Los puentes de Madison, además de una película de amor, que habla sobre amor es también una película que plantea una lucha moral, la necesidad de elegir entre lo que deseamos y lo que consideramos que es nuestro deber. Y el filósofo que consideró que la moral surge de este dilema, de la lucha que la vida a menudo nos plantea entre el deber y la felicidad fue Enmanuel Kant.

Aristóteles, uno de los grandes filósofos griegos, consideraba que la moral tiene como meta la búsqueda de la felicidad. Kant se opone a la idea de la ética como el arte de ser feliz. Él dice que la ética está relacionada con el deber. Si actúo por deber, seré digno de ser feliz, pero la felicidad no es lo primordial para ser un individuo virtuoso. Seré virtuoso si tengo en cuenta las obligaciones que nacen de mi conciencia, incluso si impide el logro de mi deseos o de mi felicidad

Las acciones pueden ser hechas por inclinación o por deber. Son hechas por inclinación cuando las hacemos porque nos parece que con ellas podemos obtener un bien relacionado con nuestra felicidad o porque la acción misma la produce inmediatamente. Sin embargo, las acciones hechas por deber se hacen con independencia de su relación con nuestra felicidad o desdicha y con independencia de la felicidad o desdicha de las personas queridas por nosotros. Se hacen porque la conciencia moral nos dicta que deben ser hechas. Estas son según Kant las únicas acciones morales, las verdaderamente valiosas.

Francesca no es feliz viviendo con su marido y sus hijos. Cuando se casó dejó atrás su vida en Italia y apostó por una nueva vida en Madison County. La vida al lado de Richard no es lo que esperaba. Entre el aburrimiento y el envejecimiento ha visto crecer a sus hijos. Es por eso que Robert aparece como una nueva luz para su existencia. Pero ya es demasiado tarde. La situación ya no es la misma que cuando conoció a Richard. Ahora tiene una familia, unas responsabilidades, unos deberes que antes no tenía. La opción de Francesca se ajusta a las directrices de la ética kantiana porque renuncia a su vida junto a Robert, a la felicidad, por el mandato moral que siente en su interior. Francesca no tiene en cuenta las consecuencias de su decisión, sólo sigue lo que le dicta la razón. De otro modo, su acción sería egoísta e irresponsable. Ciertamente, Francesca se determina por deber a permanecer al lado de su familia, da a entender con su acción que valora la unidad familiar por encima de satisfacción individual, que lo que es racional es la unidad de la familia, no su amor por Robert. Sus sentimientos la empujan a huir con él, pero, en ejercicio de su libertad, decide actuar por deber.