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Discursos

Intervención del presidente de la Junta en la entrega de los Trofeos Taurinos y Premios Universitarios de la Real Maestranza de Caballería

25/03/2010
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Quiero agradecer, en primer término, a la real Maestranza de Caballería esta invitación, y sobre todo felicitarle por esta iniciativa, esta cita anual que cuenta ya con tanta solera y arraigo en la sociedad sevillana. Un acto que es, para los universitarios, el final de un camino, el broche de oro a una etapa de la vida, y para los taurinos el punto de partida de la temporada en la ciudad.

Dos mundos, el de la universidad y el de los toros, muy diferentes pero no tan alejados. Ambos se sostienen sobre jóvenes con inquietudes que buscan una oportunidad para demostrar su capacidad, dispuestos a poner al servicio de la sociedad todo su poder creador y la fuerza de su inspiración.

Pablo Neruda concluye su famoso poema "El Toro" con un verso contundente: "Y lo demás lo construyó el silencio". A la orilla del tiempo se recostó el toro y respiró la hierba. El silencio hizo todo lo demás, le dio la grandeza, la nobleza, el arte.

De horas en silencio saben mucho estos jóvenes a los que hoy distinguimos, y también de tiempo, porque es cuestión de tiempo que madure el talento, que germine y que dé fruto. Nada que valga la pena surge de la improvisación, más bien de la calma, del sosiego, de dejar reposar la sabiduría adquirida. El talento, si no se acompaña de tesón, de trabajo y de esfuerzo y afán de superación, no fructifica. Por eso, reconocemos la trayectoria brillante de estos jóvenes universitarios. Son ejemplo de lo mejor de Andalucía.

Tampoco es fruto de la improvisación cuanto sucede en una plaza. Hay muchas horas de preparación, de entrenamiento y de cualificación. Nadie llega por suerte o por azar a torear en una plaza de primera categoría. Nadie llega por casualidad al cartel de una de las más importantes ferias del mundo; en mi opinión, la más importante.

Si no lo avalan el mérito, el valor, la pasión y la entrega, no es posible triunfar ni hacerse merecedor de reconocimientos como los que hoy se entregan.

Mis felicitaciones, por lo tanto, a todos los premiados porque se hace justicia a un camino de superación, de madurez, de cualificación.

Mis felicitaciones también a sus familias, a los profesores que los han acompañado, a sus maestros. De ellos, seguro, han aprendido la sabiduría para aprovechar las experiencias formativas y sacar partido de las oportunidades de crecimiento, de mejora de uno mismo.

Sobre los valores que los premiados representan se cimenta nuestra cultura en An-dalucía, unas raíces de las que ni queremos ni podemos prescindir. Por eso, los defendemos como lo más genuino de nuestra identidad.

La mediocridad, la falta de calidad, la pereza, no tienen nada que ver con los andaluces, en contra de los tópicos que han pretendido consagrar una identidad que no existe.

Lo andaluz va ligado al mérito y al trabajo. Y por ello queremos que se nos reconozca a los andaluces en el mundo.

En un momento tan complicado como el que atravesamos, la experiencia de estos jóvenes nos permite ser optimistas. Jóvenes con madurez, con buena formación, son los que pueden aportar estabilidad a nuestro país, a nuestro modelo social y a nuestro modelo económico.

La sociedad actual necesita una ciudadanía comprometida con el crecimiento. Andalucía está preparándose para dar un salto cualitativo y cuantitativo, y sólo lo va a permitir un crecimiento que sea al mismo tiempo inteligente, sostenible e integrador y con igualdad de oportunidades.

La universidad tiene por delante el reto de promover los cambios necesarios para llegar a la sociedad del conocimiento. Los alumnos tienen que ser agentes activos de su propio aprendizaje y han de asumir también responsabilidades en la vida civil, social y ciudadana. Una sociedad madura necesita de espíritu emprendedor para que el conocimiento adquirido en la universidad y en los centros de investigación revierta en beneficios de la sociedad y asegure su progreso, y, sobre todo, permita esa igualdad de oportunidades que hace que no exista la exclusión.

El entorno cultural de los toros ha asumido también el desafío de lo que es sostenible. Las dehesas son un motor de riqueza para Andalucía. Por el aprovechamiento que en ellas se hace de los recursos naturales son, además, un modelo vivo, eficaz, de producción sostenible y, sobre todo, muy respetuoso con el medio ambiente.

Quiero terminar rindiendo un homenaje a Miguel Delibes. Su reciente fallecimiento nos ha dejado sin un grandísimo escritor y un conservacionista que defendió siempre el equilibrio entre la naturaleza y el progreso. Hago mías sus palabras:

"La naturaleza constituye parte y base de nuestro patrimonio cultural. Destruirla sería el supremo acto de barbarie que podría cometer el hombre."

Sólo se ama lo que se conoce, por eso la mejor defensa que podemos hacer de nuestra diversidad cultural es ahondar en el conocimiento de la naturaleza.

Estamos a las puertas de una de las más importantes ferias taurinas. Fieles a la afición por la fiesta, acudirán cada tarde a la plaza miles de aficionados, miles de apasionados. Les deseo a todos y a todas muchas y buenas tardes de toros.

Reitero mi felicitación a los jóvenes hoy premiados y les deseo muchos éxitos en la nueva etapa que ahora emprenden.