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Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias al concluir su visita oficial a la Comunidad Autónoma de Andalucía
Sevilla, 19 de abril

 

Palabras del Presidente de la Junta de Andalucía en su intervención final de la visita del S.A.R. el Príncipe de Asturias a Andalucía
Sevilla, 19 de abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en el almuerzo con deportistas andaluces.
Huelva, 18 de abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en el Ayuntamiento de Huelva.
Huelva, 18 de abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en el Ayuntamiento de Córdoba.
Córdoba, 17 de abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en el Ayuntamiento de Almería.
Almería, 16 de abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en la cena con representantes del sector agroalimentario.
Jaén, 15 de abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en el Ayuntamiento de Jaén.
Jaén, 15 de abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en el Ayuntamiento de Cádiz.
Cádiz, 11 de abril

 

Palabras de S.A.R el Príncipe de Asturias en la cena con los jóvenes andaluces.
Cádiz, 11 de abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en el Ayuntamiento de Málaga.
Málaga, 10 de Abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias a los representantes del mundo de la Cultura.
Granada, 9 de Abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en el almuerzo con universitarios andaluces.
Granada, 9 de Abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en el Ayuntamiento de Granada.
Granada, 9 de Abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en la cena con los Agentes Económicos y Sociales Andaluces.
Sevilla, 8 de Abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en el Ayuntamiento de Sevilla.
Sevilla, 8 de Abril

 

Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias al iniciar su visita oficial a la Comunidad Autónoma de Andalucía.
Sevilla, 8 de Abril

 

Saluda del Presidente de la Junta de Andalucía al Príncipe de Asturias en el inicio de su visita.
Sevilla, 8 de Abril


Sevilla, 19 de abril

Tras dos semanas de intensa actividad en Andalucía, llega la hora, no de la despedida, sino de la recapitulación y, a este respecto, puedo decir con absoluta sinceridad que, además de un viaje provechoso, ha sido sobre todo una experiencia gratificante.

Esta afirmación es fácil de explicar, cuando se agolpan en la memoria tantos recuerdos, imágenes inolvidables, voces honestas, alegres y preocupadas, ilusionadas y realistas-

En primer lugar, por el verdadero gozo para los sentidos, que es recorrer Andalucía en la plenitud de su primavera y comprobar cómo cambian se modulan los paisajes, y cómo aparecen a la contemplación del viajero las diversas caras de Andalucía que se extienden desde la frontera de Ayamonte a los confines de Almería.

Junto a la pluralidad de los paisajes, me ha emocionado el impacto de un pueblo cordial, receptivo y espontáneo, que me ha ofrecido una demostración muy auténtica de su tradicional sentido de la hospitalidad.

Por tanto sólo hay una palabra con la que me resulta posible reunir los sentimientos que acumulo en estos momentos: Gracias. Gracias de todo corazón a todos los andaluces, empezando por el Presidente de la Junta de Andalucía, el Delegado del Gobierno y todas las autoridades, que tanto afecto, tiempo y esfuerzo han dedicado para asegurar y facilitar mi visita; a los interlocutores económicos, sociales y culturales con los que me he entrevistado, y a tantos ciudadanos, a los que he podido saludar en cada lugar, cada parada y cada momento apreciando su auténtico deseo de hacerme sentir bienvenido, cómodo y orgulloso de esta España meridional que representáis los andaluces.

Soy consciente de que no es posible conocer en dos semanas toda la rica realidad de esta tierra grande y hermosa. Si puedo decir que en las numerosas reuniones que he tenido con muy diversos sectores de la vida andaluza, he encontrado interlocutores que me han hablado con sinceridad y con claridad, que he agradecido mucho, de lo bueno y también de lo menos bueno de Andalucía, de sus avances y de sus carencias, de los problemas resueltos y de los problemas pendientes.

Por ello al abordar las impresiones de este viaje, he de referirme a la profunda transformación operada en las comunicaciones e infraestructuras, a la articulación del tejido productivo, a las actividades pioneras del sector agro-industrial, a la consolidación del turismo y a la creación de nuevas alternativas turísticas, a los avances propiciados por la incorporación de las tecnologías de vanguardia y a la función que, en este ámbito, desempeñan los Parques Tecnológicos y otros medios de innovación, así como a sus aplicaciones en la Educación o en la Sanidad.

Andalucía, como he podido comprobar, tiene un gran potencial para intensificar su presencia y participación en una economía crecientemente globalizada, porque en efecto tiene productos de calidad y excelencia, porque verdaderamente posee ventajas comparativas y competitivas para consolidar sus ofertas en los mercados más exigentes. Aunque nadie ignora ni oculta los problemas y atrasos relativos que todavía arrastran algunas zonas y sectores de esta Comunidad. El avance es claro y el compromiso unido al esfuerzo deberán mantenerse e incluso en lo posible intensificarse para seguir acortando distancias. Lo sabéis y sé que estáis encauzando medidas y recursos para ello. Estas dos semanas me avalan en mi convencimiento de que vuestros esfuerzos no flaquearan ante los grandes retos.

Hay que continuar trabajando en esta dirección, y por ejemplo intensificar la creación de más y mejor empleo, con la mirada puesta de manera especial en los jóvenes y en las mujeres, cuya aspiración a desarrollar una actividad laboral o profesional es un derecho y un potencial que la sociedad y los poderes públicos deben atender.

Sé que ese es el objetivo y el compromiso prioritario de la política de consenso desarrollada por las instituciones, los empresarios y sindicatos, y porque tal vez lo más gratificante del viaje, más incluso que comprobar los cambios producidos en la economía o en las infraestructuras, es comprobar el que ha experimentado la propia sociedad andaluza.

Se palpa una nueva conciencia social que, basada en la autoestima, se manifiesta en una actitud cada vez más extendida del espíritu de iniciativa y de la cultura emprendedora, en un mayor dinamismo, en el nivel de formación y especialización o en el compromiso de los jóvenes con la justicia y la solidaridad a través de una militancia cooperante, generosa ydesprendida. Me llevo una reconfortante impresión del arraigo y la solidez del tejido asociativo de todo orden, que no puede más que servir de cimiento al desarrollo, con mayores garantías de equilibrio y éxito, en lo material y en lo humano.

Fortalecer estos valores, algo que conviene siempre apoyar e impulsar, es garantizar la eficiencia y la autonomía de la sociedad andaluza, como factores imprescindibles para cualquier proyecto de progreso y de futuro.

El camino, bien lo sabéis por la experiencia de estos años, no es otro que la educación, la apuesta por la calidad del sistema educativo. He visto a lo largo del viaje el gran esfuerzo que se viene realizando, cómo la universalización de este derecho ha sido decisiva para el avance y la mejora de las condiciones generales de vida y cómo la oferta universitaria se ha llevado a todas las provincias andaluzas, con positivos efectos en la docencia y en la investigación científica o técnica, más centrada y más atenta a las necesidades económicas y sociales de su entorno.

En Andalucía y con los andaluces he tenido una vivencia personal que difícilmente podré olvidar. Mucho me queda por ver, a muchos hubiera querido conocer y escuchar, sé que no son pocos a los que no he podido atender. Sin duda que en el futuro habrá numerosas ocasiones para profundizar en muchos temas, llegar a más personas y continuar sintiéndome tan cerca de los andaluces.

Con mi profunda gratitud os ofrezco, sin vacilación ni equívoco, apoyo y confianza en vuestro futuro, que es el de todos los españoles.

Gracias de nuevo, y hasta pronto.




Sevilla, 19 de abril

Alteza,

Concluye hoy en Sevilla el viaje que Su Alteza Real ha realizado a Andalucía. Ha sido de los más amplios que hayáis realizado a una comunidad Autónoma española. Creo no errar si os digo que también habrá sido uno de los más intensos y fructíferos.

Habéis conocido en profundidad el ser y el sentir de Andalucía, una comunidad que por razones históricas, demográficas, geográficas y hasta sentimentales se encuentra en el corazón mismo de la idea de España. Ha sido una nueva ocasión de expresar el profundo compromiso que nos une al gran proyecto común que la Corona representa. Ha sido, Alteza, una oportunidad compartida pues también para las andaluzas y andaluces ha constituido una ocasión para mostrarnos ante el Príncipe heredero tal cual somos hoy día.

Señor, en estas dos semanas habéis compartido intensas reuniones de trabajo con mujeres y hombres de todos los sectores sociales, económicos y culturales de Andalucía. Creo poder decir que todos aquellos que colectivamente representan una posición o una situación determinada, los que tienen que proponer, plantear o reivindicar, lo han hecho en vuestra presencia.

Tengo que agradeceros en nombre del Gobierno andaluz, de las Administraciones e Instituciones Públicas y del conjunto de la Sociedad andaluza el interés que habéis manifestado por nuestra Comunidad autónoma. Los andaluces se han sentido reconfortados con el afecto, la atención y el interés que habéis puesto en vuestra misión. Creedme si os digo que este viaje ha fortalecido notablemente los lazos de la Corona con Andalucía y los andaluces.

Para Andalucía ha supuesto un privilegio mostrarse ante Su Alteza con toda su pluralidad y potencialidades, con su déficits y carencias, en todo caso con el dinamismo de su pueblo que se sabe capacitado para afrontar con garantías de éxito los retos del nuevo siglo y de la nueva sociedad. Que no se resigna ante problemas que aún persisten como el desempleo y ante aquellos otros que son fruto de los nuevos tiempos: las consecuencias negativas de la globalización; la dificultad para afrontar adecuadamente los movimientos migratorios.

Su Alteza ha tenido la ocasión de visitar todas y cada una de las provincias de Andalucía, la costa y el interior, los núcleos urbanos y el medio rural. Se ha reunido con alcaldes y concejales de todos los partidos políticos, con grandes y pequeños empresarios, con los representantes de la clase trabajadora, con los colectivos sociales, ONG’s, con el mundo de la cultura, con la universidad, con los vecinos, con los jóvenes. Todos se han expresado con su propia voz. Sumadas todas ellas, a Su Alteza le habrá llegado, con nitidez meridiana, la voz plural, rica y diversa de Andalucía. Confío en que os hayan transmitido la pasión de los andaluces y andaluzas por su tierra.

Durante estos años hemos removido la mayor parte de los obstáculos que históricamente han lastrado nuestro desarrollo. Ahora, Andalucía está en condiciones de no perder en esta ocasión el tren del futuro, de incorporarse a la Sociedad de la Información y del Conocimiento y de aportar a España, a Europa, al entorno mediterráneo y a los pueblos hermanos de América el gran caudal humano que bulle en nuestra Comunidad Autónoma.

Estos últimos impulsos son, sin duda, los más decisivos; los que de verdad están marcando la actitud y el comportamiento de los andaluces y las andaluzas, y los que están definiendo nuestras propuestas y planteamientos ante los grandes desafíos del siglo XXI. Esta es la tarea en la que nos encontramos actualmente y hemos llegado en buenas condiciones para afrontarlas, gracias a dos factores que han desempeñado un papel determinante: el ejercicio de la autonomía plena durante los últimos veinte años y, como consecuencia, la recuperación de la autoestima individual y colectiva.

Señor:

En 1982 iniciamos la andadura autonómica y, frente a quienes desconfiaban de nuestras posibilidades, ahí está el crecido haber y el saldo positivo alcanzado. Una década después, fuimos los anfitriones del mundo en la Exposición Universal de 1992.

Mañana precisamente, se cumplen diez años de la inauguración por Sus Majestades los Reyes de aquel inolvidable acontecimiento. Fuimos sede y lugar de encuentro de la mayoría de los países, de los principales organismos internacionales y de las empresas de vanguardia, reunidas en Sevilla para rendir homenaje a la capacidad innovadora de la humanidad y para descubrir entre todos un nuevo horizonte de posibilidades.

Diez años después de aquel acontecimiento que se conserva intacto en nuestra memoria colectiva, Sevilla y Andalucía serán de nuevo escenario de un gran acontecimiento, el que representará la Cumbre de Jefes de Estados y de Gobiernos con la que se pondrá fin a la Presidencia Española de la UE.

Dicha Cumbre debería ser una gran oportunidad para que Europa realice una contribución importante para la paz y la estabilidad en el Mediterráneo. Quisiéramos que de esa reunión en tierras andaluzas surja una aportación decisiva para hallar una solución justa y duradera al conflicto árabe-israelí, que tanto dolor y preocupación está sembrando en todo el mundo.

Nuestro progreso y nuestra paz están condicionadas en gran medida de que el Mediterráneo se convierta en un espacio de cooperación, de desarrollo sostenido y armónico con el medio ambiente, de respeto a los derechos humanos, desterrando para siempre la dinámica envenenada del conflicto y el recurso a las armas.

Señor, Andalucía os ha abierto todas las puertas y con vuestros propios ojos habéis podido comprobar cómo el esfuerzo, la laboriosidad y el tesón de los andaluces ha dado sus frutos en estas últimas décadas de democracia y autonomía que han coincidido, como bien sabéis y saben todos los ciudadanos, con el reinado de vuestro padre, el Rey Don Juan Carlos, protagonista singular de esta etapa de prosperidad y convivencia en España.

Alteza, gracias por vuestra visita. Sabéis que siempre seréis bienvenido a esta tierra.




Huelva, 18 de abril

Bienvenidos todos a este almuerzo y encuentro que deseo esté marcado por la confraternidad propia que me une a cuantos amamos y nos realizamos de una u otra forma con el Deporte.

Vaya por delante mi más cordial enhorabuena por los éxitos obtenidos recientemente por los deportistas andaluces en los Campeonatos de Europa y del Mundo, los Juegos del Mediterráneo, los Juegos Olímpicos de Verano, los Paralímpicos y Juegos Olímpicos de Invierno.

Permitidme que reseñe los nombres de Antonio David Jiménez Pentinel, Raúl Fernández Pavón y Antonio Manuel Reina Ballestero en el Campeonato de Europa de atletismo en pista cubierta; Carolina Ruiz Castillo y María José Rienda Contreras en los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City 2002; Beatriz Manchón Portillo en los pasados Campeonatos de Europa y del Mundo de piragüismo.

También hemos de recordar los resultados, en el campo profesional, después de su maravillosa trayectoria olímpica, del boxeador cordobés Rafael Lozano Muñoz yo de los jinetes Ricardo Jurado Narváez, Rafael Soto Guzmán y de José Ramón Beca Borrero en concursos nacionales e internacionales y del regatista Rafael Trujillo Villar.

Y finalmente, pero no en último lugar por su importancia, están los deportistas discapacitados andaluces en los últimos Juegos de la XI Paraolimpiada de Sydney 2000, significando el oro conseguido por Álvaro Valera Muñoz-Vargas, en tenis de mesa para discapacitados físicos, la plata y el bronce de José Manuel Ruiz Reyes en tenis de mesa para discapacitados físicos, el bronce de Juan Antonio Cárdenas Prieto en atletismo en deportes para ciegos o los cinco diplomas obtenidos por Fernando Gómez Doblas en atletismo en deportes para paralíticos cerebrales.

Esta abultada nómina nos ayuda a hilvanar unas breves consideraciones que creo son oportunas en este encuentro de hoy. El deporte ha experimentado en los últimos años un crecimiento sin precedentes. Se ha convertido en uno de los fenómenos sociales más sobresalientes de Europa en la última década del siglo XX, y representa el tejido social mejor estructurado de la sociedad europea, con más de 600.000 clubes en activo.

Por otra parte, es evidente que el deporte ha dejado de ser una actividad reservada a unos pocos, y ha entrado a formar parte de los hábitos de la población, convirtiéndose en un fenómeno económico y social de gran importancia, donde la cultura deportiva es, hoy, un modelo de hacer y sentir de gran parte de la población actual.

En estas condiciones, el deporte constituye un instrumento privilegiado de cualquier política educativa, sanitaria, social y recreativa. Bien orientado es portador de valores educativos esenciales y constituye un vector de aprendizaje de las reglas de la vida colectiva, favoreciendo, por ejemplo, la integración del individuo en un grupo.

Asimismo, facilita la adquisición de valores tales como el respeto a los demás, tanto de los compañeros como de los adversarios, el respeto de las reglas, la solidaridad, y el sentido del esfuerzo, de la disciplina colectiva y de la vida en grupo.

El Consejo Europeo, reunido en Niza en diciembre de 2000, reconoció estos valores educativos del deporte, así como la necesidad de preservarlos. De ahí que el año 2004 -Juegos de la 28 Olimpiada de Atenas- sea el Año Europeo de la educación por el deporte.

Además, el deporte, el ejercicio físico, debe formar parte y ser integrado dentro del concepto de salud pública, y como sinónimo de vida saludable, fisiológica, física, psíquica y social.

También el deporte ha cumplimentado su función socializadora, reduciendo la distancia entre grupos y como factor de primer orden en la vertebración social e identidad de los pueblos, por su extraordinaria dimensión asociativa, y su lenguaje accesible a todos.

Finalmente, no olvidemos la potencialidad del deporte para constituirse en un atractivo turístico-recreativo, respetando el entorno y evitando impactos prejudiciales para el Medio Ambiente.

En definitiva, cualquier modelo deportivo, integrado por las tras grandes manifestaciones, dimensiones o niveles del deporte, deporte para todos, deporte de rendimiento y deporte espectáculo, debe ser una escuela de vida y medio de transmisión de valores, capaz de contribuir enormemente en la creación de un mundo mejor.

Andalucía, desde hace años, con el esfuerzo de todos los elementos que conforman el sistema deportivo –administraciones, federaciones deportivas, clubes, técnicos y deportistas- se han ganado un lugar de privilegio en el concierto nacional e internacional.

La primera consecuencia de esta situación, que es un motivo de satisfacción para todos, es la de estimular los esfuerzos necesarios para pasar de una sociedad de espectadores y consumidores a otra caracterizada por practicantes activos.

Pues ésta es la cantera de la que se nutre el deporte de elite, y el soporte necesario de una trayectoria profesional sólida y bien orientada.

Todos podemos, y creo que debemos, cooperar a que esta aspiración se convierta en realidad. El liderazgo de los deportistas en nuestros días es incuestionable. Su apoyo a la iniciativa pública o privada, a la mejora de las estructuras, y a la difusión de un mensaje claro y optimista sobre la necesidad y el valor del deporte es fundamental.

Un país en el que la práctica del deporte forma parte habitual de la convivencia ciudadana y de las referencias sociales no sólo está al día, sino que camina directamente hacia un mejor desarrollo de su prosperidad y bienestar.

Os animo a cometer esta tarea, como andaluces preocupados por el progreso de vuestra tierra y orgullosos de contribuir a que España brille con la luz que merece en los podiums y medalleros de la alta competición mundial.

Muchas gracias




Huelva, 18 de abril

Muchas gracias, señor Alcalde, por sus palabras de bienvenida, en las que late la autenticidad y energía de esta ciudad y el espíritu de innovación y de futuro con que afronta su porvenir.

Siento una gran satisfacción al encontrarme hoy en Huelva con su Corporación Municipal y todos los onubenses, a quienes agradezco su entrañable bienvenida y transmito mi saludo más cordial y afectuoso.

Aquí se gestaron algunas de las más antiguas hazañas acaecidas en tierra española, que hicieron famoso el nombre de Tartessos en todo el mundo civilizado, y el eco de aquellas glorias no se ha extinguido: sigue vivo en vuestra voluntad de progreso, y funde en un estrecho abrazo los recuerdos de ayer y las ilusiones de mañana. He visto ejemplos de ello con mucha frecuencia a lo largo de mi visita a Andalucía, pero es justo reconocer también que Huelva tiene un protagonismo insustituible en la historia y el corazón de todos los españoles. Con frecuencia, ya os encargáis vosotros los onubenses de recordarnos al resto la actualidad de esa afirmación con proyectos bien fundados de desarrollo y modernización.

Las cifras e indicadores económicos más importantes que he podido observar reflejan la transformación de vuestra ciudad, especialmente intensa en los últimos años, y su crecimiento sostenido y ascendente.

El auge de sectores industriales emergentes; el desarrollo del sector agroalimentario, cuyo buque insignia será el Polígono que puede suponer vuestra tercera revolución industrial; el avance del turismo; la evolución positiva del mercado de trabajo y el acceso a nuevas tecnologías y a las ventajas de la sociedad de la información, son los ejes por los que circula la savia nueva de Huelva, que construye día a día su bienestar, y adelanta un futuro mejor.

Pero esto, con ser mucho, no lo es todo. Lo más importante sois vosotros, el capital humano que sostiene y da fuerza a este proceso, en el Plan de Ordenación Urbana, imprescindible para la mejora de vuestra convivencia e imagen colectiva; en la Universidad, que quiere convertir en auténtico motor de transformación social y de adaptación de la ciudad a los nuevos tiempos; en la dinamización empresarial y en la concertación social sobre el empleo.

A estos signos positivos hay que añadir los de vuestra evidente proyección exterior, que se manifiesta en propósitos ambiciosos, como el de convertiros en eje natural de cooperación transfonteriza con el sur de Portugal, y el estrechamiento de los lazos de todo orden que os ligan con el norte de África e Iberoamérica.

Estos proyectos, vuestros proyectos, sólo pueden ser construidos a partir de sólidas bases: las de la participación, la implicación y el consenso de los principales agentes políticos, económicos y sociales de Huelva.

En mi reunión con los portavoces municipales, y en mi recorrido por esta provincia, voy a tener ocasión de sentir y casi tocar las realidades que vivís y las ilusiones que alimentáis.

Desde ahora os adelanto mi felicitación por cuanto habéis ya realizado, así como mi apoyo a vuestra tarea. La inteligencia, el saber y el coraje de Huelva son la mejor inversión de futuro que Andalucía, y con ella toda España, os deberá y sabrá agradecer.

Muchas gracias




Córdoba, 17 de abril

Quisiera en primer lugar agradecer sus palabras, señora alcaldesa y junto a la Corporación y los cordobeses y cordobesas el recibimiento tan lleno de afecto y alegría que me han dedicado.

Me agrada poder decir que no es la primera vez que siento cerca vuestra hospitalidad, como tampoco lo es la ocasión que hoy tengo de corresponderos con mi afecto auténtico y duradero.

Llego aquí casi al final de mi visita a esta Comunidad, de la que Córdoba es en cierto sentido resumen al tiempo que depositaría de muchas de sus claves esenciales.

Pues Córdoba es clara y misteriosa a la vez. Tiene secretos que sólo muestra a quien es capaz de verla desde dentro, ahí donde late el corazón de sus habitantes.

Y es ese, en gran medida, mi propósito al acercarme hoy para convivir con vosotros y percibir íntimamente vuestros desvelos y vuestras esperanzas.

Aquí los siglos no se suceden, sino que se amalgaman en una imagen singular y especialísima. Lo esencial de este transcurrir de las civilizaciones es que Córdoba las ha hecho suyas, les ha impuesto su sello, las vive y las revive cada día y cada tiempo, hoy mismo, aportando originalidad propia mientras sigue fiel a su tradición histórica.

La importancia que dais a vuestro patrimonio y cultural no se limita a exponer a la curiosidad ajena un catálogo de maravillas, sino que es un signo de identidad y afirmación colectiva, un recuento continuo de vuestros hechos, que sustentan y actualizan su fama imperecedera.

Cuando Córdoba se enorgullece de su condición de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, nos está explicando que se lo ha ganado a pulso, por su ejemplo de convivencia, que se siente honda y sobriamente, y expresa con la naturalidad de lo que es propio, no prestado ni pegadizo.

Por eso recojo y me uno sin dudarlo a vuestro objetivo de conseguir la Capitalidad Cultural de Europa, pues coincido con vuestra convicción de que este acontecimiento será la culminación y el resumen de una trayectoria y unos méritos largamente acreditados.

Uno y otros se identifican en el lenguaje de hoy mediante proyectos con nombres concretos. Los de la cultura y el turismo, la estructura urbana y vuestra acreditada vocación como centro comercial y de servicios, de los que me consta os preocupáis, en cuanto realidades más idóneas para revalorizar la imagen de Córdoba en este siglo y sentar las bases de su futuro desarrollo.

Sé que os afanáis en asentarlo favoreciendo la integración y la participación colectiva. Pues el progreso colectivo necesita, para ser auténtico y duradero, del concurso y la cooperación de todos. Tiene que despertar sus mejores energías, procurar la mejora de su bienestar, y dar prioridad a los objetivos que más directamente garantizan su prosperidad.

Voy a conocer directamente y muy de cerca las realidades y aspiraciones en que queréis concretar estos criterios. Estoy seguro de que esta experiencia será mutuamente provechosa, y os animo a emprender con ilusión y optimismo el esfuerzo que siempre es necesario para conseguir lo que se quiere y aquello e lo que se cree.

Os aseguro que contáis ya con mi apoyo en estas vuestra empresas.

Gracias de nuevo a todos.




Almería, 16 de abril

Quiero iniciar estas palabras expresando mi satisfacción al hacer realidad mi deseo de visitar Almería. Muchas gracias Señor alcalde, por sus palabras y mi saludo más cordial a los miembros de la Corporación, y a través de ellos a todos los almerienses por su cordial y caluroso recibimiento.

Es la primera vez que vengo oficialmente a esta ciudad, y celebro que con tal motivo tenga la oportunidad de conocer de manera cercana su presente y el trabajo que está realizando para transformarse y renovarse.

Muy sinceramente os felicito por haber obtenido la designación como sede de la decimoquinta edición de los Juegos Mediterráneos en 2005. Es ésta una gran oportunidad para Almería y un reto para todos, en particular para quienes van a gestionar su organización.

Esperamos mucho de vosotros porque vais a ser el espejo en el que se mirará una veintena de naciones. Sé que no os van a faltar las energías ni el concurso de los poderes públicos para coronar esta empresa con el mayor éxito.

La celebración de los Juegos va a suponer la modernización de vuestras infraestructuras deportivas, y la construcción de otras nuevas, concretamente el Estadio Olímpico y el pabellón deportivo serán los grandes símbolos de ese esfuerzo e impulso renovador.

Me alegro de que el conjunto de estas instalaciones signifique en el futuro un importante aliciente para los almerienses aficionados al deporte, y añada un atractivo de especial interés y efectos duraderos para el desarrollo urbano de esta capital.

Me consta que ese desarrollo es un aspecto por el que os preocupáis con esmero y como ejemplo señero podemos destacar el convenio para la rehabilitación de estas Casas Consistoriales y el casco histórico de la ciudad, concertando con la Junta de Andalucía.

Esta iniciativa tiene un importante efecto social, que personalmente aplaudo, pues va a significar el punto de partida de la recuperación de zonas tan características de este Municipio como el Cerro de San Cristóbal, que estoy seguro de que dará lugar a una revitalización del entorno de La Alcazaba.

Comparto también vuestro interés por otros proyectos como el soterramiento de las vías del ferrocarril, algo que en tantas ciudades importantes supone o ha supuesto un enorme logro y que en vuestro caso adquiere especial simbolismo para el porvenir de la trama urbana almeriense y para la integración del puerto en la ciudad.

Almería se engalana con la silueta de sus monumentos, la vitalidad de sus barrios, y la riqueza arqueológica y artística de sus Museos. Pero es mucho más; el Parque Natural de Cabo de Gata, estupenda empresa de preservación del medio natural, que pertenece en parte a su término municipal, y además su provincia, tan evocadora en su interior y vitalista en el litoral.

Hoy he visitado Macael, cuyos mármoles ennoblecen tantos monumentos españoles, y la plataforma solar de Almería y sus áreas de investigación. Esta tarde me acercaré al milagro de vuestra agricultura intensiva, que es a la vez fuente importante de riqueza y oportunidad para consolidar un marco de relaciones sociales que es preciso encauzar y profundizar.

No quiero terminar sin referirme al turismo, valor inconfundible en esta tierra por su variedad y singularidad. Sé que no necesito animaros a cuidarlo, preservando las cualidades específicas que aquí lo distinguen, y que son su secreto y su fuerza. Vigilad bien su desarrollo y la fragilidad de vuestros ecosistemas que lo soportan.

Desde este Salón de Plenos, corazón y resumen de Almería, os invito a luchar por alcanzar una nueva etapa de vuestro desarrollo, y os ofrezco mi apoyo en esta empresa.

Muchas gracias a todos.




Jaén, 15 de abril

Me alegra mucho tener ocasión de reunirme en esta cena con los representantes del sector agroalimentario de esta Comunidad, una de las claves fundamentalesde la realidad andaluza.

El vuesto no es sólo un sector productivo, sino un fenómeno global al que podemos aproximarnos desde muchos puntos de vista, muy prometedores.

En primer lugar, como uno de los capítulos más interesantes del proceso de renovación que está acometiendo esta Comunidad, y al que sinceramente deseo toda clase de éxitos, ya que cada uno de esos éxitos lo será, por supuesto, de los andaluces, pero también de todos los españoles.

Además, por el peso que tiene este sector industrial en el conjunto de la economía regional, tanto por su capacidad de generar empleo, como por el valor añadido que de manera creciente otorga a los productos de la tierra.

Y, finalmente por el carácter que buena parte de las agroindustrias andaluzas están teniendo como motor económico de las áreas rurales, en las que tantas de ellas se establecen, ocupando a decenas de miles de personas y ayudando a fijar población en territorinos no urbanos.

La industria agroalimentaria en general se desenvuelve actualmente en un marco de profundas transformaciones, definidas por los cambios de la Política Agrícola Común, la entrada en vigor del Mercado Único y de la Unión Económica y Monetaria, los compromisos suscritos en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC), y los Acuerdos preferenciales de la Unión Europea con los países terceros, que tienden a la progresiva liberalización del mercado.

Como bien sabéis estos cambios afectan no sólo al marco normativo o a los mercados nacionales e internacionales, sino, sobre todo, a la propia concepción del papel que desempeña el sector agroindustrial en el conjunto de la economía y de la s ociedad.

En este contexto es obligada la búsqueda de mayores niveles de competitividad y productividad que permitan impulsar el entramado socioeconómico que la actividad agroalimentaria genera en Andalucía. Siempre salvaguardando los equilibrios y precauciones que hoy demanda la protección al Medio Ambiente, la seguridad alimentaria y la progresiva y obligada apertura de Mercados.

Debemos felicitanos de que su respuesta a estos requerimientos haya sido pronta y clara. El sector agroalimentario ha registrado grandes avances tecnológicos en los últimos diez años, gracias a un proceso de innovación reforzado por las inversiones realizadas por los empresarios agroindustriales.

Por otra parte, Andalucía ha realizado un importante avance en la identificación de la calidad y en el aumento del prestigio de sus productos, como elemento esencial para competir adecuadamente y satisfacer al consumidor. De siete Denominaciones de Origen que existían a principios de los noventa, se ha pasado a las diecinueve en la actualidad.

Además, la Producción Integrada, como sistema de alta calidad, que conjuga calidad y respeto por el medio ambiente, alcanza ya en Andalucía niveles relevantes, fundamentalmente en los sectores de la fresa y el arroz.

En un mercado internacionalizado y tendente hacia la homogeneización, será sin duda la calidad y la seguridad alimentaria las que marquen las diferencias entre productos, de cara a un consumidor cada vez más exigente.

En la actualidad su incidencia es definitiva en la competitividad de todas las empresas en general, y de las agroalimentarias en particular. La introducción de este concepto, tanto en lo que se refiere a la calidad del producto, como del proceso productivo y de los servicios ofertados constituye una herramienta estratégica fundamental para asegurar una comercialización eficaz de los productos.

Conseguir este objetivo es tarea conjunta de las Administraciones, a través de sus actuaciones de control de calidad, y de las empresas y sus mecanismos propios de autocontrol. Pero además el concierto y cooperación en esta área es fundamental para garantizar los derechos de los consumidores, el sostenimiento y crecimiento de la agroindustria y el desarrollo del medio rural.

Como vemos las exigencias del proceso productivo facilitan la comercialización de una serie de productos que en el caso de Andalucía tienen una fama bien cimentada y un renombre en muchos casos universal.

Todos ellos confluyen en nuestros días en un concepto que hoy circula con fortuna en los ambientes especializados y en la mentalidad de los clientes y consumidores.

Me refiero a la dieta mediterránea, que, al margen de sus bondades culinarias, reconocidas mundialmente, es importante como aportación a una vida saludable, y particularmente, en el caso andaluz, lo es como expresión de una cultura milenaria, que conjuga una tradición ya consolidada con importantes posibilidades de futuro.

Todos estos aspectos (y algún otro que me gustaría recalcar, como el valor ecológico de una agricultura respetuosa con el medio por necesidad y convicción) son los ejes por los que circula y crece el esfuerzo y la dedicación que todos ustedes vierten su tarea, demostrando ser ejemplo y garantía de una evolución muy positiva que contribuye en tan alto grado al bienestar y la prosperidad de nuestra querida Andalucía, que tanto lo merece.

Enhorabuena, y muchas gracias




Jaén, 15 de abril

Mi visita a esta Ciudad de Jaén, capital del antiguo Santo Reino, supone para mí un especial y gratísimo reencuentro con estas tierras, sus hermosos parajes cubiertos de olivos, y los escenarios de grandes acontecimientos de la Historia de España a través de los tiempos.

En este primer contacto con vosotros os saludo con el mayor afecto, y quiero sentirme copartícipe de vuestros problemas e inquietudes, así como desearos un futuro espléndido, que merecen vuestras virtudes específicas y el legado de vuestros antepasados.

Jaén, y con ella toda su provincia, ha dado su generosa contribución al resto de Andalucía y a toda la nación, y bien merece la ayuda de todos en un contexto de equilibrio interterritorial. Por mi parte, os adelanto mi apoyo a vuestras legítimas aspiraciones y al esfuerzo que estáis realizando para desarrollar sus energías más positivas.

Tal y como vengo haciendo en todas las capitales de provincia en el transcurso de esta visita a Andalucía, voy a reunirme con vuestros portavoces municipales para conocer con detalle los proyectos de renovación del horizonte urbano y humano de esta ciudad, con los que buscáis acompasarla a las exigencias del tiempo presente y al papel que Jaén quiere y debe desempeñar en el conjunto de esta Comunidad.

La revitalización de los barrios a los que concierne el Plan Urban, el conjunto de actividades de formación y empleo que van a beneficiar a sus habitantes, el balance de vuestras estructuras feriales, deportivas y de esparcimiento, la promoción de ofertas culturales y turísticas de calidad, y de los recursos que en mayor grado las favorezcan, son capítulos principales de este espíritu nuevo que os anima, y que os invito a materializar con dedicación y optimismo.

Sé que esta tierra trabaja para proseguir, cada vez con mayor rendimiento y con resultados más positivos, la explotación de sus recursos naturales. Hoy mismo me he reunido con los representantes del Sector del Aceite, de tanto raigambre y peso en vuestra economía; un sector que pone a Jaén, Andalucía y España a la cabeza del Mundo en la producción de aceite de oliva. Creo enormemente importante conocer de cerca un área tan indispensable para vuestro progreso.

Jaén cultiva también con especial interés sus recursos de índole educativa y cultural. Los de sus Facultades y Escuelas Universitarias, las de Formación Profesional, decisivas para un desarrollo equilibrado y sostenido, y las de su relevante patrimonio artístico, que es una de vuestras mayores riquezas, y que os animo a cuidar y actualizar con esmero, en primer lugar para todos los jiennenses, pero también, por supuesto, para cuantos vienen aquí a admirarlo y disfrutarlo.

Al agradeceros vuestra cordial acogida quiero reiteraros mi admiración por esta tierra y expresar a este pueblo de Jaén que siga, como hasta ahora, dejando surcos de ilusión y de esperanzas en el campo abonado de Andalucía y de España abriéndole caminos de paz y prosperidad.

Me llevaré de Jaén, con especial afecto, la impronta positiva de esta tierra hermosa, y el grato recuerdo de todos vosotros.

Muchas gracias a todos




Cádiz, 11 de abril

Muchas gracias, señora Alcaldesa, Corporación Municipal y gaditanos todos, por su cordial acogida, a la que correspondo con todo afecto convencido de su autenticidad, puesto que me agrada decir que no es nueva. Desde 1986 guardo con orgullo la Medalla de Oro de la ciudad con la que me honrasteis ese año, con ocasión de mi incorporación en Cádiz al crucero de instrucción del Juan Sebastián Elcano.

Si es cierto que muchas veces he disfrutado de los atractivos de Cádiz y su Bahía, hoy me trae aquí un motivo especial: el de acercarme a vivirlos por dentro y compartir, aunque sea por unas horas la vida -con sus afanes y desvelos- de sus ciudadanos.

Nacida con una vocación mercantil que ilumina con sus hazañas las más antiguas páginas de nuestra historia, Cádiz renueva en el siglo XVII sus ambiciones comerciales, y cultiva sus secuelas positivas: estrecha relación con América; presencia activa en sus firmas de gentes llegadas de toda España, principalmente del Norte, y también de otras naciones europeas, mentalidad abierta a las innovaciones del tráfico y las ideas; vitalidad y civilidad de ancha carrera y largas miras.

Fue éste el ambiente en que se gestó nuestra primera Constitución, hito fundacional de nuestra moderna historia política, y el que propició su gran impacto más allá de nuestras fronteras, en los países europeos e iberoamericanos que se inspiraron en ella para redactar sus textos fundamentales.

Aquí se acuñó el término "liberal", que pasó a formar parte del vocabulario político universal, y que tanto en su significado específico de amante de la libertad, cómo en el sentido clásico español, que alude a la generosidad de quien lo ostenta, sigue siendo rasgo característica de esta ciudad y de los gaditanos.

Os felicito por ello, y, sobre todo, por saber aplicar este espíritu a las realidades concretas del presente, con la misma resolución y temple de antaño.

Así lo confirman los proyectos e ilusiones que abordáis en la actualidad.

Rehabilitación urbanística; mejora de las infraestructuras; incluyendo proyectos tan emblemáticos como el soterramiento de la vías del ferrocarril o la construcción de un segundo puente, reconversión de antiguos edificios en sedes universitarias o de instituciones y fundaciones culturales; ampliación de las comunicaciones; consolidación de equipamientos esenciales para la prosperidad económica, y atractivos para los inversores, como los del Muelle Comercial y la Zona Franca; realizaciones de interés turístico, como la restauración del patrimonio monumental y el Palacio de Congresos, son otros tantos capítulos del proceso de renovación que deseáis y merecéis.

Sobre todo porque están la servicio de una mejor convivencia y calidad de vida, y porque marcan aquellas prioridades que definen una ciudad moderna y con futuro: Servicios sociales, Fundación Municipal de la Mujer, Deporte Escolar, y protección del patrimonio natural, en el Parque ejemplar de la Bahía de Cádiz.

Vuestra ciudad se manifiesta así como espejo de buen hacer, de proyectos compartidos en busca de resultados eficaces, de diálogo ininterrumpido y mutuamente provechosos con su Área Metropolitana, la Mancomunidad de Municipios de la Bahía, y la provincia gaditana.

Os animo a continuar por este camino y a cumplirlo con el éxito que es fruto de la constancia y el esfuerzo colectivo

Y aunque sabéis que ya lo teníais, os reitero con mucho gusto mi inequívoco apoyo en esta andadura




Cádiz, 11 de abril

Reunirme con los jóvenes es siempre para mí un grata oportunidad de conectar con la vitalidad y la espontaneidad, dejar a un lado la solemnidad, y disfrutar de un diálogo en el que todos debemos participar y podemos aprender. A lo largo de la cena lo podremos hacer y después también.

Pero antes dejadme señalar brevemente algunos puntos que nos sirvan para acotar y aprovechar este tiempo de charla para el que hoy nos congregamos. Os hablo a vosotros que estáis aquí esta noche pero también a toda la juventud andaluza que momentáneamente representáis.

Todo el mundo quiere ser joven. Los jóvenes estáis en todas partes, en la calle, en los medios de comunicación, en la mente y los labios de los educadores, los sociólogos y los políticos, se os critica, se os alaba...

Pero ser joven de verdad no consiste sólo en divertirse mucho y hacer mucho ruido como a veces se dice, sino en algo que llena, que nos marca y, que bien aprovechado sirve de abono para toda nuestra vida. Es una etapa plena de energía que pasa –como todas- y a la que nos agarramos con resistencia a abandonarla. Pero como el elixir de la eterna juventud no se ha inventado todavía (gracias a Dios) pues intentamos transformar esa juventud física que tiende a abandonarnos en otra juventud mental. Queremos mantener la agilidad intelectual y la frescura en nuestro espíritu joven.

Está claro, por tanto, que lo que no hagamos de jóvenes será difícil de acometer ya en épocas más maduras. La vitalidad, espíritu de lucha y superación, el coraje, nos llevan a querer hacer cosas, a ser alguien, a merecer justos reconocimientos y a lograr ser tenidos en cuenta tal y como somos, con nuestras características, preocupaciones, ilusiones y expectativas específicas. Nos debe llevar a echar los cimientos que nos aseguren un sólido futuro.

Esto es lo que me parece que pretende también la nueva generación de andaluces, que vosotros representáis. Pero esto no se improvisa. Hay que situarse en el escenario y decir algo con sustancia que atraiga y que quede en las vidas de esta Comunidad que tanto queréis y a la que os debéis.

Pues bien, vamos a decirlo.

En el escenario de vuestra formación; para la que contáis con medios y oportunidades mayores que los de vuestros padres, y donde tenéis que forjar una vocación, un proyecto de vida, no sólo vuestro, sino para toda la sociedad.

En el ejercicio de vuestra profesión, estamos en un mundo muy competitivo. Díganlo los deportistas, pero también los empresarios, y los que luchan por encontrar un empleo o mantenerlo. Sea cualquiera la labor que realicéis, todas son importantes, con todas se construye una Andalucía y una España mejor.

Y finalmente decirlo también, en vuestra actividad social. Porque recordar que la mayoría habéis nacido y vivido en democracia. Pero la libertad no se regala ni se disfruta gratis, sino que se vive y se mejora trabajándola. Y por tanto el respeto, la convivencia, la civilidad, los derechos que no son tales sin la contrapartida de sus respectivos deberes; y sobre todo, la imaginación para transformar la sociedad y hacerla más vivible. Son las herramientas para la lograr el futuro que deseáis, merecéis y todos necesitamos.

En alguna medida sé que hablo a entendidos. Puesto que el ochenta por ciento de los miembros de las ONGs que hoy funcionan en Andalucía tienen menos de treinta años.

He ahí una buena escuela para vosotros y un gran ejemplo para los demás.

No quería que esto os resultara demasiado serio. Quizás lo ha sido, pero para echarle alegría los andaluces sois los maestros, así que a ello.




Málaga, 10 de abril

Vengo a Málaga a conocer más a fondo vuestra realidad y vuestros proyectos. Hace seis años, con motivo de la Semana Santa, visité esta bellísima ciudad y pude darme cuenta del cariño e ilusión que los malagueños ponen en sus tradiciones y en los proyectos que van a ir conformando el futuro de esta dinámica zona de España.

La importancia de Málaga como ciudad de más de medio millón de habitantes debe ser conocida y valorada. De ahí la atención e importancia que merecen los proyectos que Málaga tiene y que atentamente he escuchado enumerar a su Alcalde.

La presencia de sucesiva civilizaciones y culturas en esta tierra le permite tener una apertura de espíritu y capacidad de asimilación para afrontar con acierto los interesantes retos del futuro; plena integración social, dedicación competitiva para la Universidad y la formación profesional, capacidad para crear y dirigir proyectos empresariales, sin olvidar una respuesta acertada y solidaria a la inmigración y hacia el desarrollo de países cercanos en la distancia y lejanos en la riqueza.

Veo que Málaga lidera un espacio urbano de gran dinamismo en el Arco Mediterráneo Español y animo a sus dirigentes políticos, sociales y económicos a que sepan encauzarlo y potenciarlo adecuadamente para que sea una fuente de creación de riqueza, de puestos de trabajo y de solidaridad social.

Os animo a que recorráis el camino de la dinamización cultural como gran oferta de servicios para los malagueños y como atractivo para los turistas que aquí vienen atraídos por vuestro clima, vuestro paisaje y la hospitalidad proverbial de vuestra gente.

Os animo, asimismo, a que mantengáis y cuidéis el nivel medioambiental de este lugar privilegiado del planeta como medio de garantizaros un desarrollo sostenido y sostenible y porque hoy una ciudad moderna no puede ser jamás insensible a los problemas medioambientales.

Y particularmente me interesan vuestros proyectos como ciudad abierta al litoral y sé –por mi pasión de marino- todo lo que ello pueda suponer.

Como sabéis, para que España suene fuerte en Europa y en el mundo es muy necesario incrementar nuestro esfuerzo inversor en investigación y desarrollo. Por ello, aplaudo cuantas iniciativas se impulsen, desde Málaga, en esa dirección con el concurso de la Universidad y del Parque Tecnológico de Andalucía, que imponen un gran potencial y acicate para asegurar importantes avances en este terreno.

Además, en Málaga se están construyendo o planificando importantes proyectos de renovación urbana que me alegra conocer, espero que la colaboración institucional, siempre necesaria en un estado moderno, los haga posible.

La Corona siempre estará atenta a las aspiraciones de cualquier parte del territorial de nuestra querida España- Por eso me he acercado en estos días al sur del Sur, a la tradicional y al tiempo moderna Andalucía de hoy; a este enclave de iniciativa y de proyección ambiciosa que es vuestra ciudad de Málaga, a cuya tradición de ciudad noble, hospitalaria, benéfica, denodada, leal, solidaria y defensora siempre de la libertad, quiero rendir con estas palabras homenaje.

No quiero terminar mis palabras sin expresaros mi agradecimiento muy sincero por la cariñosa y espontánea acogida con que me habéis distinguido, y a la que respondo con todo mi afecto.

Muchas gracias




Granada, 9 de abril

Hablar de cultura en Andalucía parece una redundancia, Fenicia y griega, cartaginesa, romana y musulmana, española y europea, esta tierra despliega un elenco incomparable del genio y el ingenio humano, y ha sabido hacer suyas, y enriquecer con su sello peculiar, las luce de cada civilización que ha recibido, haciéndolas aún más admirables.

Hoy asistimos a un nuevo tramo de esta larga historia, que nos pide convertir este repertorio deslumbrante en un factor de crecimiento, un elemento de cohesión y uno de los pilares de nuestra calidad de vida.

Pues la cultura y el progreso económico y social deben ir íntimamente unidos. Es cierto que cualquier iniciativa cultural debe tener como primer objetivo ofrecer a los ciudadanos una oportunidad para el crecimiento intelectual, una opción para hacer fecundo el tiempo de ocio, un capítulo al que las sociedades desarrolladas otorgan cada vez mayor protagonismo. Ahora bien, también es cierto que España en general y Andalucía en particular tienen en su cultura, en su patrimonio histórico y artístico un motor de desarrollo, una fuente de riqueza que en ningún caso debe ser menospreciada.

Durante las últimas décadas, Andalucía ha realizado un gran esfuerzo para ponerse al día en un campo en el que se partía de enormes desequilibrios y contrastes, que dificultaban el devenir de una vida cultural accesible a todos los ciudadanos. Me consta que muchos de los recursos disponibles se han destinado a que cada andaluz tenga la posibilidad real de participar en las actividades culturales de la comunidad.

La vertiente social de la cultura, prioritaria e indispensable en la actualidad, se ría incompleta si no se prestase atención a los aspectos más directamente vinculados al proceso de creación y expresión cultural.

Y es que la cultura no es un producto acabado que s de distribuye, sino que se renueva constantemente, en los ámbitos más excelsos y también en los más humildes. Bien los sabéis los andaluces, que contáis entre vuestros artistas, aun los más grandes, a quienes beben en el venero inagotable del acervo popular, a veces actualizándolo, siempre sublimándolo.

La renovación de la cultura necesita, por tanto, creadores y cultivadores. Pero esto no se improvisa. Supone espacios de libertad, en los que la creación pueda naturalmente producirse; un tiempo de formación; redes y apoyos que las susciten y mantengan, e igualdad de oportunidades para acceder e insertarse en ellas.

Para cuantos tienen responsabilidades hacia el conjunto de la sociedad por su capacidad, prestigio intelectual o representación ciudadana, no hay tarea más gratificante que la de descubrir el talento y la capacidad creadora y hacerlos posibles, engrandeciendo a la comunidad en que aparecen.

Pero compromiso con la grandeza de Andalucía son también aquellas actividades, más singulares, que enaltecen su nombre incluso más allá de nuestras fronteras. La exposición sobre El esplendor de los Omeyas cordobeses, que sirvió para que muchos tuvieran la oportunidad de conocer una maravilla como Medina Azahara, los actos que han conmemorado aquí en Granada el IV Centenario de Alonso Cano, la próxima inauguración del Museo Picasso en Málaga, el Pacto Andaluza por el Libro, son otros tantos ejemplos de la labor que se está llevando a cabo en este campo, y que merece todo nuestro reconocimiento.

Conservar la excepcional riqueza cultural andaluza, revalorizarla y difundirla es vuestra vocación. Os animo a cumplirla con afán y con gozo, como un estímulo y un ejemplo de diálogo capaces de cimentar el entendimiento y el progreso de todos.




Granada, 9 de abril

Esta es una empresa de calidad y exigencia, un objetivo ambicioso que afortunadamente es hoy accesible a un número creciente de jóvenes. Y ello no solo para obtener un legítimo medio de vida o un reconocimiento social sino, sobre todo, para buscar la excelencia y poder contribuir positivamente al quehacer colectivo.

En esta Comunidad se vive y se siente la renovación, el crecimiento y la consolidación de proyectos y expectativas importantes. Creo que los universitarios andaluces os encontráis bien preparados para asumirlas. Muchas, más bien todas ellas, os esperan para dirigirlas o gestionarlas.

Andalucía y toda España necesita hoy más que nunca profesionales competentes para continuar y ampliar su desarrollo, para dar ese salto cualitativo que desea y merece.

Y necesita, también, líderes intelectuales y sociales para orientar ese cambio con seguridad y confianza, continuando el proceso de renovación de estructuras y métodos, cultivando una comprensión profunda de las demandas sociales., promoviendo una sensibilidad fina y atenta hacia los valores de la igualdad y la justicia.

Este es vuestro porvenir. Hacia el vamos todos juntos con la seguridad de que no vamos a fracasar, de que no vais a defraudar las esperanzas que os confiamos.

Una Universidad como la vuestra, fundada en el momento en que Granada quiere afirmarse plenamente como ciudad europea del Renacimiento, a la sombra del Emperador que vivió aquí uno de los escasos paréntesis de felicidad de su dilatada existencia, parece que nos impone una reflexión ponderada sobre su misión y la parte que en ella os corresponde a quienes cursáis en ella vuestros estudios.

Y esta tarea es especialmente urgente en nuestros días, en los que los modelos de conocimiento y de comportamiento nos llegan de muchas fuentes, a veces confusas y aun contradictorias, conduciéndonos en ocasiones, quizá insensiblemente, a un horizonte de banalización y masificación, contra el que los jóvenes universitarios sentís la necesidad e incluso tenéis la obligación de rebelaros.

Conservar la excepcional riqueza cultural andaluza, revalorizarla y difundirla es vuestra vocación. Os animo a cumplirla con afán y con gozo, como un estímulo y un ejemplo de diálogo capaces de cimentar el entendimiento y el progreso de todos.




Granada, 9 de abril

Muchas gracias, señor alcalde, Ayuntamiento y granadinos todos, por vuestro cordial recibimiento, al que correspondo con el gran afecto que sabéis tengo por vuestra tierra y sus gentes.

He venido a Granada muchas veces, en busca del secreto de esta ciudad original y misteriosa. Recostada en la sierra y con la Vega a sus pies, con la silueta inconfundible de la Alhambra, fundiéndose en el sólido trazado de la capital renacentista y barroca, por cuyas calles y cuestas parece que aún se cruzan abencerrajes y zegríes, San Juan de Dios y Alonso Cano, Mariana Pineda y García Lorca.

Admirable por su pasado, Granada no lo es menos en el presente, que es el de su renovación como urbe y área metropolitana.

Esta Casa Consistorial, símbolo y representación de todos los granadinos, es el lugar más indicado para proclamar y valorar las excelencias del tiempo nuevo y de la decisión y confianza con que acometéis su andadura.

Granada es una de las capitales de Andalucía que tienen mayores posibilidades de desarrollo, no sólo por los planes que las distintas Administraciones están haciendo, y que, sin duda, han de hacer para fortalecerlas; sino también por el potencial que tiene su gente más joven, el peso de su Universidad y de los investigadores que trabajan en ella y el protagonismo de los jóvenes empresarios que con enorme pujanza nos traen la esperanza de mejora de esta tierra.

A sus tradicionales actividades agrarias, administrativas y comerciales, se han añadido desde hace unos años las de tipo industrial, y sobre todo, de carácter turístico, que, gracias a su patrimonio monumental y a la calidad de su oferta cultural, y al atractivo de los deportes de invierno, que atrae cada vez más practicantes de Andalucía, de toda España y de Europa, se consolida como un sector clave de vuestra economía.

Consolidar lo ya alcanzado y ampliar su impacto con nuevas y ambiciosas perspectivas es la tarea en que estáis empeñado, y que exige, para lograrse, una serie de estructuras y equipamientos específicos, por los que sé que os afanáis desde hace tiempo.

Proyectos tan significativos para Granada como el Campus de Ciencias de la Salud, o el desarrollo de nuevas infraestructuras para la ciudad; en los que el impulso local tiene una importancia fundamental, van a ir haciendo de Granada una ciudad preparada para afrontar los retos del porvenir.

Os animo a emprender esta tarea con el sentido social que ha destacado en sus palabras vuestro alcalde, construyendo entre todos un tejido urbano, y sobre todo humano, de convivencia y concordia, y de bienestar y progreso para todos.

Y os invito, finalmente, a prolongar el eco de vuestros afanes por Andalucía y por toda España, transmitiendo y compartiendo los valores que singularmente os distinguen, como ciudad de encuentro entre hombres y culturas, y referente indispensable en la historia y la cultura española.

Desde este salón de Plenos os ofrezco mi apoyo decidido a vuestros anhelos e ilusiones.

Muchas gracias.




Sevilla, 8 de abril de 2002

Me alegro de poder compartir esta cena con todos ustedes, como representantes que son de las empresas y de los trabajadores de esta Andalucía, dinámica, que lucha con fuerza, para alcanzar el peso que le corresponde en la España de hoy.

En estos días, en los que dedico mi trabajo en exclusiva a Andalucía voy a tener la oportunidad, y yo diría que el privilegio, de conocer de primera mano, y muy de cerca, los importantes cambios que han transformado la realidad socioeconómica de Andalucía.

La modernización de las explotaciones agrícolas y de su nivel de productividad; el impulso de una industria agroalimentaria justamente reconocida; la potenciación de una oferta turística, diversificada y de calidad, que sitúa a Andalucía como una marca de prestigio; la vertebración del territorio mediante la dotación de una red de infraestructuras de transportes y comunicaciones; y la creación de espacios de formación, investigación y desarrollo, en coordinación con la actividad universitaria, son algunos de los aspectos que definen a la Andalucía del siglo XXI. Naturalmente nunca se puede decir que sea una obra acabada, es un proceso continuo y esforzado, pero sí se puede decir que los resultados reales y palpables de los que podéis sentiros justamente orgullosos, tienen como trasfondo y extraen su efectividad de tres factores clave, a los que me consta dedican ustedes especialatención.

El primero es el del fomento de un tejido empresarial moderno y competitivo, y la creación de infraestructuras y equipamientos que los consolidan y refuerzan su efectividad, tanto en el área de los Parques y Centros de Empresas e Innovación, como en los aspectos propiamente financieros.

El segundo consiste en una apuesta decidida por la innovación y la aplicación de nuevas tecnologías, que se manifiesta en la promoción de energías renovables, y en particular de la energía solar y eólica, así como en la labor de centros tecnológicos en sectores tan significativos como el aeronáutico en Sevilla y el de la información y comunicación en Málaga, que se complementan en los Parques Tecnológicos que ya funcionan en Málaga y en Sevilla.

Estos síntomas de renovación son como el escaparate de una Andalucía trabajadora, que se esfuerza en cumplir cada día una tarea de gran importancia económica y valor social. Desde las empresas históricas que tanto contribuyen a la excelente imagen exterior de Andalucía o que tienen un puesto relevante, ganado a pulso, en organismos como la Unión Oleícola Internacional, a la industria del mármol, el mueble o la joyería. Sin olvidar los logros de la nueva agricultura en varias provincias de esta Comunidad.

La necesidad de combinar esfuerzos para reforzar sus resultados culmina en un elevado espíritu de concertación y de consenso social, mediante una estrecha colaboración entre empresarios, sindicatos y trabajadores

Criterio éste que es decisivo en el área de la eficiencia, pero sobre todo, y quiero expresamente subrayarlo, por sus beneficiosos efectos sociales. Habéis comprendido muy bien que lo que hace a un país son sus hombres y mujeres, y que las estructuras y estrategias no son más que medios al servicio de un desarrollo propiamente humano, el único y auténtico en el que merece la pena empeñarse.

Este concepto de desarrollo es el que produce la evolución, que vemos con optimismo, de indicadores como el crecimiento de la población o el incremento del nivel de empleo. Signos positivos de un futuro de bienestar hecho entre todos y que a todos alcance.

Quiero felicitarles cordialmente, por su participación activa en el impulso al desarrollo de esta Región.

Y animarles a mantener el espíritu de diálogo y consenso, en torno a la capacidad emprendedora e innovadora que caracteriza a los andaluces y que Andalucía y su futuro necesitan, para liberar todos su potencial de desarrollo, seguir creando riqueza y empleo, y acrecentar, aún más, su protagonismo en el escenario económico de España y de la Unión Europea.

Les reitero, mi satisfacción por compartir con ustedes esta velada, y porque me hagan partícipe de sus proyectos y expectativas.

Muchas gracias. Ustedes tienen la palabra-




Sevilla, 8 de abril de 2002

Todos los adjetivos se quedan cortos en Sevilla; señorial y hospitalaria, airón de Andalucía, espejo de fidelidad eternizado en su escudo de armas, donde cuantos llegan a admirarla se encuentran como en su propia casa.

Desde ésta Salón de Plenos, que es la casa de todos los sevillanos quiero, en primer lugar, agradecer al Alcalde, a la Corporación Municipal, y a sus habitantes sin excepción, su amistosa acogida, y también quiero revivir los momentos inolvidables que he vivido entre vosotros y los recuerdos familiares que aquí me asaltan a cada paso.

Construida con amor y con esmero, relicario de lo mejor de cada siglo que gustosamente se ha demorado en su recinto, Sevilla tiene derecho a seguir ocupando un lugar importante, el que merece, entre las grandes ciudades españolas y europeas.

Así lo demostró en la Exposición Universal, tan recordada este año de su décimo aniversario, y lo sigue aireando cada año en su Semana Santa, que acaba de terminar, y en la Feria, que pronto abre sus puertas; dos citas universales para la admiración y el sentimiento.

Sevilla viva, la de todos los días, crea y recrea incansablemente su imagen gracias al esfuerzo, el afán de superación y el buen trabajo realizado en las últimas décadas, por el pueblo y por sus instituciones.

Ahora Sevilla demuestra ser tierra de trabajo, de buenas iniciativas, de organización. El dinamismo de la Isla de la Cartuja, incluyendo el Parque Científico y Tecnológico, las Universidades y el Parque de Isla Mágica, el despegue del sector turístico, el desarrollo comercial, y los nuevos proyectos industriales y tecnológicos son buena prueba de ello.

Son los sectores emergentes, empresariales, jóvenes emprendedores, profesionales cualificados, quienes deben protagonizar este nuevo avance. Ahora es el momento de usar la energía propia de vuestro carácter, la creatividad, y esa innegable capacidad para combinar el apego por vuestra cultura con el gusto por la modernidad, para conseguir mayores cotas de progreso y de bienestar.

Dentro de unos momentos voy a conocer con mas detalle vuestros proyectos y acercarme también a vuestros problemas, que vuestro Alcalde ha adelantado sucintamente en sus palabras. Sé que os esforzáis en lograrlos y resolverlos con la eficacia y el estilo que soléis, y que Sevilla os pide.

Una palabra a los jóvenes, que deben ser los exponentes de la creciente capacitación y preparación de los sevillanos, al tiempo que se mantienen singularmente amantes de su ciudad. Ellos, si aprovechan bien las enormes oportunidades que hoy se les ofrecen serán más capaces, más fuertes y podrán contribuir a su vez a que su entorno, su Comunidad, alcance mayores cotas de desarrollo. Pero es preciso también que se conviertan en adalides de los valores de la convivencia, cada vez más necesaria en una sociedad crecientemente plural y diversa. Participando activamente en las iniciativas ciudadanas, estimulando la solidaridad de todos sus convecinos, promoviendo, incluso en sus actividades de ocio y diversión, las alternativas más concordes con el espíritu de esta ciudad de la que son protagonistas y responsables.

Sevilla mira al futuro con una estimulante mezcla de realismo y ambición. Hoy voy a tener ocasión de encontrarme con tres sectores que más específicamente representan esta perspectiva: los nuevos proyectos tecnológicos, los medios de comunicación y los agentes económicos y sociales de esta Comunidad. Mucho espero de estos encuentros, tan útiles para conocer y valorar lo mucho y bueno que los sevillanos están emprendiendo para hacer más equilibrada, prospera y grande esta maravillosa ciudad.

Muchas gracias.




Sevilla, 8 de abril de 2002

Quiero comenzar esta intervención, y mi primera visita oficial a Andalucía, enviando un cordial saludo a sus autoridades, a las organizaciones económicas, sociales, culturales y profesionales, y a todos los ciudadanos de esta Comunidad, cuyo proverbial sentido de la hospitalidad constituye una de sus más entrañables y significativas señas de identidad.

Durante los próximos días voy a tener la oportunidad de recorrer cada una de sus capitales y provincias, detenerme en varios de sus pueblos y ciudades, reunirme con amplios sectores de la sociedad civil, conocer de primera mano las aspiraciones e inquietudes de sus habitantes y sumergirme, en fin, en la apasionante realidad de esta tierra esencial de España.

Afortunadamente no es la primera vez que me encuentro en Andalucía. La he visitado numerosas ocasiones, y esto me ha permitido acercarme a su enorme personalidad, desvelar sus grandes atractivos e ir descifrando su esencia y su significado.

Conozco bien, por tanto, lo que representa Andalucía: la singular riqueza de su patrimonio monumental e histórico y la variedad de sus paisajes naturales; su decisiva aportación a la cultura española y europea, aquilatada con una serie de figuras indiscutibles del arte, la literatura o el pensamiento; el profundo arraigo de sus costumbres y tradiciones populares; el ingenio y la creatividad de sus gentes; la pasión por vivir y la facilidad para convivir de esta sociedad, honrosa heredera de las principales civilizaciones antiguas del Mediterráneo.

Este cúmulo de experiencias y sabidurías ha enriquecido el pasado y el presente de Andalucía. Es necesario subrayar, a este respecto, su inestimable contribución a la conformación de España como Estado moderno y a su proyección americana y universal.

Durante el último cuarto de siglo pasado, Andalucía ha sabido elaborar proyectos innovadores que han favorecido la dinamización de su economía y su cohesión social sin perder sus señas de identidad ni su firme voluntad de asumir los compromisos que su peso demográfico, geográfico y económico conllevan en pro del conjunto de los españoles.

Hacia este horizonte debemos dirigir todas las miradas. Nos encontramos aún en el arranque del siglo XXI, en un momento a la vez delicado y excitante, y esta doble dimensión es la que nos tiene que preocupar e interesar de forma prioritaria.

En efecto, vivimos una coyuntura difícil, como han puesto de relieve con enorme dramatismo los sucesos del pasado 11 de septiembre y los efectos del terrorismo a escala internacional, una lacra que aquí conocemos bien, que sufrimos y que todavía nos amenaza.

Nuestra época, sin embargo, nos ofrece también otro perfil muy distinto. Me refiero al que representan los sorprendentes avances científicos y tecnológicos, los continuos y vertiginosos cambios sociales y culturales, los procesos de globalización e integración, que afectan a la economía, a la política e incluso a los hábitos y actividades cotidianas.

Enfrentarse a estos exigentes escenarios nos obliga, en primer lugar, a incrementar los esfuerzos para erradicar la violencia, avanzar por el camino de una democracia de todos y para todos, y asumir el potencial que las nuevas tecnologías ponen a nuestro alcance para conseguir esos mismos objetivos y alumbrar mayores oportunidades de crecimiento y progreso.

Por su posición, Andalucía puede contribuir eficazmente al desarrollo, al diálogo intercultural y la estabilidad de esta zona del poniente mediterráneo.

Ese ha sido uno de sus papeles históricos, como también el de participar en primera línea en el gran proyecto común de España y en su mayor cohesión e integración, tareas que los andaluces y andaluzas, como decía Ortega y Gasset, saben desempeñar con absoluta naturalidad y sin menoscabo de su conciencia de singularidad e identidad.

Estoy convencido de que este viaje va a ser extraordinariamente provechoso. Me va a servir para acercarme a vuestros problemas, necesidades y preocupaciones, para profundizar en el conocimiento de la autonomía y de las instituciones andaluzas, para analizar el estado actual de sus principales proyectos, para apreciar el dinamismo de la sociedad y para valorar ese compromiso que, según dice la estrofa final de vuestro himno, es ante todo con Andalucía, pero también con España y la Humanidad.

Me alegro de tener la oportunidad de compartir durante estos días vuestras expectativas e ilusiones, y os agradezco vuestra efusiva bienvenida, a la que correspondo con especial afecto.




Sevilla, 8 de abril de 2002

Alteza Real:

En varias ocasiones he tenido ya el honor de saludaros en nombre propio y en el de los ciudadanos y ciudadanas de Andalucía y de abriros de par en par, como hacemos también en este solemne acto, las puertas de nuestra Comunidad y el corazón de sus habitantes.

Sabemos, sin embargo, que la visita que iniciáis hoy en Sevilla, punto de partida de este viaje, tiene un carácter excepcional por ser el primero que realizáis de forma oficial como Príncipe de Asturias y Heredero de la Corona.

Sed bienvenido una vez más y deseo que este nuevo encuentro con el pueblo andaluz, con sus instituciones políticas y administrativas, con sus organizaciones sociales y culturales, con los sectores económicos y laborales, con las entidades públicas y privadas, con sus ciudades y con sus gentes, no sólo enriquezca vuestra visión de Andalucía, sino que os sirva además para comprobar la sinceridad de los afectos y de los sentimientos.

Deseamos, en consecuencia, que la visita se desarrolle en un clima permanente de naturalidad y espontaneidad, que la franqueza presida el diálogo con los distintos interlocutores, que el contacto con los ciudadanos surja en los ambientes más cotidianos, que podáis conocer la realidad andaluza en la pluralidad de sus situaciones y en la diversidad de los planteamientos y que la oficialidad, en fin, de este viaje no derive en pura formalidad.

Bien sabéis, Alteza Real, que Andalucía posee un patrimonio histórico singular, un conjunto de lugares y de monumentos emblemáticos que atraen cada año la atención y el interés de millones de ciudadanos de todo el mundo y que una serie de nombres andaluces, con proyección universal, han contribuido con sus aportaciones al acervo cultural e intelectual de la humanidad.

Esta valiosa herencia, cuya contemplación podría haber ensimismado e inmovilizado a los ciudadanos, ha sido por el contrario, junto con la conquista de la autonomía plena -primera gran hazaña de esta nueva sociedad andaluza-, los instrumentos que nos han permitido abordar, desde sólidas raíces, la transformación del presente y la construcción del futuro.

Sin duda, que el principal mérito de la Andalucía actual, de los cambios que se han ido produciendo y que tendréis ocasión de comprobar o de conocer en estos días, hay que apuntarlo sobre todo en el haber de una ciudadanía consciente de sí y de sus posibilidades, de su valía y de su identidad.

Gracias a un trabajo constante e ilusionado y a la eficaz colaboración de las administraciones públicas, de la iniciativa empresarial privada y de las organizaciones sociales, Andalucía ha superado situaciones que parecían endémicas, ha mejorado sustancialmente las condiciones generales de vida, ha sabido aprovechar sus ventajas comparativas y sus oportunidades de progreso, creciendo de forma sostenida y continuada en los últimos años y hemos participado en primera línea en el esfuerzo de cohesión económica y social, tanto de España como del conjunto de la Unión Europea.

Esta valoración en la que he procurado enumerar sólo los aspectos más significativos, en modo alguno pretende disimular los déficits estructurales que aún tiene nuestra Comunidad, ni rebajar tampoco la importancia que la lucha contra el desempleo sigue exigiendo de todos nosotros.

He intentado únicamente subrayar, como se merece, el protagonismo de la sociedad andaluza en la serie de cambios realizados en estos años de autonomía y que nos han situado, en mejores condiciones que nunca, para abordar la compleja realidad de un tiempo y de una época radicalmente nueva.

En efecto, la Andalucía actual aborda en este comienzo de siglo y de milenio los mismos desafíos y debe cumplir las mismas exigencias que las sociedades desarrolladas de su entorno económico y cultural.

Sabemos, en consecuencia, que nos enfrentamos a una revolución científica y tecnológica sin precedentes, al reto de asumir e integrar en nuestro sistema de producción y gestión la innovación y los nuevos conocimientos y al irreversible proceso de globalización de la economía y del mercado, algunos de cuyos efectos y secuelas estamos viendo y comprobando a diario.

Me refiero, Señor, a la inmigración y a la emergencia del hecho multicultural, unos fenómenos cada vez más patentes en nuestros pueblos y ciudades, en un territorio como Andalucía que es punto de contacto entre dos Continentes y entre distintos niveles de desarrollo político, económico y social.

Estoy convencido, sin embargo, de que Andalucía no sólo va a superar también estos nuevos desafíos, sino que va a colaborara además en la construcción de un mundo más equilibrado y más humano./p>

A tal fin, activaremos el potencial que hemos ido acumulando: el esfuerzo educativo de estos años, la flexibilidad y capacidad de adaptación de los andaluces y andaluzas, el creciente dinamismo de la sociedad y su mayor espíritu emprendedor, así como el compromiso de nuestros jóvenes con la noble causa de la justicia y de la solidaridad.

Nuestra vocación histórica como lugar de tolerancia y de encuentro ha de servirnos, en fin, para conseguir que Andalucía, y con Andalucía el conjunto de España, ocupen un lugar preponderante en el universo del siglo XXI y que esta influencia sea un eficaz instrumento para impulsar la convivencia en paz y en libertad, el bienestar y el progreso.