Bienvenidos y bienvenidas al Centro de Visitantes Puerto Lobo ubicado en el Parque Natural Sierra de Huétor en la provincia de Granada. En este equipamiento podrá descubrir los valores de este Parque Natural en el marco de la Red de Espacios Protegidos de Andalucía (RENPA).
En este equipamiento, el visitante podrá encontrar un espacio central en el que confluyen la recepción y tienda del Espacio Natural, donde será atendido y en el que tendrá la oportunidad de adquirir algún producto relacionado con el entorno y una zona con información sobre la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía (RENPA). El edificio cuenta además con una sala de reuniones, exposiciones y eventos, donde además se proyecta un audiovisual donde se muestran los valores del Espacio Natural.
La exposición existente en su interior acerca al visitante al patrimonio natural de esta sierra joven, compuesta de roca caliza y que el agua ha modelado lentamente formando un sistema kárstico con cuevas, galerías y estalactitas. Esta misma agua que se adentra en la roca, emana posteriormente en manantiales cristalinos que desde la época musulmana eran encauzados mediante acequias como la de Aynadamar, que abastecía a la ciudad de Granada.
Durante el recorrido por el centro, el visitante conocerá como los cauces de los ríos Darro y Fardes llenan de vida estos paisajes abruptos, refugio de animales como el erizo o la culebra viperina. También observará el rico contraste originado por la vegetación del bosque mediterráneo, el pinar y los tonos grisáceos de las rocas.
En estos enlaces puedes ampliar la información sobre este Espacio Natural Protegido con material descargable como la oferta de senderos, horario de apertura, cómo llegar, mapa con todos los equipamientos de uso público, etc.
Centro de Visitantes Puerto Lobo: lajunta.es/3sq8i
Parque Natural Sierra de Huétor: lajunta.es/3p0u5
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Para actividades destinadas a la comunidad educativa, asociaciones de personas con diversidad funcional y población local, puedes acceder a través del enlace: reservatuvisita.ecoturismoandaluz.com
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En el Parque podemos encontrar varios tipos de roca que se diferencian por los minerales que las componen y su dureza.
Dolomías: Se diferencian de las calizas por poseer magnesio. Son menos duras y compactas al tacto que éstas y el agua las desgasta más rápidamente. Son las rocas que dan lugar a los mármoles. Se encuentran en la zona de la Rifaguara.
Margas: Son rocas con textura arcillosa debido a su composición química, en el que aparece también una pequeña cantidad de caliza. Son más blandas que las calizas puras y también más impermeables al agua. Estas rocas no aparecen en una zona concreta del Parque, sino que pueden observarse en las partes más altas de los cortados o tajos.
Calizas: Estas rocas se formaron a partir de materiales de antiguos fondos marinos. Al igual que nuestros huesos, se componen de calcio. Tienen una estructura arenosa, pero son más duras que otras rocas del Parque. Predominan en Sierra Arana, donde contienen fósiles, y en el Puerto de la Mora.
Cuarcitas: Como su nombre indica, contiene cuarzo, lo que las hace muy duras y lisas al tacto. Su gran resistencia hace que se desgasten menos que otras rocas y que produzcan espectaculares crestas y tajos en el paisaje. Afloran en el Barranco de Polvorite y en el Cerro del Corzo.
Una Sierra joven y abrupta
La sierra de Huétor forma parte de las cordilleras Béticas. Son unas montañas jóvenes originadas hace “solo” unos 25 millones de años, en el mismo proceso que dio lugar a los Pirineos. El paso del tiempo ha dibujado un relieve muy accidentado en los montes del Parque. Las rocas calizas que forman la sierra se desgastan con gran facilidad u el agua de lluvia ha modelado en ellas un paisaje singular con una gran variedad de formas caprichosas llamadas karst.
Trabajando bajo el suelo
El agua de lluvia se introduce en las rocas a través de grietas y comienza a circular bajo tierra. En su recorrido subterráneo, el agua va disolviendo lentamente la roca y formando cuevas y galerías que pueden alcanzar gran tamaño. Gota a gota, el trabajo del agua sobre la roca durante miles de años ha dado forma a las singulares estalactitas y estalagmitas que adornan el techo y suelo de las cuevas.
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Los municipios del Parque destacan por su historia, cultura y rica gastronomía, en las que se combinan la herencia musulmana con la tradición cristiana.
Diezma, una variada arquitectura: En Diezma es obligado visitar el Castillo de Cabrera y la casa-palacio del marquesado y la iglesia mudéjar dedicada al patrón del pueblo, el Santo Cristo.
Alfacar, el pueblo del pan: Desde la época romana, el trabajo artesano de sus “Hornos morunos” produce un pan de gran calidad que es muy apreciado por los habitantes de la provincia.
Beas de Granada, una iglesia con historia: En Beas de Granada se encuentra la iglesia de la Inmaculada, que fue mezquita, templo cristiano e iglesia barroca. La que existe hoy se construyó en 1948 con las piedras de un antigua castillo.
Huétor-Santillán, el pueblo que nombra la sierra: Destaca su iglesia parroquial, cuyo aspecto actual data del Siglo XVIII. Si se acude el día de la Cruz, se podrá salir al campo a degustar el típico hornazo con los vecinos.
Cogollo Vega, tierra de olivos: Los extensos olivares de este municipio producen un aceite de oliva virgen de gran calidad que se incluye en la denominación de origen “Montes de Granada”.
Víznar, un monumento singular: En Víznar nos sorprende el Palacio de Cuzco, construido en el Siglo XVIII, cuyo estilo clásico italiano contrasta con el tipo de construcción propio de esta comarca.
Nívar, calles con encanto: La huella de su pasado árabe se aprecia en el trazado de sus pintorescas calles, que conducen al Balcón de Nívar, donde disfrutar de preciosas vistas de la vega de Granada.
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Cuando el río suena, agua lleva
Tras aflorar en fuentes y manantiales, el agua del Parque Natural forma numerosos arroyos y cursos de agua entre los que destacan los ríos Darro y Fardes.
El agua es símbolo de vida en esta sierra, sus ríos y arroyos enriquecen los paisajes al poblarse de especies singulares. Además, la sombra y frescor que ofrece la vegetación de las riberas las convierten en lugares ideales para que muchos animales se alimenten, aniden o encuentren refugio.
Un tesoro líquido
La abundancia de agua de estas sierras es una de las riquezas más apreciadas por las distintas civilizaciones que han habitado en la comarca a lo largo de la historia. El desarrollo de los pueblos de la sierra y el esplendor de la ciudad de Granada desde los tiempos de los árabes, le deben mucho al agua de estas tierras. Fueron ellos, los árabes quienes construyeron numerosas acequias que llevaban el agua desde la sierra hasta los barrios de la capital. Entre ellas destacan la Acequia Real, que conducía el agua del Darro hasta el Generalife y la Alhambra, y la Acequia Aynadamar, que suministraba agua al Albaicín.
Fiebre del oro en Granada
En el año 1850 se produjo una espectacular fiebre del oro en Granada, igual que en otros lugares del mundo. Miles de personas de la comarca y del resto de España se convirtieron rápidamente en improvisados mineros que invadieron las orillas del “Río del Oro”. Sin embargo, esta fiebre duró pocos años por la escasa cantidad que había de este metal. Alrededor de 1950, unos pocos buscadores de oro volvieron al Darro, aunque con mínimas recompensar.
Aunque en las tierras del Parque nuca hubo oro, sí se encontró en la comarca. De hecho, el río Darro era famoso en la antigüedad por tener este preciado mineral en sus arenas. Fenicios, griegos, romanos y árabes conocían esta riqueza y la buscaron en los alrededores del Parque.
En la Sierra de Huétor y sus alrededores se encuentran otros minerales que también han sido aprovechados por el hombre como la Fluorita, Pirita o Siderita.
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El Bosque Mediterráneo domina el Parque Natural Sierra de Huétor. Los árboles y arbustos que lo componen no son siempre los mismos, sino que varían según las diferentes condiciones de temperatura, luz, humedad y suelo. Los principales bosques son encinares y pinares y en menor medida los quejigales. Pinos, encinas, quejigos y arces son algunos de las especies que forman los bosques mediterráneos, dibujando diferentes paisajes en las laderas de la Sierra de Huétor.
La encina está adaptada a la sequía y es uno de los árboles más abundantes en el Parque Natural, y representativo del bosque mediterráneo. Sus pequeñas y fuertes hojas cubiertas de pelillos, evitan la périda de agua y le permiten sobrevivir en los lugares más cálidos y secos. Sus bellotas dulces alimentan a muchos animales del bosque.
El quejigo se encuentra en las umbrías y es menos resistente a la sequía. Crece en zonas altas y frescas del Parque, donde se mezcla con otros árboles. Su tronco recto ha sido aprovechado para obtener leña y carbón.
El Arce es una reliquia de tiempos pasados. Árbol abundante hace 8.000 años, hoy es un árbol singular y escaso en el Parque Natural. En otoño, anima con sus colores el paisaje de los barrancos y lugares sombríos en los que vive para refugiarse del calor.
El Pino pinaster es capaz de vivir en suelos pobres en los que encuentran agua gracias a sus profundas raíces. Es un árbol muy resistente y tiene un crecimiento más rápido que otros pinos. De su tronco se extrae la savia, llamada resina, que se transforma en diversos productos químicos que se emplean para fabricar pinturas, barnices y pomadas.
Un bosque de Agujas. De manera natural los pinares de pino resinero son una parte esencial del paisaje del Parque Natural. Es destacable su importancia ecológica porque los pinos van acompañados por matorrales como el enebro, el torvisco, el romero y la jara. Muchos animales encuentran cobijo en lo más espeso de este bosque: desde grandes aves rapaces hasta pequeños roedores.
Hace un siglo, buena parte de los bosques de esta sierra, desaparecieron por los incendios y la presión del ser humano, dejando un paisaje desolado y empobrecido. Con las repoblaciones de pino carrasco y laricio iniciada en los años 50 y continuadas hasta nuestros días, se ha recuperado el aspecto de la sierra. Hoy estos bosques son muy importantes porque evitan la erosión y mejoran el paisaje.
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En lo más alto de las sierras
La vida es difícil en los roquedos y las cumbres de la sierra, debido a su escarpado relieve y su clima. En estos lugares se encuentran algunos de los animales y plantas más interesantes y singulares del Parque.
Acostumbrados a trepar
Los animales que viven en los paisajes rocosos de Huétor, poseen herramientas especiales para moverse, encontrar su alimento y protegerse de los bruscos cambios del tiempo.
Colgados del cielo: El vencejo con sus patas cortas con grandes uñas se mueven en las cornisas en donde anida. Apenas se posa en la roca y pasa todo el tiempo volando con sus largas y estrechas alas, perfectas para cazar insectos en vuelo.
Dragón en la pared: La salamanquesa es capaz de agarrarse a las paredes más verticales gracias a la forma de sus dedos ensanchados como una hoja y cubiertos por unas escamas que actúan como ventosas.
El pájaro escalador: El trepador azul vive en paredes verticales con poca vegetación. Con su cola y patas cortas se mueve serpenteante sobre las piedras. Tiene un pico largo que le sirve para atrapar insectos y pequeños reptiles.
Ojos penetrantes sobre la roca: El cernícalo uso los roquedos para anidar y como plataforma de observación. Su aguda vista le permite encontrar las presas que captura con sus afiladas garras.
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