El aprendiz de pintura: Diego Velázquez

El Archivo Histórico Provincial de Sevilla, con motivo de la celebración del IV Centenario del nombramiento de Diego Velázquez como pintor real por Felipe IV, el 6 de octubre de 1623, centra la actividad el ‘Documento del Mes’ en la figura del pintor, proponiendo un ciclo de tres meses titulado: ‘Velázquez: aprendiz, maestro y pintor real’.
Comenzamos el ciclo con el Documés de Octubre centrándonos en Velázquez como aprendiz. Para ello destacamos el contrato de aprendizaje por el que Juan Rodríguez, padre del pintor, pone a su hijo a aprender el arte de la pintura con Francisco Pacheco por un periodo de 6 años (17-27 de septiembre de 1611). El contrato está conservado en el fondo de Protocolos notariales de Sevilla, signatura 2458P, folios 353rº-354vº.
Velázquez había nacido en Sevilla, en la collación de San Pedro, en cuya iglesia fue bautizado el 9 de junio. Tras la epidemia de peste de ese mismo año la familia se traslada a la colación de San Vicente y más tarde a la de San Lorenzo. Después de unos meses con Francisco de Herrera “el Viejo”, Velázquez con 11 años entra en el taller de Francisco Pacheco, en la calle del Puerco, actual Trajano, como aprendiz. Aunque la carta de aprendizaje está fechada en 1611 en ella se indica que el servicio del aprendiz empezaría desde el 1 de diciembre de 1610. Se interpreta que debido al viaje que realizó Pacheco en la primavera-verano de 1611 por el que estuvo fuera un tiempo, tardaría en legalizar la situación. No obstante, era habitual un acuerdo verbal para iniciar el aprendizaje. El maestro admitía al aprendiz en periodo de prueba, sin comprometerse legalmente hasta haber observado las aptitudes del menor.
Según las ordenanzas que regulaban el sistema gremial, el aprendiz entraba a aprender el oficio en casa del maestro a edades tempranas (de 12 a 14 años), por un periodo de cuatro a seis años. Se formalizaba a través de un contrato notarial o carta de aprendizaje por el que el padre o tutor, en este caso Juan Rodríguez, padre de Diego Velázquez, ponía “a aprender el arte de pintura con vos francisco pacheco maestro de dicho arte”. El maestro se obligaba a hospedar al aprendiz en su casa (en la calle del Puerco, actual calle Trajano, en l a collación de San Miguel), darle comida, bebida, cuidar su salud (siempre que no exceda la enfermedad de de quince días) e incluso a vestirlo.
Como contrapartida el aprendiz debía asimilar conocimientos y también estar dispuesto a trabajar en todo aquello que el maestro le encargase siempre que fuera honesto y posible de realizar. El sistema de aprendizaje era la única posibilidad de adquirir formación. El trabajo se encontraba rigurosamente jerarquizado pero no cerrado y era factible el ascenso dentro del oficio siguiendo los pasos de aprendiz, oficial y maestro.
El joven Velázquez empezaría conociendo las operaciones elementales, como disponer de los materiales, moler pigmentos, fabricar pinceles, etc. para después aprender a dorar, dibujar, nociones de geometría, perspectiva, colorido y empleo de diferentes técnicas pictóricas, copiar del natural, estudiar las pinturas flamencas e italianas de los maestros afincados en Sevilla y finalmente componer o historiar.
En el taller, Velázquez conviviría con otros aprendices, como Alonso Cano, imbuyéndose del ambiente artístico del momento en Sevilla, a través de obras o encarnaduras que realizaría su maestro y otros artistas de la época, como Francisco de Ocampo, Juan Martínez Montañés o Juan de Mesa.
Pacheco decía que el pintor nace, y así debió ser en el caso de Velázquez. Sin embargo, para llegar a ser un bu n maestro hacía falta vivir y trabajar en un determinado contexto, en el caso de Velázquez, la Sevilla del Siglo de Oro (la “Nueva Roma”). Sin estas circunstancias, difícilmente Velázquez hubiera podido alcanzar la categoría de genio.
Documentos
- Anexo documental (4 Mb)