2.
En la ruta de los atunes y las orcas.
Todas las primaveras se produce la entrada de
atunes desde el Atlántico al Mediterráneo en
busca de sus lugares de reproducción. En verano
hacen la ruta inversa volviendo al océano. El
flujo migratorio se realiza próximo a la costa,
lo que propició el desarrollo de una cultura
específica para su pesca desde fechas tempranas.
Y es que los atunes, eran al decir del geógrafo
Estrabón
“una especie de cerdo de mar”
que no
podían ser desaprovechados. Tampoco pasaban
desapercibidos para las orcas, que asociaban sus
desplazamientos a los de este túnido, una de
sus presas favoritas. La sobrepesca del atún rojo
amenaza hoy el futuro de la especie.
1.
Una bahía fértil y productiva.
La riqueza en nutrientes aportados por las descargas
fluviales en un medio litoral somero y bien iluminado en
el que las mareas y los vientos garantizan la mezcla de las
aguas, hacen de la Bahía un espacio de gran fertilidad. De
hecho, este tipo de ecosistemas estuarino-marismeños se
encuentra entre los de mayor productividad biológica del
planeta y juegan un papel crucial como zonas de alevinaje
y engorde de muchas especies de interés pesquero.
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] A GU A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
(
Agua
& Naturaleza