Partimos de la premisa inicial, según la cual dos elementos -el recorrido y el paseo-, han estado presentes en la totalidad de los proyectos anteriores creando una línea de trabajo que se ha vertebrado a través de un cruce entre pintura y cine, o más bien, en una hibridación entre ambos medios, planteada ésta desde el que se posiciona firmemente en la disciplina pictórica.

Ahora bien, si anteriormente dichos recorridos se establecían como una dialéctica entre el propio movimiento físico en el paisaje y su representación plástica, en este nuevo episodio ,Viaje, código y permuta, la andanza que se plantea deviene en trayecto simbólico a través de los lenguajes y los medios: aquel que parte de la pintura y tiene como punto final de llegada el vídeo.

Para ello, el cuadro abandona la posición hegemónica de la pared para erguirse en el centro de la sala, potenciando así su carácter objetual y creando una tercera dimensión adjunta. Con esta nueva posición de la obra, ya convertida en parapeto y en productora de camino a la vez, se posibilita la llegada al reverso del cuadro a través del trayecto circundante realizado alrededor del mismo, haciéndonos descubrir el lugar de la pintura nunca visto. Es allí, donde en los siglos XV y XVI se encontraban las vánitas que simbolizaban el paso del tiempo y lo fugaz de una vida que se acaba, donde aparecerá proyectado el vídeo.

Así, al adentrarnos en la sala, en este nuevo movimiento físico que nos lleva a recorrer las pinturas unas tras otras, realizamos un viaje de ida y vuelta, de anverso y reverso, ya que tras las mismas nos encontraremos con la misma representación pero convertida en movimiento. Esta vez, el recorrido y el paseo se transforman en un trayecto simbólico de reconversión de códigos, aquel que atiende a la lógica dialéctica del cruzamiento de medios.

El catálogo que acompaña a la exposición contiene el texto de Juan del Junco, quien tutoriza este proyecto.