La Junta elaborará el primer estudio sobre soledad no deseada en personas mayores en Andalucía

La investigación verá la luz en enero del año que viene y será realizado en colaboración con la Universidad Pablo de Olavide
Andalucía, 08/10/2019

La Junta elaborará el primer estudio sobre soledad no deseada en personas mayores en Andalucía, según ha informado a preguntas de los periodistas el director general de Personas Mayores y Pensiones no Contributivas de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, Daniel Salvatierra.

Durante su participación en el Curso ‘Soledad en Personas Mayores’ junto al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y la delegada Territorial de Igualdad en Málaga, Mercedes García Paine, Salvatierra ha detallado que el objetivo general de  esta investigación “es analizar la problemática social de la soledad no deseada y el aislamiento social de las personas de 55 y más años residentes en Andalucía”.

El responsable de las políticas dirigidas a las personas mayores en la Consejería de Igualdad ha explicado que “no existía un estudio de estas características en nuestra Comunidad Autónoma. Las estadísticas existentes únicamente muestran el número de hogares unipersonales, sin especificar cuáles son los niveles de soledad no deseada social y emocional, y de aislamiento social de las personas de 55 y más años residentes en Andalucía y las características sociodemográficas que las definen”.

De este objetivo general, se derivan seis objetivos específicos, todos ellos tratados con perspectiva de género y de edad, como será estimar el número de personas de 55 y más años que se encuentran en una situación de soledad no deseada o aislamiento social en Andalucía; establecer un mapa de la soledad, mediante la geolocalización a estas personas; conocer cuáles son las características sociodemográficas de estas personas; definir las diferentes dimensiones de la soledad -social, familiar, emocional y conyugal- para los diferentes grupos de riesgo; conocer cuáles son las estrategias y recursos que siguen o intentan las personas para combatir la soledad no deseada, en especial aquellos relacionados con el uso de las TIC; y por último establecer cuáles son los factores de riesgo y de protección relacionados con la situación de soledad no deseada.

El investigador principal de este estudio, que verá la luz en enero de 2020 y contará con una financiación de unos 15.000 euros, será el profesor de la Universidad Pablo de Olavide Juan Manuel García González. Este profesional presenta una amplia experiencia en la investigación en demografía, salud pública y envejecimiento. En los últimos diez años ha participado en diversos proyectos nacionales e internacionales financiados en convocatorias competitivas sobre envejecimiento y salud.

Además, participa en redes transnacionales de investigación sobre longevidad y mortalidad, y ha realizado estancias de investigación en diversas instituciones que son referentes internacionales en estudios de población y demografía, y siempre bajo la dirección de investigadores punteros en longevidad y envejecimiento.

El análisis de los cuestionarios a una muestra de 3.000 personas se realizará mediante un doble proceso. En primer lugar, una corrección de los cuestionarios estandarizados sobre soledad, seguido de su posterior validación en caso de que así sea necesario según su estructura factorial. En segundo lugar, una serie de análisis estadísticos para poner en relación el factor “soledad” con el resto de las variables sociodemográficas y familiares.

En una segunda parte, se realizará un mapa de la soledad en Andalucía, en especial atendiendo a la variable hábitat, de modo que se puedan determinar si existen características geográficas en la prevalencia de la soledad.

Este proyecto prevé dos tipos de resultados: de utilidad social y académicos. En primer lugar, el principal objetivo de este proyecto es crear documentos que permitan una transferencia de conocimiento a la sociedad para poder establecer mecanismos de intervención y protección sobre la soledad no deseada y el aislamiento social entre las personas de 55 y más años residentes en Andalucía. En segundo lugar, los posibles resultados de carácter académico se publicarán en formato de artículos en revistas de impacto nacional e internacional y en congresos científicos que podrían ser de diferentes ámbitos: ciencias sociales, población, gerontología, salud pública, epidemiología o medicina.

Justificación del estudio
Desde principios del siglo XXI, la esperanza de vida al nacimiento en Andalucía ha crecido unos cuatro años, alcanzando una media para el total de la población de 81,8 años (79,2, los hombres; 84,5, las mujeres). Por su parte, la esperanza de vida a los 65 años ha aumentado unos 2,5 años, llegando a los 18,2 años los hombres y 21,8 años las mujeres. En paralelo, el índice de fecundidad ha seguido en unas cifras consideradas ultrabajas, estableciéndose desde mediados de los años noventa en un rango de 1,3 a 1,5.

La conjunción de ambos procesos ha tenido como consecuencia un incremento absoluto y relativo de la población en edades avanzadas. Así, en el caso de las personas de 55 y más años, el crecimiento absoluto desde 1998 ha sido de casi 800.000 personas, lo que supone un 47% más, sumando de esta manera el 29% de la población total andaluza con prácticamente 2.5 millones de personas, de los que un 55% son mujeres.

También resulta pertinente elaborar un mapa sobre la distribución de hogares en la comunidad autónoma andaluza. Los datos que el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) recopila a través de la Encuesta de Población Activa que elabora trimestralmente el Instituto Nacional de Estadística muestran un aumento del número de hogares unipersonales. En términos absolutos, han pasado de 525.000 en 2005 a 750.000 en 2018, un incremento del 43% que dobla a la subida del número total de hogares en Andalucía, lo que supone que uno de cada cuatro hogares andaluces sea unipersonal.

Por lo tanto, la población andaluza se encuentra en un proceso de envejecimiento progresivo y con un incremento de los hogares unipersonales, y ambas realidades presentan un claro diferencial por género. Ambos procesos, en conjunto, conllevan una serie de consecuencias sociales que deben ser consideradas por las instituciones. Una de ellas, objeto principal de este proyecto, es la sensación de soledad y de aislamiento social que pueden llegar a experimentar las personas mayores, en especial en los casos en que los hijos se han emancipado y su estado civil es de soltería o viudedad.

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