Este sendero debe su nombre al antiguo brazo menor o "río viejo", uno de los dos cauces en que se dividía antaño la desembocadura del Guadalhorce. Permite a los visitantes del Paraje Natural Desembocadura del Guadalhorce, no sólo gozar de un agradable paseo por este singular espacio protegido, sino que facilita el descubrimiento de los valores ambientales y culturales que atesora este lugar en un entorno urbano y humanizado, contrastando de forma muy notable con la tan cercana ciudad. Este es posiblemente el factor más relevante con el que el senderista se verá sorprendido, pues descubrirá cómo junto a viviendas y grandes infraestructuras se esconde un oasis de vida, y todo ello gracias a un sencillo recorrido que propicia el acercamiento al medio natural sin perjudicarlo.

El itinerario comparte su inicio y los primeros 450 metros con el sendero Laguna Grande. En este tramo común observaremos el cauce del Río Guadalhorce desde la estructura construida, no hace mucho, sobre los viejos pilares de principios del siglo XX del puente para el ferrocarril que daba servicio a las extintas líneas Málaga-Fuengirola y Málaga-Coín. Descubrir desde este punto numerosas especies de aves (según la época) tales como aviones comunes, golondrinas, gaviotas y anátidas varias, cormoranes e incluso rapaces diurnas, junto con las vistas del ecosistema fluvial y sus riberas pobladas de tarajes, eucaliptos y cañaverales, nos hará sin duda disfrutar desde los primeros momentos del inicio de la marcha. Desde aquí, además,localizaremos con facilidad la ubicación del Cerro del Villar, en la margen derecha del río y frente al lugar de inicio del sendero, donde se halla un importante yacimiento fenicio datado entre el 800 y el 600 a.C., y cuyo puerto se abría a las aguas del Guadalhorce aproximadamente en este mismo lugar.

El sendero discurre por un camino terrizo sin apenas pendiente y suficientemente ancho como para realizar cómodamente actividades en grupo, en especial visitas de escolares. Transitaremos inicialmente junto a cañaverales que aun no siendo de caña de azúcar nos recuerdan en parte la fisionomía que, en un pasado no muy lejano, tuvo toda esta finca, conocida como "La Isla" al estar rodeada por los dos antiguos brazos del río y por el mar en el flanco sur, dado que en sus terrenos se cultivaba casi exclusivamente la caña de azúcar para su uso como materia prima en la vecina fábrica de la Azucarera Hispania, la última industria de este tipo de Málaga capital que mantuvo su actividad hasta hace pocas décadas.

Otro aspecto interesante que quizás nos llamará la atención es el amplio ámbito visual que abarcamos desde el sendero. Una mirada al paisaje desde esta zona nos permite descubrir las vecinas Sierra de Churriana y Mijas o el Monte de San Antón, este último en la misma capital, junto a cimas y montañas más alejadas tales como el Pico Maroma, en Sierra Tejeda, el Santo Pitar, Cerro de la Matanza, Pico Reina o las Lomas de Verdiales en los Montes de Málaga y hasta parte de las sierras blancas del arco calizo, como el Torcal de Antequera, las Sierras de Chimenea, de Huma, Prieta y hasta la Sierra de las Nieves. Un buen lugar sin duda, para entender el concepto de "Hoya de Málaga" que se aplica a la particular ubicación de la ciudad.

A lo largo de nuestro camino podremos identificar a ambos lados del recorrido una serie de especies arbóreas, arbustivas o de pastizal que captarán, probablemente, nuestra atención e interés, siendo algunas de ellas de reciente plantación tras las obras de acondicionamiento de la desembocadura del Guadalhorce o bien fruto de posteriores tareas de repoblación o introducción. Acebuches, encinas, acacias, pinos piñoneros (muy excepcionalmente carrascos), tarajes, espinos albares y negros, lentiscos, aladiernos, madroños, álamos blancos, higueras, salicornias, juncos, carrizos e incluso un alcornoque pueden ser observados a lo largo de nuestro paseo. Poco a poco el porte arbóreo de algunas de estas plantas, en claro y progresivo aumento, va permitiendo que el camino nos brinde zonas de sombra que son muy de agradecer en la época más cálida.

La realización del sendero nos permitirá, además, visitar tres observatorios de fauna a lo largo de su recorrido, donde descansaremos mientras disfrutamos de la visualización de las muchas especies que pueblan tanto el paraje como la playa y el cercano mar. Así, y tras recorrer 780 m de sendero, encontramos el observatorio "Laguna de la Casilla", un punto donde dependiendo de la época podremos descubrir fochas, cigüeñuelas, porrones, garcetas, zampullines, malvasías, avetorillos, calamones, azulones, ruiseñores bastardos, grajillas y otras muchas más, y si la suerte nos acompaña quizás sorprendamos a animales muy esquivos pero asiduos visitantes del lugar como son la culebra bastarda, la nutria, el meloncillo, la comadreja o el zorro. No olvidemos que la existencia de lagunas y áreas encharcadas en esta zona es fruto de la pretérita gravera que existió en la desembocadura, cuyas depresiones rellenas de agua son hoy fuente de vida. Si continuamos la marcha 210 m. más alcanzaremos el segundo de los observatorios, el " Río Viejo" por ubicarse justo en el meandro del antiguo cauce. A partir de este punto, cercano ya a la playa, comenzaremos a ver especies de aves acuáticas ligadas al medio marino como son las gaviotas con sus diversas especies (reidoras, patiamarillas, picofinas o de Audouin entre otras), acompañadas de numerosas limícolas y zancudas que vadean y corren por las orillas del viejo río en busca de alimento.

El último tramo del sendero nos acerca directamente a la playa, proporcionándonos unas visuales muy interesantes de la Bahía de Málaga y de la ciudad. Vemos que la vegetación se reduce a especies rastreras o de escaso porte y de carácter samófilo (propias de las arenas de la playa), y es aquí donde descubriremos a los hinojos marinos y a las amapolas, margaritas y cardos de playa. Finalizaremos nuestro recorrido accediendo al obsevatorio de Aves Marinas, un punto para el descanso y el entretenimiento intentando identificar aquellas aves que, como el alca, el negrón común, los chorlitejos o las gaviotas, pueden dejarse ver.

Por favor, utiliza las instalaciones de forma responsable y respetuosa con el medio ambiente y los demás usuarios, evitando comportamientos incívicos para conseguir entre todos un uso y disfrute acorde con el maravilloso entorno que acoge al visitante. No accedas con animales sueltos o que constituyan un peligro para los transeúntes u otros animales, y ten en cuenta que los perros deben ir conducidos por personas mayores de edad, sujetos con correa y provistos de la correspondiente identificación (si superan los 20 Kg deberán ir provistos de bozal y correa resistente y no extensible). Si usas para desplazarte por el sendero la bicicleta hazlo de forma que no pongas en peligro a los senderistas, y en todo caso cumpliendo con la velocidad determinada por la normativa de circulación vigente en el municipio de Málaga.