La ciudad de Buenos Aires fue fundada dos veces: la primera por don Pedro de Mendoza, la segunda por don Juan de Garay. De don Pedro descienden aquellos porteños que no se acomodaron nunca a su ciudad y la buscaron en otras –Barcelona, Roma, París…–; de Garay, aquellos que llegaron con la ola migratoria para quedarse y que decidieron hacer de una aldea grande una metrópolis. A Buenos Aires la hicieron los unos y los otros: le pertenece tanto a don Torcuato de Alvear –que abrió un tajo inmenso en la Avenida de Mayo para que el mundo se enterase de que había nacido la 'París de Sudamérica'– como a los 'tanos', los 'gallegos', los 'rusos' o los 'turcos'. Todos ellos –todas ellas–, hacinados en los 'conventillos', trabajaron de sol a sol para poder comprar un terrenito y edificar encima esa 'casa-chorizo' en que habrían de crecer los hijos y los nietos, las hijas y las nietas, ya argentinas. Buenos Aires es de aquellos caballeros conservadores que importaban de Inglaterra sus trajes a medida. Y también de esos otros ácratas y socialistas que enseñaban a leer por las noches a sus camaradas analfabetos en las bibliotecas populares. Y, claro está, es la ciudad de Victoria Ocampo, gastándose su fortuna para acercarnos a Tagore, Malraux o Stravinsky; como lo es de Eva Perón, gastándose la vida para fundar su revolución social.
 

El contenido de la guía se desarrolla en una primera parte que introduce las características de la ciudad, para proponer a continuación los siguientes ocho recorridos: