tempranamente canalizadas hacia Granada, existentes
en el entorno carbonatado subbético y alpujárride —
Deifontes, Aynadamar en Alfacar…— y del potente
acuífero aluvial de la Vega que garantiza actualmente
el abastecimiento en años muy secos.
Tras desplazar a otros emplazamientos competidores,
la ciudad de Granada se origina y se sustenta, defini-
tivamente, en los conglomerados aportados por los
cursos nevadeneses, es decir las colinas neógenas y
cuaternarias —asiento de la primitiva
Iliberri
— que sir-
ven de interfluvios a los tres ríos de Granada —Genil,
Darro y Beiro— y que estos mismos han contribuido
a modelar antes de confluir en la Vega extendida a su
pie, en contigüidad de ellas, sobre la que se expandió
posteriormente la primitiva ciudad encaramada en las
alturas de San Cristóbal, Albayzín, Alhambra y Mau-
ror (750-980 m). Sin duda era el emplazamiento más
favorable, tanto por razones defensivas como por la
relativa facilidad del aprovisionamiento de aguas y el
control que, desde esta posición de encrucijada, podía
ejercerse sobre las comunicaciones principales.
En definitiva, junto a las colinas que la rodean por
el norte, aparece la Vega constituida por materiales
aluviales recientes, esencialmente detríticos, que
arrancan del Pleistoceno superior, cuando la red de la
Vega alta todavía no estaba jeraquizada y el desagüe
estaba obstaculizado por el tapón diapírico originado
en las inmediaciones de Láchar, lo que posiblemente
determinó el retraso del poblamiento interno de una
Vega semilacustre hasta la ordenación de acequias y
regadíos de los siglos X-XI (acequias del Cadí, Real o
Gorda, Arabuleila, Tarramonta, el Quinto…).
Estos sedimentos, origen de los excelentes suelos fran-
co-arenosos existentes, presentan una suave pendiente
hacia el curso del Genil, lo que por otra parte facilita
el aprovechamiento agrícola. Sobre ellos se sobrepo-
nen los más recientes sedimentos aportados por este
río, que configuran una planicie con un suave desni-
vel entre las cotas de 620 m, a la altura de Granada, y
530 m, en Láchar. Parecida y correlativa estructura,
con marcados interfluvios pero con menor potencia y
niveles de terraza menos acentuados, ofrecen los otros
afluentes en este sector que configuran subsectores o
vegas locales. Todo el trazado del río Genil al cruzar
la Vega de Granada ha sido encauzado artificialmente
desde antiguo con fines agrícolas y, en menor medida,
industriales y de abastecimiento. Por ello, las acequias
alimentaban, entre otros usos, aljibes, jardines y baños
públicos. También se trataba de evitar las inundacio-
nes periódicas que sólo han sido casi definitivamente
controladas tras la regulación en el último medio siglo
tanto en la Vega alta (embalses de Canales, Quéntar,
Cubillas, Colomera) como en la baja (Bermejales).
Sierra
Nevada
Sierra
Arana
Sierra
Elvira
Sierra
Gorda
Sierra
Tejeda
Sierra Almijara
Padul
Granada
Loja
Genil
Río
Cacín
Río
Monachil
Río Genil
Río
Darro
Granada
Sierra
Nevada
100 km
Figura 5.
LA DEPRESIÓN DE GRANADA EN LA ACTUALIDAD
La red hidrográfica se halla mucho más jerarquizada a partir
del gran eje longitudinal del río Genil. Han desaparecido las
antiguas zonas lagunares, salvo el pequeño humedal del Pa-
dul, drenado por el río Dúrcal hacia el Mediterráneo.
NOTA
:
Las figuras 1 y 2 según José Manuel Martín, de la Universidad de Granada. Las
figuras 3 y 4 según José Rodríguez Fernández, del CSIC.
U N PA I S A J E H E CHO E N L A H I S T O R I A [
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)
El solar
de Granada