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El estado del medio ambiente en Andalucía 2018
1.2 Vegetación y hábitats
Una de las mayores amenazas medioambientales de nuestra región es el estrés hídrico de
la vegetación, propiciado por las condiciones climáticas que se derivan de nuestro clima
mediterráneo, caracterizado por la existencia de largos periodos de sequías que en mu-
chas ocasiones se prolongan más allá de la época estival. Dicho estrés hídrico se concreta
en una falta de agua en la vegetación, la cual se traduce en un descenso de actividad clo-
rofílica de la planta y mayor nivel de riesgo de ataques por plagas, enfermedades o incen-
dios.
El seguimiento de este fenómeno se lleva a cabo a través del indicador de estrés hídrico
global, con el propósito de cuantificar la influencia de la sequía sobre el estado fisiológico
de la vegetación, al objeto de obtener una cartografía y una estadística de los niveles de
estrés de la misma a través de la información suministrada por los satélites, para el con-
junto del territorio andaluz. La información resultante es de gran importancia, porque
ayuda a la gestión de dos fenómenos de gran repercusión medioambiental: la sequía y los
incendios forestales.
Para el cálculo de este indicador de vegetación se utilizan las imágenes obtenidas por los
satélites de la serie MODIS, en un periodo de tiempo comprendido entre el año 2002 y la
actualidad. La unidad de tiempo es el año hidrológico que empieza en octubre de un año y
acaba en septiembre del año posterior.
Para el año hidrológico comprendido entre octubre de 2017 y septiembre de
2018, los resultados del indicador de Estrés Hídrico Global muestran un
porcentaje de superficie estresada en la región del 18%, un punto menos que
el año anterior.
El año hidrológico 2017-2018 comenzó con una acumulación de meses con escasez
pluviométrica, al que se suma el carácter seco del mes de octubre (muy relevante en el
conjunto de las precipitaciones otoñales). Los datos hasta el mes de diciembre arrojaron
un porcentaje de precipitaciones por debajo de las consideradas como normales. Esto se
traduce en un aumento en la intensidad y extensión de la afección de la vegetación por
déficit hídrico, mostrando síntomas de estrés y decaimiento.
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