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Esta singular atalaya nos ofrece un estratégico punto de parada, casi obligada, para quienes recorren el sendero señalizado El Cerrado y también para aquellos que se dirigen a las cercanas instalaciones del hotel de montaña Humaina o del área recreativa El Cerrado, que podemos ver en dirección norte. Disfrutaremos de espectaculares panorámicas del Parque Natural Montes de Málaga, de parte de la ciudad de Málaga y hasta de la lejana Sierra de Mijas, descansando cómodamente en compañía de unos madroños que nos dan la bienvenida a este mirador.
Su denominación "del cochino" alude a la obra escultórica "jabalí reciclado", del artista Francisco Martín Molina, que fue instalada a la entrada del mirador en 1994 y cuyos materiales de construcción se obtuvieron a partir de restos de chatarra abandonados en el Parque Natural Montes de Málaga.
Las lomas y cañadas visibles a nuestro alrededor, hoy día verdes y frondosas, contrastan con lo que antaño hubiésemos observado desde aquí. Estos terrenos ancestralmente aparecían cubiertos de un bosque mediterráneo con encinas, alcornoques y quejigos que fueron sometidos, de forma inconsciente, a talas masivas y roturaciones para ser destinados a áreas de cultivos, especialmente de vides y en menor grado para plantar almendros y olivos. De hecho, la calidad de los productos de los montes de Málaga (pasas, vino, aceite o almendras) los hizo famosos incluso fuera de las propias fronteras de la provincia.
La Loma de Verdiales, que observamos al suroeste en la margen derecha del río Guadalmedina, aún nos recuerda aquellos paisajes y nos llama la atención por su desnudez y abandono, en contraposición al resto del panorama más próximo. Su aspecto debió ser muy parecido al que hubiésemos apreciado en la zona del Cerrado antes de los procesos de corrección hidrológico-forestal de los años 30 del pasado siglo, de forma que la escasa cubierta vegetal de la gran cuenca fluvial contribuyó a favorecer tremendas avenidas del Guadalmedina sobre la cercana ciudad de Málaga, hasta diecisiete de catastróficas consecuencias durante el siglo XIX y otras cuatro a principios del XX. La situación se tornó inviable tras la plaga de la filoxera, que acabó con los viñedos y contribuyó al empobrecimiento definitivo de la zona, resultando en el abandono de las tierras.
Las extensas repoblaciones forestales con pino carrasco de la primera mitad del siglo XX frenaron, por fin, las devastadoras inundaciones. Esta especie de pino fue acertadamente escogida dadas sus adecuadas características biológicas y requerimientos ecológicos, ya que se trata de una planta colonizadora con un gran poder expansivo de forma natural, soporta condiciones adversas como la sequía prolongada y se adapta a terrenos áridos y degradados. Además, es valiosa como introductora, pues a su amparo se regenera la vegetación natural termomediterránea propia de estos suelos. Hoy día, como puedes ver, el bosque ha vuelto a cubrir las laderas, pero en su seno aún se localizan las ruinas de los antiguos lagares agrícolas que tanta fama dieron a los montes de Málaga.
Aunque la situación actual muestra una buena recuperación de la vegetación no podemos ni debemos bajar la guardia. Durante el verano de 1989, todo lo que ves alrededor de este mirador hasta alcanzar el camino de acceso junto al hotel Humaina, mirando hacia el norte, o las dos amplias cañadas que discurren en dirección a la carretera A-7000 en dirección este, fueron pasto de las llamas, de modo que la cobertura vegetal por regeneración natural que hoy podemos observar junto a nuestra posición difiere ligeramente de las manchas de pinar que se salvaron y que resultan fácilmente identificables si nos fijamos con un mayor detenimiento. Por favor, adopta todas las precauciones necesarias para que este tipo de sucesos no vuelvan a ocurrir.
Desde Málaga capital tomamos la carretera A-7000 hasta prácticamente llegar al km 16,0 donde justo un poco antes nos desviaremos a la izquierda tomando una pista forestal terriza, que en un primer tramo desciende casi en paralelo a la carretera. Tras un corto recorrido de unos 850 m llegaremos al mirador.
También se puede acceder a este equipamiento tomando la pista forestal no pavimentada que parte 130 m al norte del área recreativa El Cerrado, la cual seguiremos durante 1,5 km hasta encontrarnos con el mirador.
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