El metro de Sevilla, hoy en la rueda de prensa del Consejo de Gobierno.
La consejera de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio, Marifrán Carazo, ha destacado hoy en la Comisión de Asuntos Europeos del Parlamento Andaluz que la Consejería no descarta solicitar la ayuda europea ni ningún otro sistema para financiar las líneas 2, 3 y 4 de la red de Metro de Sevilla pero que eso no se decidirá hasta que no se cuente con los proyectos terminados y se sepa su coste para determinar su financiación.
Ha recordado que de las cuatro líneas que contaba la red de Metro de Sevilla aprobada en 2002 por el Consejo de Gobierno andaluz a día de hoy sólo está en servicio la línea 1, que se puso en marcha el 2 de abril de 2009. Esa línea, ha resaltado, se adjudicó por 428 millones de euros pero finalmente va a costar a más del doble, 895 millones. Ese incremento se debe a las modificaciones del presupuesto inicial por 230 millones de euros, a actuaciones complementarias que sumó la Cámara de Cuentas en su informe de 2014 por importe de 72 millones y por la sentencia que obliga a la Junta de Andalucía a pagar 126,8 millones más 37,8 millones de intereses legales a la UTE constructora. El pago de este último sobrecoste se ha autorizado hoy mismo en el Consejo de Gobierno.
Con estos datos, ha señalado la consejera, el objetivo es hacer una planificación rigurosa de las próximas actuaciones en la red de Metro. “Para avanzar en una obra de esta magnitud, definir sus presupuestos y su financiación, lo primero es disponer de proyectos bien definidos, y ese es el empeño del nuevo equipo. Por ello, nuestra primera decisión ha sido actualizar y terminar esos proyectos, una decisión que tiene reflejo en los presupuestos de 2019, que recogen una partida de más de 300.000 euros que permitirá poner en marcha este proceso en breve, y que tendrá continuidad en los presupuestos de 2020”.
La Junta ha recordado que, pese a que los anteriores gobiernos se gastaron 17 millones de euros en la redacción de los proyectos constructivos de las líneas 2, 3 y 4 del Metro de Sevilla en 2011, los estudios estaban incompletos. Ocho años después el actual Gobierno va a terminarlos adecuándolos a la situación y la normativa actual.
Marifrán Carazo ha detallado la situación de los tres proyectos tal y como se los ha encontrado. La línea 3 Los Bermejales-Pino Montano es la más avanzada. El proyecto constructivo está terminado a nivel de obra civil, aunque está sólo a nivel de estudio en instalaciones y sistemas. Esta línea también contaba con una autorización ambiental unificada pero, dado el tiempo transcurrido desde que se terminó el proyecto, ya ha caducado.
Sobre la línea 2 Torreblanca-Torre Triana, solo está el proyecto constructivo del tramo que va de Torreblanca a la avenida de Kansas City. El resto de tramos está a nivel de obra civil a escala de proyecto básico. Las instalaciones y sistemas está a nivel de estudio y no se llegó a tramitar su autorización ambiental unificada.
Por último, la línea 4 sólo tiene terminado el tramo preferente que discurre entre la avenida de Ramón y Cajal y el Hospital Virgen Macarena. El resto está a nivel de proyecto básico. Como en las otras dos líneas, los proyectos de instalaciones y sistemas están a nivel de estudio y tampoco cuenta con los estudios pertinentes para su autorización ambiental unificada.
La consejera ha insistido en que hasta estos trabajos no terminen no se contará con presupuestos definidos y no se podrán definir las líneas de financiación en una obra, la ampliación de la red del Metro de Sevilla, que es prioritaria dentro del futuro Plan de Infraestructuras (PITMA 2021-2027) formulado por el Consejo de Gobierno y que está elaborando desde hace unos meses la Consejería.
“Cuando tengamos definido el coste de cada proyecto habrá que estudiar las líneas de financiación más convenientes”, ha insistido la consejera, que sí ha aclarado que contará para ella con la colaboración del Gobierno de España. Marifrán Carazo ha avanzado que no se descarta ninguna vía de financiación, ni siquiera la posibilidad de “recurrir a la colaboración público-privada, como ya se hizo en la línea 1, pero en esta ocasión con más éxito, basado en un sistema riguroso y realista, hasta conseguir la ayuda de las instituciones europeas”.
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