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   Información generalEfectos sobre la salud y posibles actuaciones de prevención, control y reducción de la contaminación

Ozono

El ozono es un gas constituyente natural del aire que respiramos, aunque se puede convertir en tóxico a concentraciones elevadas.

La mayor parte del ozono total existente en la atmósfera, el 90%, se encuentra y se forma en la estratosfera, a una altura entre los 12 a 40 Km sobre la superficie terrestre. Se trata del ozono estratosférico y éste es el que protege a la Tierra de las radiaciones ultravioletas del sol.

El resto del ozono que existe en la atmósfera se encuentra y se forma en la troposfera, y se considera un contaminante atmosférico secundario, es decir, que no es emitido directamente a la atmósfera, sino que se forma a través de reacciones activadas por la luz solar (fotoquímicas) entre otros contaminantes primarios. Los principales precursores del ozono son los óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles, que se emiten de forma natural o a consecuencia de las actividades humanas. Estas especies químicas, al reaccionar en unas condiciones meteorológicas determinadas de altas temperaturas y radiación solar intensa, producen el consiguiente aumento de concentración de ozono principalmente en época estival.

Origen y formación del Ozono Troposférico

El tráfico y algunas industrias son las principales fuentes de emisión de óxidos de nitrógeno precursores del ozono. Otros precursores importantes son los compuestos orgánicos volátiles que se producen en actividades de manipulación y uso de combustibles fósiles, en la fabricación y uso de disolventes orgánicos y no hay que olvidar las emisiones de origen natural. En las ciudades, las mayores concentraciones aparecerán a sotavento, en zonas suburbanas o rurales.

Ozono y salud

El ozono es un gas irritante, que puede tener repercusiones importantes para la salud humana. El aparato respiratorio es el principal perjudicado por la acción del ozono, siendo los primeros síntomas que se detectan tras una exposición al mismo: tos, dolor de cabeza, náuseas, dolores pectorales al inspirar profundamente y acortamiento de la respiración. Estos síntomas se han observado para concentraciones de ozono de alrededor de 240 microgramos/ metro cúbico.

Existen ciertos grupos de población potencialmente más sensibles a la acción del ozono. Una sensibilidad mayor de la normal al ozono puede ser debida a numerosas causas, siendo las más importantes: la preexistencia de enfermedades respiratorias, la realización de ejercicio físico, y la distinta genética existente entre la población. En cuanto a personas asmáticas, se ha observado una mayor frecuencia de ataques de asma tras exposiciones a altos niveles de ozono. Debido a que los niños tienen unos hábitos de ocio relacionados con el ejercicio físico y la actividad al aire libre, constituyen un importante grupo de riesgo.

En general, esta población más sensible al ozono representa un 10% del total.

Las horas en las que los riesgos de sufrir los efectos del ozono son mayores, por realizar alguna actividad al aire libre son:

  • en zonas urbanas: de 14 a 20 h.

  • en zonas rurales: de 12 a 20 h.

Posibles actuaciones de prevención, control y reducción de la contaminación

Las estrategias de reducción no son eficaces si se hacen a corto plazo; por ello hay que concebir estrategias a medio-largo plazo, de reducción de precursores del ozono. Se pueden destacar:

  • Uso de vehículos menos contaminantes y control del tráfico.

  • Uso del transporte público

  • Ahorro de energía.

  • Uso de energías no contaminantes.

  • Reducción del uso de disolventes.

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