José Carlos Gómez es guitarrista, compositor y productor nacido en Algeciras (Cádiz), un músico global que ha recorrido el mundo con su guitarra y cuyas composiciones han interpretado artistas de fama internacional.
De carácter abierto a nuevas influencias, reconoce con orgullo que en su sello compositivo lleva impreso su lugar de origen.
Y es que el contacto diario con el mar, los sabores exóticos del continente vecino, sus músicas, las experiencias vividas en su trayectoria, y la herencia de una tradición guitarrística sin parangón, hacen a José Carlos Gómez heredero de un legado vital de una riqueza extraordinaria que se traduce en su obra Pasaje Andaluz.
Pasaje Andaluz surge de una propuesta de Raúl Olmos, director del Festival Internacional de Guitarra de Morelia, quien pidió a José Carlos Gómez la composición de un concierto para guitarra y orquesta para ser estrenado en 2018 en el propio festival. Éxito absoluto de crítica y público, se ha convertido en una obra requerida tanto en salas de conciertos como para banda sonora de trabajos audiovisuales de cine y eventos como “Cádiz Bienmesabe” 2022.
«Algeciras» está escrita a ritmo de pasodoble y, debido a su fuerte acento argentino, en ocasiones podría parecer que estamos frente a un tango. Es la introducción perfecta a este mundo creado por Gómez. Con una exigencia técnica e interpretativa de primer nivel para el solista, propone pasajes brillantes para el intérprete, pero siempre en sincronía emocional con la orquesta.
«Morelia» es mucho más reflexiva. Comienza con un solo de guitarra, a modo de campanas, al que se unen primero los vientos y, posteriormente, las cuerdas. La música va adquiriendo cada vez más carácter español, en un crescendo progresivo que cede espacio a la orquesta. El autor profundiza en la emoción que experimentó ante la pérdida del Maestro Paco de Lucía para este movimiento. Conforme se acerca el final, la música adquiere un carácter épico.
«Mar del Sur» trata de «un viaje desde el sur de España hasta el sur de México como si viajáramos en un ave que planea». Hay una introducción de la orquesta sola, relajada y melódica, que poco a poco va cobrando más cuerpo junto a la guitarra, para terminar en lenguaje puramente flamenco, que nos traslada de nuevo a nuestra tierra, a la tradición, a la sal, al respeto y a la belleza.
