Retablos laterales del convento de Santa Paula. Sevilla

Información general

Tipología
Retablos
Provincia
Sevilla
Municipio
Sevilla
Autoría

Alonso Cano (retablo de San Juan Evangelista)
Juan Martínez Montañés (imágenes titulares de los retablos de San Juan Evangelista y de San Juan Bautista)
Juan del Castillo (colaborador en la pintura del retablo de San Juan Evangelista)
Felipe de Ribas (retablos de San Juan Bautista y del Cristo de los Corales)
Francisco Herrera el Viejo (policromía del retablo de San Juan Bautista)

Gaspar de Ribas (arquitectura del retablo de Nuestra Señora del Rosario)

Francisco de Zurbarán (pintura del retablo de Nuestra Señora del Rosario)
 

Situación Legal
La iglesia está declarada Bien de Interés Cultural por disposición de 03 de junio de 1931 (GACETA del 4 de junio de 1931)
Cronología
1635 (retablo de San Juan Evangelista); 1637 (retablo de San Juan Bautista); 1638 (retablo del Cristo de los Corales); 1641 (retablo de Nuestra Señora del Rosario)
Dimensiones
5,01 x 3,34 m
Material
Cedro (retablo de San Juan Evangelista. Escultura de los retablos de San Juan Bautista, Cristo de los Corales y Nuestra Señora del Rosario)
Pino y pícea (retablos de San Juan Bautista, Cristo de los Corales y Nuestra Señora del Rosario)
Observaciones

La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución
 

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Datos históricos

La iglesia del convento de Santa Paula se construyó entre los años 1483 y 1489. Desde finales del siglo XVI y hasta bien avanzado el XVII, se emprendió en el templo una gran actividad decorativa, en la que se incluía la ejecución de los cuatro retablos laterales.


El de San Juan Evangelista, que representa un profundo cambio en la evolución formal del retablo andaluz, marca el modelo a seguir por el resto de artistas que intervienen en el conjunto. La arquitectura y las figuras decorativas son de Alonso Cano. Las pinturas originales que adornaban este retablo también eran suyas, pero desaparecieron tras el expolio del mariscal Soult en 1810 y ahora se localizan en diversas colecciones y museos. En la actualidad presenta pinturas de desigual factura y técnica (seis lienzos y dos tablas).


El retablo de San Juan Bautista, de Felipe de Ribas, sigue el esquema del anterior. Sin embargo, el planteamiento de ambas obras es absolutamente diferente: el retablo de Cano es de arquitectura y pintura; el de Ribas, de arquitectura y escultura. En éste se encuentran las imágenes del titular, de la Virgen y Santa Isabel, dos ángeles sosteniendo la cabeza degollada del Bautista y dos Virtudes. En el ático se ubica un relieve del Bautismo de Cristo.


El retablo del Cristo de los Corales, presidido por una escultura del siglo XV, es también obra de Felipe de Ribas. En el siglo XVIII experimentó grandes transformaciones. Con respecto a los retablos anteriores difiere en que se abandona el empleo del banco y en su lugar se coloca un estilóbato adornado con escocias y listeles. Las columnas se agrupan dos a dos, quedando eliminadas prácticamente las entrecalles laterales. Sobre cada una de estas parejas apea un trozo de entablamento que marca el tránsito hacia el ático. Este lugar está ocupado por un relieve de Cristo bajando al limbo, que responde a una iconografía muy poco frecuente en la escultura sevillana del siglo XVII.

El retablo de Nuestra Señora del Rosario lo concibió Gaspar de Ribas como soporte de lienzos. Éstos habían sido atribuidos, por un error de transcripción de Ceán, a un pintor inexistente: “Francisco Cubrián”. Según las investigaciones de Toajas Roger, las pinturas fueron ejecutadas por Zurbarán, aunque actualmente son otras las que lo adornan. En el siglo XVIII la hornacina central del retablo se cerró con una estructura dorada y acristalada.
 

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Estado previo

El estado de conservación que presentaba la iglesia del convento de Santa Paula, lugar donde se hallan las cuatro obras que nos ocupan, era verdaderamente alarmante. Los mismos agentes causantes de los deterioros del inmueble -xilófagos y humedades- habían producido los daños más significativos en los retablos. Un fuerte ataque de xilófagos, especialmente termitas, había provocado la disgregación de la madera. Las humedades, producidas por capilaridad y por filtraciones desde la cubierta, habían contribuido a aumentar la pudrición. Aparecieron grietas, se formaron lascas y abombamientos y se perdieron dorados y policromías. Por otra parte, los hundimientos en la solería habían ocasionado desplomes y la pérdida de estabilidad de los retablos y el mal estado de los morteros en los muros de fábrica había dado lugar a la pérdida de adherencia de los apoyos en los empotramientos.


También se advertía en la superficie una gruesa capa de suciedad, humo y depósitos de cera.

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Descripción de la intervención

Durante los años 1985 y 1986 se realizaron obras de emergencia en el convento para atajar la grave invasión de termitas que padecía. La precaria situación de la iglesia obligó a su clausura. En 1988 comenzaron las obras de restauración del inmueble y paralelamente se actuó en los retablos. Fue necesario desmontarlos y trasladarlos a una sala del convento que se habilitó para tal efecto. Todas las piezas fueron tratadas individualmente.


Una vez efectuada una limpieza superficial y realizado un tratamiento fungicida e insecticida, tanto curativo como preventivo, se procedió a las labores de consolidación. Éstas ocuparon la mayor parte de la intervención. En los casos en que la madera presentaba daños ligeros fue consolidada por impregnación o por inyección de resina termoplástica acrílica en disolvente orgánico. Donde las disgregaciones eran importantes se injertaron pequeñas piezas de madera de borne curadas y tratadas, en cama de resina epoxi.


Se fijaron los elementos desprendidos mediante las operaciones de encolado, espigado y atornillado; se reforzaron las uniones de las piezas con lazos y toledanas; se colocaron barrotes de refuerzo y se sellaron las grietas. Los apoyos y tirantes se cambiaron por piezas nuevas de madera de pino laricio y mansonia, de enorme resistencia.


Así mismo la estructura del retablo se consolidó, se sustituyeron los morteros disgregados del muro, se saneó y niveló la solería, y se reforzaron o reemplazaron los elementos en mal estado.


También se consolidaron los estucos, dorados y policromías mediante la aplicación puntual de adhesivo orgánico, tensoactivo y fungicida en lascas y abombamientos. Para facilitar su penetración se utilizaron lámparas de infrarrojos y espátulas eléctricas de sentado.


Ejecutadas estas operaciones, se procedió a una limpieza minuciosa de cada uno de los elementos y a la reintegración de algunas lagunas que pudieran afectar a la lectura global de cada retablo.


Finalmente se realizó el montaje y se aplicó una capa de protección.

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura
Adjudicatario/s
Coresal
Dirección y ejecución
Coresal
Periodo de ejecución
-
Inversión
101.280,14 euros
Financia
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura
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Fotografías

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