SESIÓN DEL

DECLARACIÓN DEL PRESIDENTE DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA ANTE EL COMIENZO DE LA GUERRA DE IRAK

En las semanas y meses precedentes, la sociedad andaluza, al igual que la española y buena parte de la opinión pública mundial, ha expresado sin ambages su rechazo más inequívoco a la guerra preparada por la Administración Bush contra Irak. El inicio de esta guerra supone una flagrante violación de la legalidad internacional y amenaza con acarrear un coste intolerable en sufrimiento y destrucción de vidas humanas.

Como presidente de la Junta de Andalucía no puedo ni quiero permanecer al margen de esa gran oleada de indignación popular desatada por una guerra injusta que no sólo no va a solucionar ni uno de los problemas que dice pretender atajar sino que, muy probablemente, nos dejará una herencia de mayor odio, muerte y división.

La guerra supone una burla de la legalidad internacional. Los ciudadanos de bien de Andalucía no podemos dar por bueno que con la excusa de derrocar a un dictador se socave el orden jurídico internacional, se desautorice al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se siembre la discordia en las instituciones supranacionales y se desoiga tan clamorosamente el ansia de paz de millones de ciudadanos de Andalucía, España y el mundo.

Los bombardeos hacen que hoy estemos más cerca del horror, de la destrucción y de las injusticias que se dice querer combatir. En el orden internacional, como en el interno, ningún objetivo político puede justificar que se sacrifiquen los principios de legalidad y legitimidad, mucho más si a ello se le une la destrucción masiva de vidas humanas. En modo alguno podemos soslayar o situar en segundo plano el enorme sufrimiento del pueblo iraquí, sojuzgado por un tirano y ahora sometido además a un ataque militar del que la población civil es la primera y principal víctima.

El respaldo a esta guerra injusta y evitable sitúa a nuestro país en una delicadísima posición en el contexto internacional, aislando a España de nuestros principales socios europeos y de la gran mayoría de las naciones hispanoamericanas y del mundo árabe y musulmán con las que hemos mantenido, a lo largo de la historia, unos profundos vínculos de amistad, entendimiento y cooperación.

Como presidente de la Junta de Andalucía, tampoco puedo obviar que el Gobierno español ha involucrado a nuestra comunidad autónoma en el escenario bélico, autorizando, por acción u omisión, un uso abusivo e ilegítimo de las bases de Rota y Morón de la Frontera.

Igualmente, hemos de expresar nuestro más rotundo rechazo a la participación militar española en el conflicto. En este sentido, resulta especialmente ofensivo que el apoyo logístico al ejército de EEUU sea presentado como ayuda humanitaria. No habría habido ayuda más humanitaria que haber ejercido toda la influencia posible para evitar la guerra.

Esta guerra no resolverá las grandes incógnitas y peligros que se ciernen sobre el orden internacional. Más bien al contrario, supone una siembra irresponsable del agravio entre los pueblos, el recelo y el temor entre las culturas y el odio entre los hombres y mujeres de todo el planeta. Los andaluces no queremos esta guerra en la que nos ha metido el Gobierno del Sr. Aznar.

La guerra de Irak coloca al mundo al borde de una crisis cuyas consecuencias sociales, políticas, militares y económicas aún no podemos prever. Pero precisamente en estos momentos de crisis, debemos redoblar nuestras convicciones políticas, cívicas y éticas para alcanzar un orden internacional más justo, equilibrado y pacífico. El caudal de fuerza de millones de ciudadanos que han apostado y apuestan por la paz no puede perderse en el mar de desesperanza al que conduce esta guerra.

No somos ni seremos neutrales ni equidistantes ante los conflictos, pues entre la paz y la guerra, elegimos la paz; entre la legalidad internacional y la barbarie, rechazamos la barbarie; entre el diálogo y la imposición, apostamos por el diálogo.

En medio del profundo dolor que causa el horror de esta contienda animo a toda Andalucía, a sus ciudadanos, organizaciones sociales e instituciones a expresar, de forma pacífica y democrática, nuestra ansia de paz. Entre todos podemos parar la guerra.

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