19/02/2021

Inmaculada Concepción ‘La Colosal’, de Bartolomé Esteban Murillo

Sus grandes proporciones (4,32 por 2,92 metros) han otorgado su sobrenombre a este óleo sobre lienzo pintado por el sevillano Bartolomé Esteban Murillo hacia 1650. El Museo de Bellas Artes de Sevilla expone esta obra encargada al pintor por los franciscanos, grandes defensores de la devoción a la Inmaculada Concepción de María. Su destino: el arco frontal del nuevo crucero de la iglesia del convento de San Francisco de la ciudad, hoy desaparecido. Con esta representación de la Inmaculada, Murillo estableció un nuevo tipo iconográfico, en el que María aparece con túnica blanca y manto azul, en composiciones de gran dinamismo con un fondo dorado resplandeciente y una gloria de ángeles revoloteando alrededor. La Virgen dirige la mirada hacia abajo, acentuando la sensación de profundidad del espectador. El efecto de movilidad espacial característico del Barroco se consigue a través de dos diagonales: la que forma la luna con la nube y los ángeles y la del vuelo del manto. Sus enormes dimensiones se deben a la altura a la que el cuadro estuvo colocado (15 metros), por lo que Murillo creó una figura rotunda para que pudiera percibirse bien desde abajo.

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