Visita adaptada del Centro de Visitantes Llano de las Ámericas.
Parque Natural Despeñaperros

Bienvenidos y bienvenidas

Bienvenidos y bienvenidas

Bienvenidos y bienvenidas al Centro de Visitantes Llano de las Américas situado en el municipio de Santa Elena en la provincia de Jaén. Este equipamiento de recepción está dedicado a recibir y orientar a los visitantes que deciden conocer el Parque Natural Despeñaperros y el Paraje Natural Cascada de la Cimbarra (lajunta.es/3sq54)

En este equipamiento, el visitante podrá encontrar un espacio central en el que confluyen la recepción y tienda del Espacio Natural, donde será atendido y en el que tendrá la oportunidad de adquirir algún producto relacionado con el entorno y una zona con información sobre la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía (RENPA).

Aunque el Parque Natural de Despeñaperros es uno de los parques naturales de menor superficie de Andalucía, concentra un extraordinario patrimonio geológico, natural e histórico. Sus desfiladeros han sido el escenario de diferentes episodios épicos como la batalla de Las Navas de Tolosa.

A escasos kilómetros del Parque Natural, en las inmediaciones del municipio de Aldeaquemada, se encuentra el Paraje Natural Cascada de la Cimbarra. Se trata de un pintoresco lugar de relieve abrupto donde el encajonamiento del río Guarrizas forma una sucesión de cascadas. En sus paredes se desvela el origen marino de estas rocas 500 millones de años atrás.

En estos enlaces puedes ampliar la información sobre este Espacio Natural Protegido con material descargable como la oferta de senderos, horario de apertura, cómo llegar, mapa con todos los equipamientos de uso público, etc.

Centro de Visitantes Llano de las Américas: lajunta.es/3p0ho

Parque Natural Despeñaperros: lajunta.es/3sq8j

Completa tu visita con experiencias de ecoturismo con empresas locales. Puedes consultar la oferta en el siguiente enlace: ecoturismoandaluz.com

Para actividades destinadas a la comunidad educativa, asociaciones de personas con diversidad funcional y población local, puedes acceder a través del enlace: reservatuvisita.ecoturismoandaluz.com

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Origen y destino: un territorio vivo en continua evolución

Un territorio vivo en continua evolución

Despeñaperros y la Cimbarra comparten un mismo origen, una misma esencia que armoniza de forma original cualidades a menudo contrapuestas, construyendo un paisaje único. El fondo de un mar ancestral corona hoy día las cumbres rocosas, mientras los ríos Despeñaperros y Guarrizas devuelven al mar lo que un día fue suyo, excavando sin tregua angostos desfiladeros. En los paredones de piedra han quedado impresas las olas que rizaban el lecho marino (ripples), las conchas y caparazones de miles de seres acuáticos y las huellas del paso de una fauna ya extinta.

Los agentes erosivos disgregan y desgastan la roca según la dureza de los materiales. El resultado es un paisaje agreste surcado por cañones profundos y presidido por sólidos crestones de cuarcitas.

Un viaje de 500 millones de años

En el Ordovícico (hace 500 millones de años), aparecieron los primeros vertebrados. Los animales y plantas comienzan a conquistar las tierras emergidas. Este territorio formaba parte de los fondos marinos que bañaban la costa de la meseta ibérica, donde fueron depositándose gran cantidad de arenas litorales.

En el Silúrico-Devónico (hace 400 millones de años), hubo una explosión de la vida vegetal y aparecieron los primeros insectos terrestres y los primeros anfibios. Los ríos que atravesaban la meseta, arrastraron hasta el lecho marino arenas y arcillas, que sedimentaron junto con gruesos espesores de esqueletos y caparazones, procedentes de organismos marinos.

En el Carbonífero (hace 300 millones de años) existían bosques de helechos de hasta 30 metros de altura, dando lugar a los grandes depósitos de carbón.

En la era Permo-Triásico (hace 200 millones de años), el cambio climático pone fin a la etapa cálida y húmeda anterior y aparecen los primeros dinosaurios.

Al final de Cretácico (hace 100 millones de años) se produjo la gran extinción de los dinosaurios. En la actualidad los agentes erosivos continúan modelando el relieve de Despeñaperros y Cimbarra.

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Un mundo de contrastes: El espectacular relieve de Despeñaperros modela paisajes nuevos a cada paso

El clima varía considerablemente en función de la orientación y altitud del terreno. La vegetación expresa estas variaciones formando ambientes originales adaptadas a cada situación.

Las zonas orientadas al sur son las más soleadas y, en consecuencia, más cálidas y secas: son las llamadas solanas. Su vegetación muestra diferentes adaptaciones orientadas a maximizar la captación de agua y minimizar la evapotranspiración.

Las áreas orientadas al norte quedan a la sombra, en ocasiones de manera permanente, por lo que son más húmedas y frías y se conoce como umbrías. Las adaptaciones que presenta su vegetación se orientan principalmente hacia la captación de luz y a soportar las heladas.

Por su parte, las diferencias que refleja la vegetación de Despeñaperros en función de la altitud definen dos grandes franjas: una cálida, propia de las cotas más bajas del parque, dominada en las solanas por los bosques de encinas y en las umbrías por alcornoques y quejigos; y otra fresca, propia de cotas altas, dominada en las solanas por bosques de encinas y alcornoques, y en las umbrías, por robles melojos y quejigos.

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Escenarios de vida: una rica biodiversidad entre sierras escarpadas.

Tanto la vida silvestre como el propio ser humano, han ido abriéndose camino a través del escarpado relieve de estas fortalezas naturales.

Crestas y roquedos

Musgos y líquenes colorean las imponentes formaciones rocosas, a cuyo resguardo se encuentran el culantrillo de pozo, la dedalera o el ombligo de venus. El vuelo del águila real y el buitre leonado, los ruidosos bandos de chovas piquirrojas y vencejos o las melodías del roquero solitario y la collalba negra, completan el panorama del paisaje más abrupto.

Pinares

Los extensos bosques de pino piñonero y pino resinero son fruto de las repoblaciones de zonas deforestadas a causa de la sobreexplotación del monte. Multitud de aves forestales, como herrerillos, carboneros, picogordos y picos picapinos, dan color y dinamismo al pinar. Poco a poco, estas masas forestales van dejando paso a la vegetación autóctona.

Melojares

El roble melojo domina las laderas más húmedas y umbrosas, tapizadas de musgo y habitadas por el corzo, que encuentra en sus espesuras uno de sus últimos refugios en la provincia de Jaén.

Valles y barrancos

Reductos donde habita la nutria, los frondosos bosques de galería se suceden aguas abajo entre alisedas, fresnedas y tamujares. Mientras salamandras, sapos o tritones emergen a la superficie, en el aire se puede ver el vuelo de la oropéndola y del martín pescador.

Jarales y brezales

En las solanas, la jara pringosa inunda el monte con la fragancia de su aceite esencial, el ládano, acompañada de inquietas currucas y el cromatismo de otras especies de jaras: de blanco, las jaras de hoja de laurel y las de hoja de chopo; de rosa, las jaras rizada o blanca; y de amarillo, el jaguarzo blanco. Mientras, en las umbrías, se hallan distintas especies de brezo, blanco, rojo, o de escobas.

Encinares

Capaz de formar bosques en las condiciones más duras, la encina constituye desde antaño una fuente de recursos para el ser humano y la fauna. Ciervos, jabalíes y arrendajos se alimentan con su fruto, la bellota. El águila imperial ibérica selecciona las copas altas para nidificar, mientras trepadores azules y agateadores buscan larvas en su tronco. Varias especies aromáticas, como la jara pringosa, mejorana y cantueso, acompañan a este árbol admirable, símbolo del bosque mediterráneo.

Quejigos y alcornoques

Un bosque ancestral se extiende por las zonas más frescas de estos espacios naturales, formado por alcornoques descorchados y quejigos con sus características agallas. Les acompañan arbustos como el brezo, la olivilla o el madroño, cuyos frutos son apreciados incluso por carnívoros como los zorros y las ginetas.

Enebrales

Adaptados a las más duras condiciones, los enebros de la miera resisten con entereza el frío y la sequía de las laderas pedregosas y soleadas de los parajes de Despeñaperros y la Cimbarra. El enebro de los Posadillas, en el paraje Los Pastizales, es un magnífico ejemplo de árbol singular de la provincia de Jaén.

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Rincones con encanto especial. A orillas del Camino Real

A orillas del Camino Real

Las aldeas nos recuerdan los tiempos en que los bandoleros acechaban el Camino Real que atravesaba la sierra y un rosario de casas o postas o ventas (Magaña, Miranda...) proporcionaban albergue y sustento a los transeúntes; una época ilustrada que promocionaba la ordenación del territorio y la planificación urbanística, con el empeño de colonizar Sierra Morena; un tiempo en que el desvío de la ruta principal por el paso de Despeñaperros (1786) ocasionaría la ruina de las aldeas situadas junto al camino viejo y el desarrollo de otras al hilo del nuevo trazado.

Magaña: Antigua venta de Magaña. Actualmente, su caserío se halla casi derruido.

Miranda del Rey: Antigua venta de Miranda. En tiempos de la colonización carolina, acogió a 14 vecinos procedentes de Alemania y Suiza. En la actualidad, ha resurgido como lugar de residencia.

Venta Nueva: Antigua Venta Nueva. Mantenía su caserío y recientemente ha sido restaurado para diferentes servicios de la autovía A-4.

Las Correderas: Núcleo que surgió tras la reapertura del paso de Despeñaperros. Hoy día, su caserío se mantiene, aunque abandonado. Su reutilización está limitada por el actual trazado de la A-4.

Venta de Cárdenas: Pasando el paso de Despeñaperros, es el primer núcleo de Castilla-La Mancha. Su origen se remonta al medievo entorno a un manantial de agua.

El Empedraíllo, es un tramo con restos de un camino empedrado asociado por la tradición a la época romana, pero construido más bien entre los siglos XV-XVI, formando parte probablemente del camino del Puerto de Rey o Camino Real que atravesaba la sierra desde principios del XVI.

El refugio del Collado de la Aviación es un discreto puesto de vigilancia aérea de la Guerra Civil, posteriormente aprovechado por pastores y dispositivos contra incendios. Ofrece una magnífica panorámica del desfiladero del mismo nombre, donde es fácil observar varias especies de rapaces y de acrobáticos y ruidosos córvidos.

Los molinos y batanes fueron muy comunes en los cauces fluviales ya desde la época musulmana. Ambos utilizaban la fuerza hidráulica: los primeros, para moler trigo; y los segundos, para golpear tejidos, con objeto de darles cuerpo y hacerlos más tupidos. El molino del Batán (siglos XVIII-XIX) destaca entre las edificaciones de esta clase, al igual que el Molino de la Cimbarra. Recorriendo el sendero señalizado Molino del Batán, podrás llegar hasta el fondo del Batán, donde, oculto por la vegetación, encontrarás las ruinas del antiguo molino.

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Refugio de seres únicos

Refugio de seres únicos

Despeñaperros y la Cascada de la Cimbarra constituyen un valioso santuario para la conservación de más de 1.000 especies vegetales y cerca de 177 especies de fauna. Algunas merecen una mención especial, bien porque restringen su ámbito de distribución mundial a prácticamente los límites de estos espacios naturales, o bien porque, aun atendiendo a un ámbito más extenso, tienen en estos parajes una población relativamente elevada o una distribución atípica, lo que les otorga un carácter exclusivo. Buen ejemplo de ello son, entre las especies vegetales, el clavel de Despeñaperros, el cardo de piedra, el jaramago de roca y la aulaga fina; así como el corzo andaluz entre los animales.

Otras especies vegetales características son las plantas rupícolas, que habitan la roca, como la hermosa floración de la dedalera, los tapices de helechos y las plantas crasas entre las paredes pétreas.

Lince ibérico: Habita en bosque y matorral mediterráneo con zonas abiertas que permitan la formación de pastizales que sirvan de alimento a su principal presa: el conejo.

Lobo ibérico: Especie generalista que selecciona zonas de gran tranquilidad donde, por su carácter social, vive en manadas territoriales.

Águila imperial ibérica: Habita en el bosque mediterráneo compuesto de encinas y alcornoques y, en menor medida, de pinar.

Cigüeña negra: Habita en zonas alejadas de la presencia humana, como grandes áreas boscosas o zonas de sierra, casi siempre cerca de masas de agua.

Corzo: Habita en zonas de umbría de bosque mediterráneo de alcornoques y quejigos, generalmente con claros de pastizal y algún punto de agua, y bosques de ribera.

Sapo partero: Habita en cursos temporales de agua en bosque mediterráneo.

Galápago europeo: Habita en ríos de aguas limpias, corriente lenta y vegetación acuática abundante.

Calandino: Habita en los tramos medios de ríos con aguas remansadas, con pozas y vegetación.

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El sustento de un pueblo. Alianza de vida: Discretos seres regulan el funcionamiento del bosque

Las setas

Ni animales ni plantas, los hongos siempre han despertado la imaginación del ser humano, representando la frontera entre lo natural y lo sobrenatural. La diversidad de formas y colores de las setas, sus cuerpos fructíferos, fascinan aún hoy a un gran número de aficionados y deleitan los paladares más exigentes.

Los habitantes de la comarca conocen bien la variedad de setas comestibles del entorno: entre los pinares puedes hallar el níscalo, el bojín o la negrilla. En las riberas, la seta de chopo.

Entre la jara, el faisán de la jara. En las zonas aclaradas y húmedas, el parasol y la seta de palillo suelen abundar en otoño.

La vida en el corazón de Despeñaperros

Las abruptas rocas están serpenteadas por ríos y arroyos que ofrecen tubos, saltos y cascadas que dan cobijo a una significativa fauna. Los bosques de galería, formados por alisos, fresnos y sauces, refrescan el bosque mediterráneo.

El encinar y alcornocal contribuyen a la conservación de una fauna de gran valor y suministran toda una serie de productos útiles que han sustentando la vida y la economía de las poblaciones de este territorio. El tránsito del día a la noche en Despeñaperros es el paso de la mirada impertérrita del águila imperial ibérica o la penetrante del búho real; de la feroz caza del halcón peregrino al sigiloso acecho de la gineta; o del salto de la cabra montés en los riscos al chapuzón del sapo partero ibérico en los remansos.

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Un monte que ofrece mil manera de vivir: Despensa, saber y cultura. Una fuente de recursos que determina la vida de sus moradores.

La utilización intensiva de la madera provocó importantes deforestaciones en el pasado, hasta que a mediados del siglo XX, la situación cambió radicalmente. Un decreto declaraba la utilidad pública, necesidad y urgencia de la repoblación forestal de buena parte de las fincas que eran cabecera de cuenca de los numerosos embalses que se estaban construyendo aguas abajo.

Las vastas masas de pinos (resinero y piñonero) heredadas de aquella época, se gestionan hoy de forma sostenible para mejorar la calidad de los pinares y reconducirlos hacia el monte mediterráneo, obteniendo como aprovechamiento la madera y la biomasa. También de forma respetuosa, se extrae el corcho de la corteza de los alcornoques. Además, están resurgiendo viejos oficios que aprovechan la leña de la encina (procedente de resalveos y podas de formación) y la resina del pino piñonero. Atrás quedaron otros aprovechamientos que alcanzaron gran relevancia de estos parajes: el carboneo y la extracción del ládano de la jara pringosa. Este aceite de esencia se utilizaba antiguamente como fijador de perfumes. En la actualidad, la industria cosmética lo ha ido reemplazando por productos sintéticos, siendo ya solo los perfumes más exclusivos los que aún emplean este producto natural.

Apicultura

La miel fue le primer edulcorante de la humanidad. Pinturas rupestres representan al ser humano en plena recolección. Además, el trabajo de las abejas, facilita la polinización de multitud de especies vegetales y permite a los apicultores la obtención de otros subproductos como cera, jalea real, propóleos y polen.

Aprovechamiento cinegético

La práctica de la caza mayor, representa uno de los principales usos del monte, cobrando cada vez más importancia la modalidad de rececho sobre la montería. Ciervo y jabalí son las principales especies objeto de esta práctica, a las que se unen el gamo y el muflón en la Cascada de la Zimbarra. La cabra montés y el corzo no son objeto de aprovechamiento cinegético, ya que se pretende fomentar su presencia.

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Un territorio lleno de historias

Un territorio lleno de historias

La roca como lienzo, Patrimonio de la Humanidad

Sencillos trazos sobre la roca evocan la vida de los primeros pobladores de estas tierras: escenas de caza, pastoreo, danzas y ritos de fecundidad que describen las costumbres de hace más de 4.000 años. Los abrigos y cavidades de Despeñaperros y la Cimbarra cobijan un destacado patrimonio pictórico rupestre de estilo esquemático y levantino. Sus 20 yacimientos, con mas de 40 grupos de figuras, forman parte del conjunto de arte rupestre del arco mediterráneo de la Península ibérica, declarado en 1998 por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Destacan en especial:

  • Las pinturas blancas de la Cueva del Santo
  • La representación de un ciervo a la carrera en la cueva de los Muñecos
  • Las representaciones solares y antropomorfas del abrigo Vacas del Retamoso-Los Órganos
  • Las figuras humanas esquemáticas y ciervos de estilo levantino en la Cueva de la Tabla del Pochico
  • Los grabados de trazo fino en el abrigo del Poyo del Medio de la Cimbarra

Los primeros pobladores de la zona buscaron entre las rocas abrigos para guarecerse de las inclemencias meteorológicas. Durante su estancia representaron, mediante diferentes formas pictóricas, sus costumbres más ancestrales. Por un sendero señalizado puedes acceder tanto a los restos del poblado íbero como a la Cueva de los Muñecos. Las representaciones más comunes eran guerreros, a pie y a caballo; figurillas femeninas, cuya indumentaria permitía distinguir jóvenes, mujeres maduras o sacerdotisas; diferentes partes del cuerpo humano, y animales.

El pueblo íbero

El pueblo íbero encontró aquí un lugar de extraordinarias riquezas materiales. El poblado asentado en el cerro del Castillo (siglo II antes de Cristo) alcanzó gran importancia gracias a su estratégica situación, desde la que se controlaban las explotaciones mineras y el paso por el desfiladero de Despeñaperros. Junto con una fructífera actividad minera, los íberos desarrollaron una intensa vida espiritual que tuvo como epicentro la cavidad popularmente conocida como Cueva de los Muñecos. Este santuario ibérico fue un foco de culto religioso desde el siglo V antes de Cristo hasta finales de la época romana. Debe su nombre a los innumerables exvotos hallados en su interior: figurillas generalmente de bronce que eran ofrecidas a la divinidad para pedir o agradecer su ayuda en cuestiones de salud, fecundidad o protección.

El amanecer de la obra civil

El imperio romano pronto quiso adueñarse de las minas de galena argentífera, mena de plomo y plata. Durante la Segunda Guerra Púnica disputó su control con los cartagineses, pueblo que ahora detentaba el control de tan preciadas explotaciones, pero su victoria en Baécula dio paso a la romanización de la zona y la construcción de diversas obras civiles.

Los romanos trazaron una calzada que unía Toledo con Cástulo (importante ciudad íbera cuyas ruinas se encuentran en el municipio de Linares) y las minas de El Centenillo, atravesando Despeñaperros.

Al Ándalus, la flor de Oriente

En los cinco siglos de presencia musulmana floreció el conocimiento. El idioma común que se extendía desde Al-Ándalus hasta la India, facilitó el acceso al pensamiento clásico y de Oriente. En sus cortes, convertidas en centros de saber, fueron muy notables los adelantos en medicina, las matemáticas, la astronomía o la ingeniería del agua.

La batalla de las Navas de Tolosa

Las Navas de Tolosa se recuerda como el hecho histórico que marcó el principio del fin del imperio almohade: una sangrienta batalla envuelta en la leyenda y repleta de sucesos inesperados.

Tras la derrota sufrida en la batalla de Alarcos, el rey de Castilla Alfonso VIII consiguió reunir en 1212 un poderoso ejército de cruzados, gracias al apoyo de los reyes Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón y del Papa Inocencio III.

Tomaron el castillo de Castro Ferral, que custodiaba el estratégico puerto del Muradal, con la idea de dirigirse hacia los Llanos de la Losa, paraje abierto donde esperaban entablar batalla campal con las tropas almohades del califa Muhammad Al-Nasir.

Pero al cortar los Almohades el acceso al valle, los cruzados se vieron bloqueados entre montañas, sin capacidad de maniobra. Entonces un pastor local, al parecer, les siguió a través de un paso de montaña sin vigilar, conocido hoy como Puerto del Rey, por donde se introdujeron hasta una posición en la retaguardia almohade: la Mesa del Rey.

Por las condiciones del relieve, los almohades no pudieron sacar partido de sus tácticas habituales y fueron aplastados por las cargas de los cruzados, que alcanzaron una resonante victoria.

Nuevos vecinos venidos del corazón de Europa

En 1767 Carlos III firma la instrucción y fuero de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, un ambicioso proyecto de colonización con el triple objetivo de mejorar la seguridad del paso de Despeñaperros, potenciar el desarrollo económico poniendo en producción zonas antes deshabitadas y promover una concepción más igualitaria de la vida y las relaciones sociales.

Una suma de 326 reales, 50 fanegas de tierra de labor y varios animales fueron los incentivos ofrecidos por la Corona a los 6.000 colonos que llegaron procedentes de Alemania y Flandes. Sin embargo, el desconocimiento de la agricultura local, la falta de infraestructuras y las enfermedades pronto redujeron su número a la cuarta parte.

Urbanismo de vanguardia

El superintendente general Pablo de Olavide fue el encargado de establecer la ubicación y diseño de estas Nuevas Poblaciones de Sierra Morena: una plaza central de la que partían calles perpendiculares, con geométricas manzanas y casa muy similares, según un modelo semejante al del urbanismo americano de las fundaciones coloniales.

Grandes infraestructuras de comunicación

El trazado de una moderna carretera para comunicar Cádiz y la Corte, era una necesidad imperiosa. Carlos III encargó el proyecto al ingeniero francés Carlos Lemaur, quien por vez primera utilizó el desfiladero del río Despeñaperros como enlace de comunicación, evitando así las temidas cuestas de los puertos del Rey y del Muradal. Este itinerario perduró doscientos años, hasta el desdoblamiento de la A-4 en 1984.

Despeñaperros, refugio de bandoleros

El bandolerismo en Sierra Morena fue un fenómeno persistente que ya se mencionaba en una carta dirigida al romano Cicerón. No obstante, la creación de las Nuevas Poblaciones y la construcción de la carretera a finales del siglo XVIII minimizaron su presencia en la zona, aunque la Guerra de la independencia le otorgaría después una dimensión política que prolongaría su práctica hasta bien entrado el XIX.

Una de las cuadrillas de salteadores más conocidas fue la de Los Botijas, activa en 1844. También lo fue José María Merino, de Santa Elena y de nombre parecido al célebre José María El Tempranillo, que alimentó la creencia de que este último medró por estos parajes. De hecho, la cueva de Vacas del Retamoso, es popularmente conocida como la Cueva del Tempranillo.

Una frágil revolución industrial

La revolución industrial llegó con bastante fuerza a la región, principalmente asociada a la minería, la metalurgia y la cerámica; y pronto se extendió a las más diversas actividades. Mientras, el tren logró vencer el abrupto relieve de este territorio ofreciendo un importante apoyo para el desarrollo industrial de la región. Pese a todo, la prometedora prosperidad económica, pronto se desvaneció debido a un contexto adverso que la llevó al fracaso.

La reforestación

A mediados del siglo XX, la mayor parte de los bosques habían desaparecido, quedando en su lugar extensos jarales. La actividad agrícola, ganadera y minera practicada en estos montes durante siglos, provocó la apresurada respuesta de la administración forestal española, a través de un ambicioso programa de reforestación.

Un camino de futuro

En 1989, la declaración de Parque Natural Despeñaperros y del Paraje Natural Cascada de la Cimbarra, supone la conservación de los valores naturales y culturales de estos espacios hasta nuestros días.

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