Page 86 - Cadiz1812

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José M.ª Molina Martínez
Museo El Dique, Puerto Real
E
s Cádiz, a principios del siglo XIX, una
ciudad a la que su estratégica situación
le ha permitido recibir todo tipo de
influencias, que con el paso de los siglos
fueron condicionando el carácter de sus habitantes.
Esta circunstancia y la fuerte inmigración recibida du-
rante el siglo XVIII configuraron en muy poco tiem-
po una población tolerante y permeable, donde una
nueva y dinámica burguesía modificaba los modelos
tradicionales, imponiendo un orden social basado en
el poder económico y no en la sangre o el linaje.
En esta ciudad pequeña y abierta al mundo, cerrada
físicamente por un rotundo cinturón de murallas,
casi aislada por su especial configuración geográfi-
ca y sin los mínimos recursos que permiten la vida,
vivían a principios del siglo XIX algo más de 85.000
almas, todas ellas necesitadas de servicios tan básicos
como beber o asearse. ¿De dónde, entonces, sale el
agua para satisfacer tanta demanda?
Durante los años anteriores al sitio francés, Cádiz
saciaba las necesidades de su numerosa población
importando de las localidades del entorno todos los
productos de consumo diario, entre ellos el agua
potable, que llegaba a la ciudad en barco proceden-
te de El Puerto de Santa María. En esta localidad, y
en concreto desde la fuente de las Galeras, se em-
barcaban a diario con rumbo a Cádiz algo más de
25.000 litros de agua que, una vez cruzada la Bahía, y
situados en su punto de venta, la Puerta de Sevilla, se
pagaba a precio de oro. El agua portuense se comple-
taba con la extraída de pozos y aljibes, unas aguas,
de poca calidad, pero que permitían a la numerosa
población de Cádiz beber, lavar, cocinar y asearse
cada día sin que en ello se le fuera el jornal.
La plaza de San Antonio de Cádiz, en un
grabado de la primera mitad del siglo XIX.
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] A GU A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
)
El abastecimiento de
agua
en Cádiz hacia 1812