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Entre las poblaciones de Matalascañas y Mazagón y siguiendo el sendero de Cuesta Maneli, se halla el Monumento Natural Acantilado del Asperillo, un sistema de dunas fósiles que se extienden a lo largo de doce hectáreas de costa.
Se considera una de las formaciones costeras con características geomorfológicas y ecológicas más singulares de la Península, ya que se trata de un acantilado arenoso formado por la sedimentación de arenas de origen eólico y aluvial, materia orgánica y otros materiales. Las distintas capas fueron depositándose a lo largo del tiempo, para que posteriormente las fuerzas de la tierra las elevaran más de 100 metros. Los materiales más antiguos se estiman que tienen entre catorce y quince mil años.
El oleaje y el viento producen cambios continuos en estas dunas. Desde la extensa playa es posible advertir en sus paredes las distintas tonalidades de naranjas, blancos, ocres y negros que se estratifican originando caprichosas ondulaciones y formas geométricas interrumpidas por cárcavas.
Destaca la prácticamente nula vegetación existente en el perfil por las duras condiciones costeras y la acusada pendiente que soportan. En la parte superior, asentadas en las arenas, aparecen aulagas, camarinas, enebros, sabinas y el pino piñonero de repoblación. Este árbol con sus raíces fija las arenas impidiendo el avance de las dunas. En estos entornos habitan especies amenazadas como la tortuga mora, la víbora hocicuda, el lince ibérico o el meloncillo.
El Acantilado del Asperillo se encuentra en el privilegiado entorno del Parque Natural Doñana. Adentrarse para contemplar el paisaje o bañarse en alguna de sus playas son algunas de las opciones para disfrutar de este espacio natural protegido.
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