SESIÓN DEL

Declaración institucional del Consejo de Gobierno con motivo del XXXIV Aniversario del 28-F

Miguel Ángel Vázquez

Andalucía se encuentra ante la celebración del 34º aniversario del referéndum de acceso a la autonomía por la vía del artículo 151 de la Constitución Española. Se impone una reflexión tras el transcurso del tiempo: el mayor activo de Andalucía reside en su pueblo, verdadero motor de la conquista de una autonomía plena.

El 28 de febrero de 1980 afloró la sabiduría de un pueblo que intuyó el alcance de una operación que pretendía consolidar dos velocidades entre las comunidades autóno-mas. Cada nueva generación de andaluces y andaluzas debe ser conocedora del esfuerzo y la energía con que se emplearon  quienes anhelaban una Andalucía en igualdad de condiciones con el resto de territorios que conforman España.

Hoy, como entonces, Andalucía desempeña un papel de equilibrio en el mapa po-lítico español, sometido a tensiones que en cierta medida reproducen las vividas durante la Transición democrática.

Andalucía sabe conciliar su vocación autonómica, su conciencia de pueblo con una identidad propia, con su absoluta integración en el  proyecto común que es España y también Europa. Los hombres y mujeres de esta tierra se confiesan tan andaluces como españoles. Son dos caras de una misma moneda. Sabemos ser nosotros entre todos los españoles. 
 
Como hace 34 años, Andalucía tiene mucha responsabilidad en la estabilidad y en el futuro de España por su condición cuantitativa de comunidad más poblada del país y, en lo cualitativo, como un extenso territorio con peso político en el tablero nacional. 

Cuando los andaluces y las andaluzas se disponen a una nueva celebración del Día de Andalucía la conclusión gana en rotundidad con el paso de los años: la conmemora-ción transciende su condición de una festividad exclusiva de los andaluces porque se distingue como un hito en la historia reciente de España, la que nace al calor de la Constitución de 1978, y consagra la igualdad de cualquier ciudadano viva donde viva.
Vivimos un reto como el de 1980. Si entonces el debate era la necesidad de hacer de España un Estado autonómico, el riesgo viene hoy de aquellos que atacan la viabilidad del Estado autonómico.

Las comunidades autónomas han aportado cohesión territorial y social en la cons-trucción de España como un país descentralizado. Toda administración busca unas finanzas saneadas pero al servicio de todas aquellas políticas públicas que aseguren unas sociedades más justas y equilibradas. En ese sentido, hay que combatir la tentación de destejer y reescribir el Título VIII de la Constitución Española.

La autonomía ha sido y sigue siendo útil. Bien lo saben los andaluces y las andalu-zas porque una Comunidad Autónoma es una hoja de ruta escrita por nosotros mismos, unas instituciones para el autogobierno y un presupuesto propio para decidir en qué gastar los recursos económicos.

En 2007 renovamos nuestro Estatuto de Autonomía, símbolo de la formidable alianza que tejió toda la sociedad andaluza. Hoy, al amparo de este instrumento legal que encarna la conquista de la autonomía, se acometen políticas que justifican el autogobier-no. 

La garantía de la sanidad y la educación públicas, el mantenimiento de la depen-dencia, reivindicar la función social de la vivienda, la transparencia en la labor del Gobier-no como camino más corto para reconciliar a los andaluces con la política y los políticos, el decreto contra la exclusión social y, sobre todo, la apuesta por la creación de empleo son ingredientes de una estrategia propia y distinta. Una acción de gobierno que de-muestra que otra forma de hacer política es posible y lo es gracias a la autonomía.

Un balance de este viaje de tres décadas y media de Andalucía como Comunidad Autónoma debe concluir con la renovación del compromiso y la defensa de derechos que tanto nos costó conquistar.

Una mirada atrás valdrá para despejar dudas y corroborar que la Comunidad Au-tónoma de Andalucía es una voz que empezó a oírse gracias a la gran movilización social del 28-F, y hoy mantiene su vigor y merece seguir siendo escuchada por su contribución al equilibrio y al consenso que vuelve a necesitar España. Nadie duda que Andalucía aportará sentido común para dar continuidad de las mejores décadas de nu
 

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