entorno. De hecho, el efecto frontera o lo que es lo mismo el incremento de la biodiversidad en la zona de interfase entre el medio marino y el medio lacustre costero aumenta realmente las posibilidades de hallar una serie de especies de la fauna y la flora silvestres ligadas a las arenas de la playa e incluso otras que son estrictamente marinas, de manera que nuestro particular "catálogo específico" si es que nos entretenemos en elaborarlo gracias a nuestras observaciones podrá verse ampliado casi con toda seguridad. Se trata de una buena idea, por tanto, acercarnos hasta el mar, siempre que no haya situación de fuerte temporal, ya que merece la pena intentar descubrir qué podemos observar junto a él.

Este observatorio, localizado sobre terrenos ganados al mar y protegidos con escolleras, está diseñado básicamente como un punto de visualización del mar y de la playa y constituye el hito final del recorrido del sendero señalizado Río Viejo, a modo de colofón del mismo. Al igual que el resto de los observatorios existentes en el paraje natural fue inaugurado a primeros de 2009 tras las actuaciones realizadas por la administración central para el encauzamiento del Río Guadalhorce, con vistas a prevenir avenidas y para la restauración hidrológica y ambiental de su desembocadura, y se encuentra actualmente en funcionamiento de acuerdo con la gestión del uso público del espacio natural protegido. Consiste en una construcción de planta circular de aproximadamente 40 m², hecha a base de mampostería de piedra, carente de cubierta y semiabierta en dirección al mar donde consta de un muro de un metro de alto, estando cerrada en su cara noroeste mediante otro muro de la misma naturaleza pero de mayor altura (poco más de 2 metros) y provisto de un vano para el acceso y la entrada. Dispone de dos grandes bancos corridos con capacidad para unas 10 personas, también ejecutados a base de piedra cogida con mezcla, proporcionándonos un gran campo visual de la playa de la desembocadura así como de las aguas del Mediterráneo del que dista tan sólo 18 metros en situación de aguas calmas.

Con paciencia y siempre ayudados de unos prismáticos o telescopios quizás sorprendamos a algunos de los animales que pululan cerca de la orilla del mar, correteando por el intermareal en busca de pequeñas presas y especialmente de gusanos o crustáceos isópodos y anfípodos. Tal es el caso de ciertas aves limícolas presentes ocasionalmente en este tramo de costa, siendo los correlimos tridáctilos, los ostreros, los chorlitejos las agujas colipintas o los zarapitos trinadores los que con mayor probabilidad seremos capaces de reconocer. Una de estas especies llega incluso a nidificar sobre las arenas de la playa, el chorlitejo patinegro, razón por la que ha de respetarse escrupulosamente la zona vallada en la que la vegetación samófila se está recuperando y donde suelen ubicarse los nidos de este pequeño carádrido.

Ni que decir tiene que las reinas de las aves en esta zona serán las gaviotas, especialmente a finales de agosto y durante el mes de septiembre, debiendo observarlas con atención para determinar si se trata de las abundantes y ruidosas gaviotas reidoras, patiamarillas o sombrías o si por el contrario pertenecen a otras especies más raras y singulares, como son las gaviotas de Audouin, picofinas o cabecinegras. Tampoco es de extrañar que veamos, desde este privilegiado punto de observación, las actividades de vuelo de las águilas pescadoras fundamentalmente durante el invierno, e incluso con más suerte y mucha paciencia es posible descubrir algún ejemplar de negrón común nadando cerca del rebalaje, siendo éste uno de los pocos patos marinos que existen en nuestras latitudes. Otras especies de aves singulares que es factible visualizar en el mar desde este observatorio son el alca común, un pariente cercano de los frailecillos si bien menos llamativo que éstos, así como alcatraces y los charranes patinegros, y aguas adentro no es raro contemplar el paso de grupos de cetáceos más o menos numerosos, que se acercan a la costa en busca del pescado que viene a comer junto a la desembocadura del río.

Por favor, utiliza las instalaciones de forma responsable y respetuosa con el medio ambiente y los demás usuarios, evitando comportamientos incívicos para conseguir entre todos un uso y disfrute acorde con el maravilloso entorno que acoge al visitante. No accedas con animales sueltos o que constituyan un peligro para los transeúntes u otros animales, y ten en cuenta que los perros deben ir conducidos por personas mayores de edad, sujetos con correa y provistos de la correspondiente identificación (si superan los 20 Kg deberán ir provistos de bozal y correa resistente y no extensible). Disfruta de las vistas desde el observatorio a ser posible en silencio o sin alzar la voz, ya que de este modo las posibilidades de descubrir a los habitantes de la cercana playa son infinitamente mayores.