Cuando se publicó De akí a Ketama, en 1995, el grupo ya llevaba más de diez años de carrera, pero todavía no habían alcanzado su techo. Con este disco grabado en directo, y con colaboraciones de Antonio Vega o Antonio Flores, el álbum supuso su vuelta de honor. Con más de 600.000 copias vendidas, entre las versiones de su repertorio incluidas una destacó hasta convertirse en un himno. No estamos lokos (kalikeño) fue la punta de lanza de un grupo que estaba en plena ebullición, descubriendo aristas a sus canciones y conquistando a nuevos oyentes. Era Ketama en su máximo esplendor.
Más de 20 años después, Ketama han regresado porque, como en aquella canción, saben lo que quieren. Por eso también han decidido lanzar una edición remasterizada de ese disco que acabó por consagrarles definitivamente dentro de la música en español. La nueva versión de De akí a Ketama incluye, además de los clásicos de su repertorio, cuatro temas nuevos, grabados en los estudios Arcadia de Pablo Cebrián.
Ángel caído es un tema de Antonio Vega, amigo de la banda y que participó en la grabación original, con el que ahora Ketama rinden tributo a otro de los grandes de la música española. Una nueva grabación de El problema, uno de los éxitos de su carrera, para el que han contado con la colaboración de Pablo Alborán. Para la nueva grabación de Vente pa Madrid, otra de sus canciones inmortales, el invitado es Jorge Drexler. Y como single del disco, Loko de amor, un tema al que le tienen especial cariño y que grabaron en colaboración con el artista uruguayo Ruben Rada en 1998. Para la ocasión ha sido regrabado con toda la potencia y el sonido de Ketama.
Si alguien puede volver, es Ketama, porque nunca se fueron. La música en España se escribiría de otra manera de no ser por la irrupción de una banda a principios de los 80 que cambió la manera de acercarse al flamenco. En una época de apertura y cambio, en el que el rock y el pop se ponían al día para recuperar el tiempo perdido, Antonio, Juan y Josemi Carmona insuflaron aire nuevo a la tradición y la abrieron al gran público.
Parte de una generación de músicos desprejuiciados, conocedores de la tradición pero sin miedo a introducir nuevos sonidos, Ketama supuso el gran triunfo del nuevo flamenco. Con sus dos primeros discos con el histórico Nuevos Medios de Mario Pacheco, Ketama (1985) y La pipa de Kif (1987), sentaron las bases de un sonido nuevo, fresco y tradicional a un mismo tiempo. Con el tercero, Songhai (1988), se adelantaron a la fusión con la música africana con el maliense Toumani Diabaté, donde ya aparecía el ‘Vente pa Madrid’. Repetirían ese camino más tarde con Songhai 2, en 1994. Con el cuarto álbum, Y es ke me han kambiao los tiempos (1990), consiguieron un himno imperecedero, No estamos lokos. Más tarde, De aki a Ketama (Mercury Records, 1995), supuso un resumen de su carrera y su sonido hasta ese momento, grabado en directo con una banda y un elenco de artistas invitados excepcionales, que les valió un premio Ondas al mejor álbum del año.
El resto, como suele decirse, es historia. En este caso, de la música nacional. Así lo atestiguan los datos: Premio Ondas al Mejor Álbum en 1995, 1997 y 1999. 15 nominaciones a los Grammy. Mejor álbum extranjero del año para la revista inglesa New Musical Express (NME) en 1988 por ‘Songhai’, al tiempo que el disco recibía formidables elogios de medios internaciones como The Times o The International Herald Tribune. Mejor Álbum del año en Q Magazine en 1988. Más de un millón de discos vendidos. Una trayectoria al alcance de muy pocos artistas que ahora, 15 años después de su último concierto, retoman por una simple razón: porque quieren, y porque nunca se fueron.