Page 62 - Cadiz1812

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Fernando Olmedo
Historiador
En el gradual perfeccionamiento de la cartografía
gaditana al compás del auge de la ciudad, la cúspide se
alcanza en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando la
Bahía se convierte además en un potente foco de pro-
ducción cartográfica gracias a la actividad de las insti-
tuciones, hidrógrafos e ingenieros de la Real Armada
que aquí concurren. Si las cartas holandesas y france-
sas de Cádiz de los siglos XVII y XVIII denotan ya una
calidad apreciable, las que realiza en la década de 1780
el gaditano Vicente Tofiño, director de la Escuela de
Guardias Marinas, a base de triangulaciones y levan-
tamientos científicos, no tienen rival, y quedan como
modelos fundamentales para toda la cartografía poste-
rior de este área, nacional y extranjera. Aportación a la
que se suma el hecho de que Tofiño y su colaborado-
res culminasen igualmente la completa renovación de
la cartografía de todo el litoral de la Península.
En segundo lugar se señalan las representaciones, más
parciales, que se ciñen a la propia ciudad y sus edifi-
cios, en su mayoría plantas manuscritas de ingenieros
para estudios y proyectos de dispositivos defensivos u
otras iniciativas, como intervenciones urbanísticas o la
construcción de edificios públicos. Planos que se mul-
tiplican, como la misma prosperidad gaditana, en los
años centrales del XVIII, y de nuevo a comienzos del
XIX ante las acuciantes amenazas de conflicto, circuns-
tancias que han hecho posible que la fisonomía urbana
de Cádiz pueda documentarse de manera exhaustiva
en los momentos del sitio francés y la proclamación
de la Constitución… Días cuando también Lord Byron
publicaba –precisamente en marzo de 1812– las prime-
ras estrofas de su
Peregrinación de Childe Harold
cantan-
do este espíritu de libertad:
¡Adiós, bella Cádiz!¡Sí, un
largo adiós! / ¿Quién puede olvidar cuánto han resistido tus
muros? / Cuando todos se cambiaban sólo tú fuiste leal /
La primera en ser libre y la última en claudicar…
Glorias
fugaces que pronto dejaron atrás las esperanzas ilus-
tradas y liberales –Fernando VII restablece el absolutis-
mo, se pierde la mayoría de las colonias americanas, se
instaura una profunda crisis…–, despejando el camino
a la melancolía romántica de una ciudad en declive.
En adelante, más que los manuscritos de proyectos, en
Cádiz hacen fortuna los planos impresos de las guías
de forasteros y las estampas costumbristas y pintores-
cas de los libros y álbumes de viajes.
Plano manuscrito de la
Bahía de Cádiz en 1743
por el ingeniero Joseph
Barnola. Buena muestra de
la abundante cartografía de
carácter científico que se
produce sobre el enclave
gaditano a lo largo del siglo
XVIII, representa con gran
fidelidad y detalle el conjunto
de la Bahía y sus contornos.
Se observan con claridad los
emplazamientos urbanos,
cauces de ríos y caños y la
considerable extensión que
ya habían alcanzado por
entonces los tajos de las salinas
junto al Guadalete y entre
Puerto Real y la Isla de León.
Museo Naval, Madrid.
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] A GU A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D