El sendero nos acerca a este complejo de marismas asociadas a las desembocaduras de los ríos Guadiana y Carreras, muy influenciadas por las mareas atlánticas. Constituye una importante área de reproducción de la espátula (Platalea leucorodia), varias ardeidas (garcillas y garcetas) y otras aves de zonas húmedas, al igual que para el paso e invernada de limícolas, gaviotas y charranes. La flora dominante está compuesta por diversas especies halófitas cuya biología se ha adaptado al ambiente húmedo y salino del entorno. Almajos, Espartinas; Verdolagas; Salicornias, Sarcocornias y Salgados son especies frecuentes que pueden verse a lo largo de los muros de la marisma y de las antiguas balsas de las salinas.

Este equipamiento describe un circuito circular que discurre a lo largo del muro perimetral de la marisma de Punta de la Cruz conformada entre la desembocadura del río Carreras, la Punta del Moral, el Caño Franco y el Caño de la Cruz. Se trata de un espacio en el que hasta épocas recientes se han realizados aprovechamientos de sus recursos. Por una parte, un sector fue utilizado para la producción y extracción de sal, quedando constancia de la misma en las diferentes balsas en las que se completaba el ciclo de producción. Paralelamente, esta actividad se completaba con la de cría artesanal de peces, aprovechando el desplazamiento de los bancos de algunas especies siguiendo las variaciones de las mareas. El manejo del flujo de agua se gestionaba a través de una serie de compuertas estratégicamente situadas (de las que quedan alguno restos) cuya sección libre iba ampliándose o reduciéndose en función de las necesidades del proceso.

El recorrido del sendero presenta una alternativa de menor longitud aprovechando el muro transversal que une el Caño de la Cruz con el Caño Franco, de forma que el usuario pueda optar entre el circuito completo que nos lleva hasta la misma desembocadura del río Carreras, frente al puerto de Isla Cristina, o bien, realizar el circuito alternativo de menor recorrido que rodea la primera parte de la marisma. Tanto en uno como en otro caso, tras acceder a través de la verja de entrada, a menos de 500 metros nos encontramos con un observatorio para aves orientado hacia las zonas de concentración de las colonias de aves que crían o se alimentan en este espacio. Se trata de una construcción que asemeja las antiguas chozas tradicionales que eran usadas como resguardo en las actividades relacionadas con el medio natural de muchas zonas de nuestro litoral.