Ángeles Mora

Granada

Nació en Rute (Córdoba) y en 2017 fue nombrada «Hija predilecta» por su ayuntamiento. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, donde vive desde comienzos de los años ochenta, es también miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada. En 1982 publicó su primer libro de poemas: Pensando que el camino iba derecho. En 1989 obtuvo el Premio Rafael Alberti de poesía con La Guerra de los treinta años, en 2000 el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla por Contradicciones, pájaros, libro traducido al italiano en 2005. Además, ha publicado La canción del olvido (1985), La dama errante (1990), Antología poética (1995), ¿Las mujeres son mágicas? (2000), Caligrafía de ayer (2000) y Bajo la alfombra (2008). En 2016 recibió el Premio Nacional de la Crítica y el Premio Nacional de Poesía por Ficciones para una autobiografía (2015), con traducción al italiano en 2022. Asimismo, es autora de La sal sobre la nieveAntología 1982-2017 (2017 y 2021), Érase un chico que no tuvo un gato (2018), Casi un cuento (2018), Canciones inaudibles (2018, 2019); Spiegel der Spione/ Espejo de los espías (Hochroth, Heidelberg, 2019) y Contigo misma: Poemorias (2020). En 2017 fue reconocida con la «Bandera de Andalucía», que otorga la Delegación del Gobierno Andaluz en Granada, y el «Premio Mariana Pineda a la Igualdad entre mujeres y hombres» del Ayuntamiento de Granada.


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Obras:

Quizá la marca más característica del pensar poético de Ángeles Mora, eso que se suele llamar «la voz del poeta», sea el haber asumido la condición del yo no como algo sustantivo sino como algo siempre relacional, construido en conexión con el mundo y consigo misma. Así, libro a libro, ha ido abriendo un camino reconocible, muy personal, hasta obtener importantes reconocimientos como el Premio de la Crítica (2015) y el Nacional de Poesía (2016), ambos por su libro Ficciones para una autobiografía. En Soñar con bicicletas encontramos una poesía feminista, comprometida y crítica con un mundo que nos hace y deshace cada día. Poesía que piensa, que busca la llama de la razón y la belleza. Palabra que se adentra en las profundidades del ser y la existencia, poniendo en evidencia nuestra cotidianidad rota, nuestras contradicciones. Un libro dividido en cuatro partes, en el que se vuelven a hacer patentes las preocupaciones de la autora: el paso del tiempo, el amor, la luz que habita la poesía, los rotos que se abren en nuestra propia carne, la intensidad o la emoción del poema, el submundo que nos ahoga. La mujer toma aquí la palabra para decirse y decir la vida, esa vida que día a día se nos escapa entre los dedos «como el agua traspasa el colador».

 

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La poesía de Ángeles Mora posee las nada frecuentes cualidades de una cuidadísima construcción de la emoción y de una muy sólida ligereza. La verdadera ligereza es algo extremadamente difícil de conseguir, igual que la verdadera claridad, siempre compleja, elaborada y epidérmica. Tiene que ver con la corporalidad del vuelo, y es la marca de los auténticos poetas. "Dentro de nosotros, en el lugar donde estamos más solos, hay unos poemas y una música cerca de una chimenea encendida que sólo se apagará con la muerte". Joan Margarit.
 

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Lo que puede resultar más asombroso para el lector de este libro es encontrarse con lo que parecería más elemental: una es­critura que no reniega de la literatura, una poesía que no abjura de su propio sentido. Y eso es difícil de encontrar hoy, en estos confusos tiempos para la lírica. Lo que sorprende, pues, es que en medio de tanta superficie fácil, tanta heterodoxia aparente, alguien nos vuelva a recordar, desde el discurso, el sentido del discurso: su permanente –histórica– interrogación sobre la vida.

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Ángeles Mora nos ofrece en su último poemario una autobiografía fictiva donde se mezclan el mundo de ayer y el mundo de hoy. Consciente de que toda autobiografía es mentirosa, educorada o maldita, se limita a constatar ese carácter de ficción para resaltar el carácter de la autobiografía, para recuperar la memoria y desvelar sus lugares y sus tiempos. Porque la memoria siempre está ahí, es el refugio de ahora mismo.

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Érase un chico que no tuvo un gato es la recopilación de poemas de amor escritos a lo largo de su vida, muchos de ellos dedicados a Juan Carlos Rodríguez, catedrático de Literatura y una de las figuras más determinantes de las letras granadinas en el último siglo.

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Contigo misma (PoeMorias) es un libro que recoge las “memorias poéticas” de la autora, y la Antología poética que fue surgiendo al paso. Material grabado también en un Audio, descargable a través de un Código que aparece en cada ejemplar.

“Hoy sé –me lo ha ido enseñando mi propia escritura– que la poesía es una manera de reflexionar, de pensar sobre la vida y nuestra vida, por lo tanto, es una manera de construirnos como personas. Me gusta decir que intento escribir poesía feminista y materialista, en el sentido de que mi poesía trata de nuestra cotidianidad que está atravesada por la explotación, que es doble en el caso de las mujeres.” Ángeles Mora

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Que la poesía de algún modo está hecha de música y que en toda música que se precie ha de haber algo de poesía es tan obvio y ha sido tantas veces dicho que da pudor repetirlo. Hace mucho que admitimos que las fronteras interdiscursivas son imprecisas y artificiales, un constructo cultural de tantos (armado por la razón moderna y su lógica opositiva y excluyente); pero pocas veces la indagación en los límites que separan los discursos, las artes, los géneros es capaz de producir textos que consigan borrarlos (o, al menos, ponerlos bajo tachadura, desplazarlos a la manera derridiana). Canciones inaudibles, sin duda, logra hacerlo. Para ello se instala en esa línea de frontera que separa la música de la poesía, generando un entre-lugar, un tercer espacio donde las letras y las notas se entremezclan, donde los límites se borran y los territorios que trataban de deslindar se confunden. Solo desde ese intersticio es posible dar a luz a la criatura híbrida que tenemos entre manos. Este librisco inaugura la colección Verseller nada menos que con una antología de poemas de Ángeles Mora (una de las poquísimas mujeres -seis, para ser exactas-reconocida con el los Premios de la Crítica y Nacional de Poesía), en diálogo directo con un puñado de canciones imprescindibles que podemos escuchar, después de un trabajo exhaustivo de remasterización, con una calidad insólita. 

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