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Noticias RENPA. Nº 5, Diciembre-2001

Actualidad

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El Uso Público como Herramienta de Gestión en los Espacios Naturales Protegidos

El uso público en los espacios naturales protegidos se concibe como una nueva tipología de prácticas de uso y aprovechamiento de los recursos naturales en un entorno de tipo rural, en el que la importancia relativa de las formas de uso y aprovechamiento tradicionales está cambiando de forma patente. Estas nuevas prácticas realizadas sin ordenación ni regulación pueden llegar a ser fuente importante de impactos negativos sobre el espacio protegido. Sin embargo, la realización de estas prácticas de forma ordenada,  regulada y sostenible, puede contribuir a asegurar la conservación de los recursos naturales sobre los que se basa.
Ordenar los recursos naturales susceptibles de ser destinados al uso público, equipar los espacios naturales en los que vaya a promoverse y regular las actividades que se realicen sobre ellos son tres requisitos básicos para facilitar la implantación de valores favorables al desarrollo sostenible. La promoción y desarrollo del uso público en espacios naturales es un ámbito de actividad creciente e innovador, que se relaciona tanto con el funcionamiento de la naturaleza como con el funcionamiento de la sociedad. Se plantea en forma de situaciones muy dinámicas en las que las circunstancias cambian con bastante celeridad, produciendo perspectivas diversas y complejas, donde los posibles riesgos se compensan con las oportunidades laborales, culturales, empresariales, institucionales, etc.

La interrelación entre iniciativas públicas y privadas debe ser contemplada como habitual pero con el claro condicionante de que las primeras deben garantizar la utilización social de los espacios naturales, además de las propias del ejercicio de la autoridad ambiental, planificación, control y evaluación. El importante crecimiento de la actividad turística relacionada con el uso público de espacios naturales (turismo rural, ecoturismo, etc.) es a priori una fuente de tensiones que, bien orientada, da origen a la sostenibilidad, pudiendo ser un perfecto aliado para la protección de los espacios naturales. Los importantes cambios sociales y tecnológicos de estos años están modificando sustancialmente la percepción social del medio ambiente y el propio concepto de desarrollo sostenible ha ido calando en la opinión pública como algo deseable pero excesivamente inconcreto, siendo imprescindible avanzar en la concreción de experiencias y maneras de usar los recursos naturales de forma coherente en la práctica con lo planteado en la teoría. En este contexto,  los programas de uso público en espacios protegidos contribuyen a la conservación de sus recursos y a garantizar el derecho al conocimiento, uso y disfrute por parte de los ciudadanos del patrimonio existente en los espacios naturales, así como facilita la participación de los distintos agentes sociales en la gestión y aporta seguridad jurídica a los usuarios, eficiencia administrativa de los recursos públicos y rigurosidad técnica en materia de ordenación de usos y actividades.

 
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Reservas de la Biosfera y Paisaje
El paisaje como escenario cambiante donde se desarrolla la vida humana, presenta un gran valor patrimonial, pues expresa los modos culturales de los grupos humanos que lo han ido definiendo, en interrelación con las condiciones de su medio físico. La capacidad técnica que ha desarrollado y aplica el hombre en las intervenciones actuales, así como la escasa sensibilidad que suele presidirlas, ha llevado, en poco tiempo, a una paulatina degradación, incluso desaparición, de algunos de los paisajes más emblemáticos de nuestro entorno. Tal hecho ha llevado en los últimos años a desarrollar variados debates orientados a definir un objeto del paisaje que haga posible introducirlo en los diversos instrumentos planificadores y, de todas las iniciativas, la más significativa, reside en la Convención Europea del Paisaje, aprobada en Florencia el 20 de Octubre del año 2000. 
En dicha Convención se establece una definición de paisaje designando con este término a cualquier parte del territorio, tal como es percibido por las poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de factores naturales y/o humanos y de sus interrelaciones. En este contexto existe una gran interrelación entre esta definición de paisaje propuesta y la filosofía y objetivos del Programa MaB (1971), ya que éste se ocupa explícitamente de la interacción entre hombre y medio ambiente en todas las situaciones bioclimáticas y geográficas en un contexto global, y según la definición propuesta por la Convención Europea del Paisaje, por tanto también del aspecto paisajístico. La figura de Reserva de la Biosfera define zonas representativas, que no tienen que ser necesariamente espacios singulares o protegidos, ni implicar ninguna forma de gestión especial. Al contrario, en ellas se destacan dinámicas de relación entre el hombre y el medio ya existentes y, como en la definición de paisaje de la Convención, las poblaciones constructoras y usuarias de los paisajes son fundamentales. En el caso de Andalucía, las siete reservas de la biosfera declaradas en la actualidad recogen algunas de las tipologías paisajísticas más emblemáticas de la región asociadas a humedales, desiertos, sierras, litoral, etc.; sin embargo la diversidad interna de la región y el interés del programa MaB, en su finalidad de proporcionar una base científica (investigación, formación y demostración interdisciplinar), para resolver los problemas de la utilización y el mantenimiento de los recursos naturales, prestan a la figura de Reserva de la Biosfera una gran actualidad. Esta actualidad, se manifiesta en lo idóneo del Programa para destacar y articular, tanto políticas comunitarias de desarrollo, ordenación del territorio y paisaje, como políticas más cercanas de conservación, articulación territorial, desarrollo rural y gestión de los recursos culturales y medioambientales, desarrolladas en distintas Consejerías de la Junta de Andalucía.
 
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Monumentos Naturales de la Provincia de Córdoba, La Cueva de Los Murciélagos
De los primeros 23 Monumentos Naturales declarados en Andalucía, La Cueva de Los Murciélagos es uno de los dos nuevos espacios protegidos que se localizan en la provincia de Córdoba.

La Cueva de los Murciélagos, una de las más grandes de la provincia y cuyo nombre obedece a la abundante presencia de este mamífero, que aunque en recesión persiste actualmente en las salas más profundas de la cavidad, se localiza en el término municipal de Zuheros, en el Parque Natural Sierras Subbéticas

Este monumento natural de caracter geológico y etnográfico, tradicionalmente refugio de pastores frente a las inclemencias del tiempo y fuente de murcielaguina, excremento de murciélago, usado desde antiguo como fertilizante natural, es uno de los puntos más visitados del Parque Natural Sierras Subbéticas. Destaca la singularidad de su geomorfología, asociada a la existencia de una diaclasa en las calizas cretáceas de la zona norte del Macizo de Cabra que ha sido modelada por el agua. En su interior se localiza un yacimiento arqueológico de reconocida relevancia en el ámbito científico internacional, en el que sobresalen restos culturales, paleontológicos y antropológicos que se remontan desde el Paleolítico Medio hasta la época romana, y que ofrecen las claves para la interpretación de un gran periodo histórico en el ámbito de Andalucía occidental. Entre ellos cabe destacar las manifestaciones pictóricas pertenecientes al arte postpaleolítico que se localizan en el Corredor de las Pinturas, y numerosos restos de diversa antigüedad que se muestran actualmente en el museo de Zuheros.  Los restos arqueológicos que se localizan en la Cueva de Los Murciélagos indican un uso prehistórico de la misma por parte de los habitantes de esta comarca. Con una temperatura media estable en su interior a lo largo de todo el año y una  localización a caballo entre la sierra y la campiña, la cueva presentaba unas características idóneas como refugio y como punto estratégico para la obtención de recursos vegetales y animales silvestres, así como para la práctica de la agricultura y la ganadería.
 
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Creación de una comisión de coordinación de los proyectos Doñana 2005 y el Corredor Verde de Guadiamar
Paradójicamente el vertido minero de Aznalcóllar ocurrido en Abril de 1998 ha creado la oportunidad de realizar importantes cambios en los ecosistemas de Doñana a través del desarrollo de dos de los proyectos de restauración mas importantes que actualmente se desarrollan a nivel mundial. El primero es un proyecto de gestión integrada de cuenca promovido por la Consejería de Medio Ambiente, el Corredor Verde del Guadiamar, que pretende además de controlar y remediar la contaminación generada por el vertido, recuperar la función perdida de la cuenca del Guadiamar como corredor de especies y procesos entre los ecosistemas del litoral de Doñana y Sierra Morena. El segundo denominado Doñana 2005, desarrollado por el Ministerio de Medio Ambiente a través de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, pretende recuperar la funcionalidad hidrológica de la marisma protegida de Doñana.

Ambos proyectos se pusieron en marcha sin coordinación en sus aspectos conceptuales ni metodológicos por parte de ambas administraciones. En la actualidad, y con el objetivo de obtener una optimización de las actuaciones y resultados esperados enmarcados en ambos proyectos, se ha iniciado recientemente un proceso de cooperación institucional que se ha traducido en la creación de una Comisión de Coordinación, formada por técnicos de ambas administraciones, y de un Comité Científico Conjunto Doñana 2005-Corredor Verde del Guadiamar integrado por científicos de reconocido prestigio, que da apoyo al Comité de Coordinación. Las reuniones y los trabajos de coordinación se iniciaron en el pasado mes de noviembre y se espera que en breve ambos proyectos caminen conjuntamente hacia la mejora de la integridad y la salud ecológica de los ecosistemas de las marismas del Guadalquivir y sus cuencas vertientes. Sin duda estamos en un momento clave para definir el modelo de gestión de la Doñana de los albores del siglo XXI.

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