Página 72 - Granada

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11.
La circulación oculta del agua.
Los sedimentos de la llanura aluvial de la Vega son permeables y poseen la capacidad de almacenar
agua, dando lugar a un potente sistema acuífero. El nivel freático de las aguas subterráneas se encuentra
en conexión directa con el lecho de los ríos, ocasionando, según las circunstancias, una dinámica
hidrogeológica bidireccional: los cauces abastecen al acuífero en sus tramos altos, mientras que son las
aguas subterráneas las que alimentan a los ríos en sus tramos bajos, que mantienen así unos caudales
mínimos imprescindibles. Agua oculta que va y vuelve, sin perderse, para seguir dando vida.
10.
Suelos rojos.
En los terrenos de la orla sedimentaria aluvial aparecen unos suelos rojos conocidos como
Luvisoles. En ellos el agua lavó las arcillas del horizonte superior para acumularlas en otro nivel
más profundo. Su enrojecimiento se debe a la acción hídrica que disuelve y acumula los óxidos de
hierro, dándoles color. Debido a la escasa consolidación de los materiales, resultan muy sensibles
a la erosión, desarrollando barranqueras. Estos suelos se formaron bajo condiciones climáticas
diferentes a las actuales, más húmedas y con estación seca. Al igual que las huellas de los glaciares,
nos indican una rica historia climática en la que no solo hubo episodios fríos, sino también cálidos.
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] A GU A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D