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Las marismas del Guadalquivir han sido históricamente un espacio de extremos, seco e inhóspito en verano pero sometido a intensas inundaciones durante el periodo de lluvias. Durante siglos ha constituido un lugar a evitar por los humanos pero también uno de los principales refugios de biodiversidad de Europa, que encontraba su máxima expresión en el grupo de las aves acuáticas.
La “domesticación” de este vasto territorio, su transformación para la agricultura, ha sido un proceso complejo y relativamente reciente que ha supuesto la desaparición de más del 80% de la superficie original ,de la que apenas se ha salvado lo que hoy conocemos como el Espacio Natural de Doñana, principalmente en la margen derecha del río.
En el caso de Trebujena, en la margen izquierda, se produjeron reiterados esfuerzos para desecar las marismas en la segunda mitad del pasado siglo que supusieron el drenaje de hasta 3.100 has. Estos trabajos, sin embargo, fracasaron en gran medida en su intento de poner en producción agrícola los terrenos dado el carácter rentable o directamente inviable su aprovechamiento.
Si queremos tener una idea de como eran las marismas de Trebujena antes de su transformación, podemos mirar las primeras fotografías aéreas de la época que nos cuentan que, todavía durante gran parte del siglo pasado, este espacio aún conservaba un complejo entramado de caños, lucios y vetas, hoy ya casi desaparecido, pero que aún puede adivinarse en años muy lluviosos. En este contexto, la Junta de Andalucía ha recuperado alguno de los antiguos lucios con el objetivo de conservar la biodiversidad de la zona, especialmente mediante la recuperación de una de las principales áreas de nidificación de especies de aves acuáticas como la Cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris), la focha moruna (Fulica cristata) o la malvasía (Oxyura leucocephala).
Estos humedales también ayudarán a recuperar la funcionalidad del estuario del Guadalquivir al funcionar como zonas de refugio y engorde de alevines de las numerosas especies de peces y crustáceos que se desarrollan en el estuario y ayudando a laminar las avenidas que se produzcan en invierno.
El sendero incluye un mirador elevado que facilita la observación de aves (Mirador del lucio de Gabela Honda). También existe otro mirador que puede ser visitado en el colindante lucio de Espinete.
Para acceder a este equipamiento por la carretera vecinal deTrebujena al Guadalquivir, al llegar a la carretera CA-9027, conocida como carretera del páctico, giramos a la izquierda y a unos 2,5 km se encuentra el acceso a este sendero (Las coordenadas ETRS 89/UTM 30s son: X 209553,17 Y 4087740,57). También podemos acceder desde Sanlúcar de Barrameda, por la carretera CA-9027 a Trebujena, después de pasar el caño de Martín Ruiz, a unos 3,25 km se encuentra el inicio del sendero.
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