Fue intención de la Intendencia realizar un Plan de Ordenamiento Territorial de Montevideo que viniera a sustituir al obsoleto Digesto Municipal con el que contaba hasta entonces la ciudad, de forma que el Plan se convirtiera en un instrumento capaz de formular una propuesta orientadora del proceso urbano y territorial del Departamento de Montevideo, que tienda hacia un desarrollo armónico sostenible, recalificando los recursos naturales, las infraestructuras y las construcciones existentes y ordenando las actividades de impacto físico como medida para mejorar las condiciones de vida y bienestar de sus habitantes, así como establecer las base para reglar la actividad privada, coordinar la acción pública y encuadrar las actividades municipales dentro de un marco de condicionantes de carácter económico, demográfico y ambiental lo suficientemente claro y preciso para su aplicación práctica y lo suficientemente flexible para reconocer los cambios de la dinámica urbana y territorial.

El Plan de Ordenamiento Territorial de Montevideo alcanza su aprobación definitiva en diciembre de 1998, convirtiéndose en un referente no sólo para el país sino para toda la región, tanto en lo que se refiere a su contenido (apostando por la rehabilitación de la ciudad, por otra parte muy extendida) como en la metodología empleada en su elaboración, en la que tuvo un papel preeminente la participación ciudadana. El POT de Montevideo se convirtió en un referente en Latinoamérica.