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Radiografía de las niñas en Andalucía: más vulnerables ante las distintas formas de violencia

Un informe estadístico por el Día Internacional de la Niña visibiliza los retos pendientes para lograr la igualdad real

El Consejo de Gobierno ha tomado conocimiento del informe realizado con motivo del Día Internacional de la Niña, que se conmemora cada 11 de octubre, donde se realiza un análisis de la situación de la infancia andaluza con perspectiva de género, analizando datos relativos a la vulnerabilidad, educación, hábitos de vida, salud mental o actividad física. Dicho documento apunta que las niñas son más vulnerables ante la violencia, promocionan en mayor medida que los niños en el ámbito educativo, realizan menos actividades deportivas y son el grupo minoritario en las consultas de salud mental.

En el informe se recoge que el Gobierno de la Junta de Andalucía continúa dando pasos hacia una Andalucía más igualitaria y libre de violencias machistas atendiendo a las necesidades concretas de las niñas, con políticas públicas que las integran como beneficiarias y acciones específicas que pretenden corregir las desigualdades de género acentuadas en la infancia desde una perspectiva de género.

Así, los datos recogidos en el documento apuntan a una mayor vulnerabilidad de las niñas ante las distintas formas de violencia analizadas, concretamente las chicas sufren más agresiones sexuales (85,4% frente al 14,6% de los niños), son las principales víctimas de los delitos de corrupción de menores (en el 75,7% de los casos) y de pornografía (60,4%); y, además, dentro del ámbito familiar padecen el 59,3% de los malos tratos. Asimismo, el análisis destaca que también en las nuevas formas de violencia a través de las TIC y redes sociales las niñas sufren el 63,3% de los delitos relacionados con la ciberviolencia y cibercriminalidad, frente al 36,7% de los niños.

En el ámbito educativo, en términos generales hasta Bachillerato, las niñas y adolescentes promocionan en mayor medida que los niños, aproximadamente en diez puntos de diferencia en todos los indicadores recogidos. Sin embargo, los niños y adolescentes obtienen mayores puntuaciones en los indicadores relacionados con matemáticas y ciencias. Mientras que en comprensión lectora las chicas consiguen puntuaciones más altas, con 20 puntos de diferencia.

Con respecto a los hábitos, y concretamente al consumo de tabaco, se observa que es progresivo desde los 11-12 años cuando fuman solo el 0,2% de las niñas y el 1% de los niños; hasta los 17-18 años cuando ya fuman el 22,7% de las niñas y el 23,2% de los niños. No hay diferencia significativa entre unas y otros, pero el porcentaje es alto por los riesgos relacionados con la salud. Lo mismo ocurre con el consumo de alcohol, aunque es más frecuente que el de tabaco entre niñas y niños de 11-18 años.

Acerca de la imagen corporal, aproximadamente la mitad de la población infanto-juvenil de Andalucía de entre 11 a 18 años está conforme con su talla, pero la otra mitad que difiera presenta diferentes según el sexo. De esta forma, las niñas presentan mayores preocupaciones relativas al sobrepeso, mientras que los niños muestran preocupación por la delgadez.

En la esfera de la conducta sexual, ambos sexos reconocen las primeras relaciones sexuales entre los 15 y 16 años, pero más chicos (42,7%) declaran haber mantenido relaciones sexuales entre los 15-18 años que las chicas (33,7%). En cuanto a los métodos anticonceptivos, los jóvenes declaran en mayor medida haber utilizado un preservativo en su última relación, un 79% frente al 69,3% de las adolescentes. Las chicas menores mantienen este porcentaje en los diferentes grupos de edad sin cambios significativos, en cambio, los chicos utilizan el preservativo en mayor medida conforme van avanzando de edad. No en vano, hay que destacar que un 28,8% de niños entre 15 y 16 años admite no haber usado preservativo en su última práctica sexual.

Menos atenciones de salud mental

En la frecuencia con la que en su tiempo libre realizan actividades físicas, se encuentran diferencias importantes por sexo. Entre las niñas, de 11 a 18 años, el 15,4% declara no tener actividad física nunca, mientras que entre los niños es el 5,6% quienes nunca la tienen. Entre quienes sí realizan actividad física, los niños la practican con mayor frecuencia semanal que las niñas.

Por último, atendiendo a la salud mental infanto-juvenil se encuentran diferencias significativas en las atenciones de las unidades especializadas donde un 68,2% de los pacientes atendidos eran niños, frente a un 31,7% que eran niñas (15.430 frente a 7.171 niñas atendidas). Con respecto al número de muertes por suicidios, en 2020 se contabilizaron 12, siendo siete niños y cinco niñas. Desde 2012, la tendencia es la misma, habiendo un mayor número de defunciones entre los chicos.

Dos leyes contra las discriminaciones

A ese respecto, la ONU alerta de que las niñas de todo el mundo siguen enfrentándose a retos sin precedentes en lo que respecta a su educación, bienestar físico y mental, y la protección necesaria para una vida libre de violencia. El Covid-19 ha empeorado las cargas existentes para estas y erosionado los importantes logros alcanzados en el último decenio.

Andalucía cuenta con dos leyes fundamentales para hacer frente a las discriminaciones y desigualdades persistentes. Por un lado, la Ley 12/2007, de 26 de noviembre, para la promoción de la igualdad de género, que tiene como objetivo contribuir a la superación histórica de la desigualdad de la mujer en Andalucía; desigualdad que presenta la singularidad de que afecta a más de la mitad de la población.

Y, por otro lado, la Ley 4/2021, de 27 de julio, de Infancia y Adolescencia de Andalucía, aprobada en la pasada Legislatura, donde se recoge que los niños, niñas y adolescentes son titulares de todos los derechos humanos y es vital considerar que los derechos de la infancia ocupan una posición propia, incorporando en su articulado la perspectiva e igualdad de género.

Concretamente, en su artículo 13 se recoge que "las administraciones públicas de Andalucía introducirán la perspectiva de género en la planificación, desarrollo y la evaluación de las medidas que adopten en relación con las niñas, niños y adolescentes, en todas las actuaciones y los programas dirigidos a personas menores de edad y con especial atención a la desigualdad y/o discriminación por razón de sexo, orientación sexual e identidad de género".