El Gobierno andaluz ha aprobado un decreto que eleva las exigencias de depuración de aguas residuales en el litoral y en las cuencas hidrográficas intracomunitarias, con el fin de avanzar en el objetivo del vertido cero en Andalucía.
En primer lugar, el Consejo de Gobierno ha acordado otorgar el carácter de zonas sensibles a la desembocadura del río Tinto (Huelva) y a los embalses de Bornos y Arcos (Cádiz), lo que conlleva la previsión de que estos tres enclaves cuenten con sistemas de depuración terciarios y tratamientos contra la contaminación por nitratos y fosfatos.
La calificación de zonas sensibles ya rige desde 1999 para el embalse de los Hurones (Cádiz), el Parque Natural Bahía de Cádiz, el Parque Natural de las Marismas del Odiel (Huelva), el embalse de Beas (Jaén), los embalses del Guadalhorce-Guadalteba (Málaga) y las lagunas litorales de los ríos Aguas y Antas (Almería). Se trata de áreas de aguas superficiales que, manteniendo una escasa renovación, son especialmente vulnerables a fenómenos de contaminación por eutrofización debido a la presencia de nutrientes. Para todas ellas, y de acuerdo con las directivas de la Unión Europea, la normativa autonómica establece el máximo nivel de depuración.
Además de la incorporación de la desembocadura del Tinto y de los embalses de Arcos y los Hurones a la lista de zonas sensibles, el Consejo de Gobierno ha acordado también revisar la calificación de todos los enclaves del litoral andaluz anteriormente catalogados como menos sensibles por no presentar riesgo de eutrofización o de agotamiento de oxígeno por vertidos de aguas residuales. Estas zonas, para las que se sólo se exigía una depuración con tratamiento primario (centrada en los materiales sólidos), pasan ahora a ser consideradas como normales. Ello implicará igualmente elevar los parámetros medioambientales de sus aguas, que deberán ser depuradas con tratamientos secundarios para eliminar hasta el 80% de la carga contaminante.
Las dos medidas adoptadas hoy se orientan a incrementar la calidad ambiental a través de la eliminación de los procesos de eutrofización y de una mayor protección tanto en las aguas de baño en el litoral como en las destinadas a abastecimiento en las cuencas.
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