G R A N A D A N A Z A R Í Y R E N A C E N T I S TA . 1 6 0 0 [
59
]
de los
Neveros
En el horizonte hacia Poniente se perfila
el círculo de montañas que delimita la
depresión de la Vega: las sierras de Tejeda,
Loja, Parapanda y Sierra Elvira. El río Genil
desagua la Vega camino del Guadalquivir a
través de la angostura de Loja, que se abre
paso entre Sierra Gorda y el Monte Hacho.
La fertilidad y abundancia de
agua de la Vega han propiciado
su intenso desarrollo agrícola y
nutrido poblamiento. Primero
se colonizaron los rebordes,
a salvo de inundaciones, y
después las áreas de la Vega
baja, al compás de su paulatino
relleno, articulándose una densa
ocupación a base de pueblos,
alquerías, caserías y cortijos.
El pie de monte de Sierra
Nevada, recogido en primer
término de la imagen, está
formado por una orla de
materiales sedimentarios
groseros (conglomerados con
grandes bloques, cantos rodados,
arenas, limos) que en los veinte
últimos millones de años fueron
arrancados y arrastrados por
el agua desde la montaña a
la depresión. Algunos niveles
de corales indican que en las
primeras etapas sedimentarias
las olas del mar batían cerca de
estos parajes, hoy tan serranos.
En el Panderón del Veleta había algunas covachas donde pasaban el verano
los “guardas de la nieve” para impedir que se la llevaran quienes no estaban
autorizados, dado el derecho exlusivo de explotación para la ciudad de
Granada de que era objeto. Más abajo, en el Purche, había pozos donde la
nieve se almacenaba y conservaba para su posterior acarreo.
En la orla sedimentaria, de
materiales poco consistentes,
la erosión del agua ha
excavado cárcavas y barrancos,
entre los que se disponen
interfluvios amesetados,
con suelos rojos menos
fértiles, donde predominan
el monte y pastos ganaderos.
Ciertos lugares más aptos se
aprovechan, por su parte, para
cultivos de secano herbáceos
y leñosos.
[
58
] A GU A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
En las montañas el agua hace caminos, y
a menudo la ocupación del territorio y las
comunicaciones han seguido los valles abiertos
por los ríos. Pero también puede haber otras
rutas del agua, como el histórico y singular
Camino de los Neveros que transita entre
Granada y Sierra Nevada directamente hacia
las cumbres, ofreciendo una excepcional
perspectiva del entorno de la capital granadina,
“como un mapa abierto a nuestros pies”.
Este camino era la senda que frecuentaron
hasta las primeras décadas del siglo XX las
cuadrillas de neveros que en primavera y verano
subían hasta las inmediaciones del picacho del
Veleta para cargar y acarrear con sus recuas
la nieve helada que luego se distribuía en la
ciudad, usándose con fines terapéuticos, para
conservar alimentos o preparar bebidas frías.
Eran otros tiempos del agua.
(
)
La Vega es hoy una depresión
interior entre montañas que
evolucionó sucesivamente, desde
hace millones de años, a partir de
un mar abierto, un mar relicto,
un lago cerrado y, por último,
un valle fluvial torrencial que fue
rellenándose con los abundantes
aportes arrastrados por los ríos que
bajaban de las sierras colindantes.
Desde Granada y los pueblos
de Huétor Vega y Monachil,
asciende por las lomas este
camino de herradura que lleva a
las alturas de Sierra Nevada, hasta
el Panderón, los ventisqueros de
Cauchiles y el corral del Veleta,
con un trayecto de casi una
treintena de kilómetros y unos
2.000 m de desnivel.
Los neveros, los arrieros de la nieve, emprendían el camino de ida al mediodía, llegando a los
lugares de carga a la caída de la tarde, al cabo de unas ocho horas. Apisonada y alisada —con una
tabla, el “barbero”— para compactarla, la nieve helada se cargaba en serones de esparto, envuelta
en paja y tapada con una manta para disminuir las pérdidas al derretirse. Cada una de la veintena
de bestias que solían formar las recuas transportaba unas 18 arrobas (algo más de 200 k), de
las que venía a perderse un tercio en el acarreo. El trayecto de vuelta se hacía aprovechando el
frescor de la noche, para entrar en Granada al amanecer.
Antes de entrar en la Vega, el río Genil fluye
encajado en conglomerados. El fondo de valle
presenta un perfil de artesa, con su llanura de
inundación ocupada por regadíos. En algunos
tramos de las orillas discurre un bosque de ribera
integrado por mimbreras rojas, álamos blancos,
fresnos y olmos, formaciones originales de
sotos que en gran medida han desaparecido en
nuestros días.
El abastecimiento de nieve en Granada, cuyas
primeras referencias se remontan al parecer
a época nazarí, se regularizó en el siglo XVI,
cuando Concejo de la ciudad organizó y subastó
su explotación y comercio, convirtiéndose en
un lucrativo negocio. Traída por los neveros,
se depositaba en la Casa de la Nieve, desde
donde el arrendatario del ramo la distribuía,
vendiéndose a un precio tasado. La instalación de
la primera fábrica de hielo en 1922 supuso el fin
de esta actividad secular, aunque todavía hiciesen
algunos acarreos los últimos neveros hasta 1950.